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Hidden : 10/4/2012

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El museo de la memoria

VIGO | De la tumba de Cachamuíña a la de Concepción Arenal

Modernista, racionalista, oriental... La muerte en clave artística

Cuando a mediados del siglo XIX Vigo constató que el antiguo cementerio de Picacho, al borde de la playa de San Francisco, se había quedado pequeño, decidió encargar a Jenaro de la Fuente que diseñase un nuevo camposanto. El resultado se puede contemplar desde hace más de un siglo en Pereiró, a donde la Concejalía de Patrimonio acaba de organizar visitas guiadas para completar el repaso a la historia local del siglo XIX que ya inició con una exposición en el Museo de Castrelos.

La capital histórica y arquitectónica de Vigo se encuentran donde su memoria, en el cementerio de Pereiró. Desde que el arquitecto Jenaro de la Fuente firmó en 1897 el proyecto de la necrópolis para sustituir el saturado cementerio del Picacho, sus 40.000 metros cuadrados se han ido llenando de mausoleos que ligan las grandes sagas de la historia viguesa con lo mejor de la arquitectura local. Consciente de ese valor, la concejalía de Patrimonio ofrece desde ayer un itinerario guiado por el recinto con el que pretende completar la exposición "Vigo, século XIX: o nacemento dunha cidade" que el museo de Castrelos acoge desde hace una semana. "Queremos darle a Pereiró en Vigo el mismo valor que tienen el cementerio de Chacarita en Buenos Aires o el de Père-Lachaise en París", explica el edil de Patrimonio, Eudosio Fernández.

fallecidos de la guerra de cuba que desembarcaron en vigo

La visita dividie en siete partes que ofrecen a los interesados un "recorrido temático" por el camposanto. "Les introducimos en el valor de los cementerios, su importancia durante la Reconquista o la guerra de Cuba y dónde están los principales benefactores de la ciudad", apunta el encargado del programa, Pedro Cordón. Esa perspectiva histórica se enriquece con los mausoleos de José García Barbón, Policarpo Sanz, Jenaro de la Fuente o los pioneros del cine gallego Cesáreo González y José Gil. A pesar de morir en la más absoluta miseria, éste último descansa, en palabras del director del Instituo de Estudios Vigueses, Martín Curty, "en uno de los conjuntos escultóricos más espectaculares del camposanto".

la figura de la muerte asoma tras la tumba de la familia gil

De Pereiró importa la historia que acoge, pero también el arte que aflora en sus paseos. La pieza más representativa la constituye el monumento dedicado a Concepción Arenal, "una de las mejores obras del modernismo gallego", según el doctor en Historia del Arte, José Ramón Iglesias. A pocos metros del conjunto está la capilla proyectada por Jenaro de la Fuente por encargo de José Elduayen o el primer panteón diseñado por el arquitecto parisino Michel Pacewicz. El interés de Pereiró traspasa lo visible y alcanza incluso lo que, para Jaime Garrido, "se quedó en el papel". Este estudioso de la arquitectura viguesa alude en su obra Vigo, la ciudad que se perdió a una inmensa galería de enterramientos con 1.140 nichos y cinco pisos que su autor, Jenaro de la Fuente, nunca llegó a construir. A ella se sumarían los planos de un "monumento funeario o panteón a los soldados repatriados de Ultramar", firmado en 1902 por de la Fuente y que debido a su alto coste no llegó a realizarse.
"El cementerio de Pereiró es uno de los más importantes de Galicia por la calidad de sus panteones y los arquitectos de primera fila que trabajaron en sus mausoleos", explica Martín Curty. De opinión similar es José Ramón Iglesias, quien apunta que "todo el camposanto se puede considerar como una gran obra de arte escultórica-arquitectónica de valor incalculable."

La historia de las ciudades no sólo está en los museos, también en sus cementerios reside gran parte de sus secretos. París, Madrid, Buenos Aires y, por supuesto, Roma, cuentan con camposantos en los que reposan las cenizas de sus vecinos más ilustres. También en Vigo existe un barrio identificado de forma directa con las tumbas y mausoleos que acoge. Se trata de Pereiró, donde durante los dos últimos siglos han recibido sepultura personajes que marcaron el pasado reciente de la ciudad.
El Ayuntamiento de Vigo ha recuperado recientemente el Pazo de Castrelos, parroquia en la que se ubica el cementerio más grande e importante de la urbe, como museo de historia y alrededor de la nueva exposición giran otras actividades paralelas que contribuyen a explicar elnacimiento de la ciudad.
El museólogo vigués Pedro Cordón es el encargado de la peculiar y poco habitual visita. La 'ruta de los muertos' se realiza desde hace una semana y durante hora y media, el guía se encarga de mostrar a los ojos más inexpertos las joyas arquitectónicas y escultóricas que se han levantado en el interior de Pereiró.
"Hemos decidido complementar la exposición con una visita al cementerio porque aquí están los protagonistas más importantes del siglo XIX. A través de las tumbas y mausoleos, contando las historias, no hacemos un poco la idea de lo que ocurrió en Vigo", señala Cordón.

Inaugurado en 1898

A finales del XIX, recuerda nuestro guía, la ciudad tan solo contaba con los camposantos de Picacho y Santiago de Vigo, pero éste último se clausuró debido a las malas condiciones del terreno para albergar las sepulturas de las 350 personas que anualmente fallecían. Fue en 1890 cuando Fernando Arenal, hijo de la escritora ferrolana Concepción Arenal, redactó el proyecto para construir unas nuevas instalaciones. Con un presupuesto de 100.000 pesetas y en una finca de 67.000 metros cuadrados se levantó en 1898 el que ahora es principal camposanto vigués.
"El recorrido está estructurado de forma temática, comenzando por las guerras, desde Cachamuiña a los héroes de Cuba", indica Pedro Cordón. En la entrada destaca el monolito en el que descansan las cenizas de Concepción Arenal, una obra del arquitecto Manuel Gómez Román ejemplo de modernismo y con influencia vienesa.
La tumba de Bernardo González del Valle, 'Cachamuiña', el héroe de la Reconquista de Vigo ocupa también un lugar destacado en el acceso. Los restos mortales del hombre que con su hacha derribó la puerta de A Gamboa e inició la primera sublevación en España contra las tropas napoleónicas en 1809 fueron trasladados desde su Ourense natal hasta Pereiró en 1932.
Junto a 'Cachamuiña' se encuentra otra de las tumbas más célebres. Es el homenaje a las víctimas de la Guerra de Cuba que llegaron a miles al puerto de Vigo. Fernando VII ya le había otorgado a la villa el título de Ciudad Leal y Valerosa, pero años después también se ganó el de Siempre Benéfica por su labor a la hora de atender a los heridos en la batalla.

Pioneros del cine

Los pioneros del cine en Galicia y de su industria auxiliar también forman parte del censo de Pereiró. El conjunto escultórico de Asorey preside el mausoleo de las tres hijas de Sarabia, 'sus tres rosas' que fallecieron en 1919, 1921 y 1924, donde detrás de una figura femenina de mármol blanco surge la muerte tallada en granito.
Un templete neoclásico con bajorelieves de mármol blanco en las fachadas y vidrieras cromáticas en el interior acoge los restos del distribuidor cinematográfico Cesáreo González, descubridor de talentos como Marisol, Joselito o Sara Montiel. A través de Suevia Films, productora de 'Botón de Ancla', dio a conocer en todo el mundo la bandera de Vigo y el monte de A Guía, que aparecían al final de todas las películas.
Empresarios precursores de la conserva, líneas marítimas o astilleros como Curbera, Barreras, Fernández Tapias, Estalisnao Durán o Alonso Santodomingo cuentan con panteones neogóticos, neoclásicos e incluso modernistas. "El viejo puerto continuaba con técnicas de conservación de pescado y la llegada de los denominados fomentadores catalanes desarrollan sus negocios. Fueron sus hijos y nietos los que continúan la labor en el siglo XX. A ellos se debe el crecimiento industrial del puerto y la pesca", explica Cordón.

Benefactores de la ciudad

En la capilla ocupa el lugar más destacado José Elduayen, el "gran político vigués que consiguió que de aquella vieja villa amurallada se convirtiera en una ciudad cosmopolita y moderna". También los restos de sus padres reposan en la iglesia en la que se ofician los funerales.
Benefactores como Policarpo Sanz, García Barbón o Bárcena de Andrés, Conde de Torrecedeira, que aportaron su capital privado de forma desinteresada, constituyen otra de las rutas por Pereiró. "Son nombres propios que vemos siempre en las calles de Vigo y mucha gente no sabe por qué", señala. Son los casos de Velázquez Moreno, Ricarlo Mella, López de Neira, Eduardo Iglesias, Sanjurjo Badía o Ángel de Lema, que contribuyeron al crecimiento cultural y económico.

Arquitectos del siglo XIX como Manuel Gómez Román, Michel Pacewicz y Jenaro de la Fuente o escultores como Julio González Pola fueron los autores de la gran mayoría de las obras. "Estas pequeñas edificaciones les otorgaban una libertad que no podía haber en una avenida, donde tenían que someterse a unas normas y a un estilo. Aquí podemos ver más libertad creativa, con estilos orientales, racional, modernista, les daba mucho juego para experimentar", argumenta Pedro Cordón.
En el cementerio civil, por último, reposan los restos de los ateos y del resto de las religiones. Entre las tumbas de esta sección, más discretas y rodeadas en su mayor parte por lápidas en muy malas condiciones o abandonadas, destacan la de Ricardo Mella, uno de los primeros escritores, intelectuales y activistas libertarios de finales del siglo XIX, y la de Heraclio Botana, dirigente socialista y fundador de UGT en la ciudad.
En las inmediaciones del cementerio se encuentra el primer tanatorio crematorio de vigo, con una estética muy cuidada.