EL DESCUBRIMIENTO:
Una agradable mañana de agosto del 2009 nos preparamos para bajar a la Cueva de Mairuelegorreta, que es, según dicen, la escuela donde se han formado las diferentes generaciones de espeleólogos alaveses. Cargados con arneses, cascos y cuerdas nos preparamos para descender a las profundidades de la tierra. Era el comienzo de lo que iba a ser una gran aventura .
Aquella mañana del sábado, nos levantamos a las 8:00 y nos dirigimos hacia la cueva vestidos de minero, dejando la ropa de calle en los coches que nos devolverían al mundo civilizado.
Tan pronto como cumplimos con los ritos tradicionales de “buen viaje por el interior de las cuevas”, nos lanzamos hacia las profundidades de la tierra y comenzamos a descender. Debo decir que a mi nunca se me ha dado bien el recordar nombres, por lo que únicamente puedo comentar, si la memoria no me falla, que en una de las oquedades del pozo de la cascada y casi totalmente enterrada, encontramos una antigua botella, y digo antigua porque su forma y el color oscuro del vidrio nos eran totalmente desconocidas.
Una vez fuera de la cueva y dando gracias a Dios por volver a ver la luz del sol, procedimos a limpiar la botella y quitar un trozo de madera impregnada de cera que hacia las veces de tapón. Comentar que en su interior encontramos un trozo de pergamino con unas inscripciones como las que veis en el gráfico. Dejo para las futuras generaciones la interpretación de lo que el autor quiso esconder.
Quien sabe si tal vez esta “botella pirata” guarde en su interior las pistas para la localización de algún fabuloso tesoro.
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