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Sobre el secreto de Aitor Mystery Cache

Hidden : 1/2/2009
Difficulty:
2 out of 5
Terrain:
1.5 out of 5

Size: Size:   small (small)

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Geocache Description:


EL SECRETO DE AITOR = = = = = = = = = =

Como cada mañana en el ultimo medio siglo, Aitor se tomo su desayuno compuesto de un vaso de leche, media docena de sobaos pasiegos, el vasito de vino peleón, de origen y procedencia desconocido y el bocadillo de panceta con pimientos en media barra que con tanto cariño preparaba la señora Asunción en el bar situado a las puertas del cementerio, donde Aitor desempeñaba su trabajo de enterrador.
Aitor miro de nuevo la hora y un repentino retortijón le recordó el fantástico ágape de la noche anterior, media docena latas de sardinillas con limón, un cartón de vino Don Simón y una gaseosa, haciendo que una leve, muy leve, sonrisa se dibujara en su rostro.

Educado bajo una férrea vigilancia, hijo de ferroviario y huérfano de madre desde muy pequeño, fue criado por su abuela materna en un pequeño pueblo al norte de Palencia. Los jesuitas con mano firme hicieron de el un hombre de provecho, sumiso, educado, muy trabajador y peor cristiano.

Después de abonar la consumición y dejar la oportuna propina de cuarenta pesetas,  idéntica propina en la ultima década en su equivalente a euros, busco en el periódico la pagina de necrología pues aun le quedaba tiempo para leer detalladamente el listado de fallecidos en busca de algún conocido; mientras lo hacia, apuraba un chupito de orujo rebosante de grados alcoholicos y completaba con ello tan opíparo desayuno.

Con sus andares cansinos se dirigió al cementerio mientras disfrutaba de frescor mañanero. Recordó con nostalgia su breve y único noviazgo roto por el destino. Fue en Puerto Banus, cuando acepto acompañar a su amigo Popocho a ese mini crucero, en el que conoció a Estela, joven brasileña de veinticinco años, de espectaculares medidas y belleza sin igual. En esa su ultima noche de pasión en alta mar, el destino quiso que un solo golpe de mar rompiera el velero, y caprichosamente la cama donde yacían fuera dividida, justo por la mitad, separando de por vida tan prometedora pareja. Él fue arrojado al mar con violencia y cuando recobro el conocimiento se encontró observado por un centenar de jubilados curiosos embadurnados de lodos en la playa de Villananitos de Lopagan. Sobre Estela, no volvió a saber nada, aunque se cree que fue rescatada por un petrolero panameño y ahora esta recorriendo el mundo felizmente en concurrida y variada compañía. De ambos sucesos Aitor no se ha recuperado aun, pese a las diferentes terapias aplicadas por su único amigo y psicólogo el doctor Lertxundi. 

Tras otra monótona y triste jornada de trabajo, Aitor marcho para su casa, no sin antes pasar por la tienda de ultramarinos del barrio. Allí rodeado de manjares se sentía otro: bacalao en salazón, sardinas secas, morcones, paletillas, costillares, cecinas, chorizos, salchichones, lomos, pancetas, jamones, tocino blanco, adobos y salazones, encurtidos ... todo un mundo de sensaciones que le hacían olvidase un poco de su regular y organizada existencia. Allí hizo acopio al alguna golosina para la cena y compro también un paquete de pilas para el transistor y así poder con ello escuchar Onda Cero, única compañía en las largas noches, pues no permitía que entrase en su casa ningún otro artefacto diabólico, tecnológicamente peligroso, ni teléfono, ni microondas, ni Internet, ni televisión ... artículos malditos en manos del capitalismo según su curiosa teoría económica mundial.

Vivía en el numero treinta y tres de un concurrido edificio de renta antigua del barrio de La Latina, residente de tercera generación, para desgracia del propietario. Cuando llego al portal, saludo al Señor Fulgencio, lector insaciable que inculco a Aitor la afición a la lectura gracias a su valiosísima y sobada colección de novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía en una yá lejana y añorada adolescencia. Una mezcla de olores embadurnaban el ambiente según ascendía por la angosta escalera, comenzando por un olor a humedad, cloaca y putrefacción, pasando por limones fresco del Caribe y terminando por apestante hedor a guano de paloma y murciélago, recocido y asfixiante.

Tras llegar a su descansillo, y después de dar tres vueltas de llave en la desvencijada cerradura, Aitor accedió a su morada. Un calor pesado le golpeo el rostro; sin saber con certeza la temperatura de la vivienda, calculo que habría una decena de grados por encima que en el fresco y apestante portal, así que se despojo de su resudada camisa y se apoltrono en su añorado sofá de escay.

Mientras jugaba con sus dedos en el sofá y sus treinta y nueve botones perfectamente alineados, pensaba en su secreto, su Gran Secreto ... un secreto que nadie conocía y que día a día aumentaba con lenta y cariñosa marcha. Ahora eran ciento treinta y uno, pero pronto, muy pronto aumentaría, de ello estaba seguro. De un ágil salto, se levanto de maltrecho sofá y abriendo un cajón cercano, saco una caja metálica oxidada; allí tenia ahora ante sus ojos su secreto, nuestro secreto.

 

Puedes mirar las respuestas de este puzzle-cache en: Geochecker.com.

Additional Hints (Decrypt)

Yn sbgb fcbvyre gr nlhqneá.

Decryption Key

A|B|C|D|E|F|G|H|I|J|K|L|M
-------------------------
N|O|P|Q|R|S|T|U|V|W|X|Y|Z

(letter above equals below, and vice versa)