La población de Alange se localiza en la parte central de Extremadura, a 18 Km de Mérida (capital autonómica). Perteneciente a la provincia de Badajoz, se asienta sobre una de las últimas estribaciones de la Sierra de Peñas Blancas, donde apareció en la ladera de un cerro coronado por un castillo medieval. Su término municipal, está atravesado por cinco ríos que ofrecen sus aguas al embalse (Matachel, Palomillas, Bonhabal, San Juan y Valdemedel), lo cual hace de Alange una localidad privilegiada desde el punto de vista de su enclave natural.
Desde el punto de vista medioambiental, nos ofrece un paisaje inigualable, siempre dominado por la presencia del agua. Igualmente importante es en este término municipal la profusión de restos arqueológicos que nos hacen comprender la importancia de la historia de Alange a lo largo de los tiempos, desde el Paleolítico Inferior, período del que proceden los vestigios más primitivos.
Patrimonio e Historia de Alange
Las prospecciones arqueológicas realizadas indican la presencia humana en estas tierras ya en el Paleolítico Inferior. A partir del Paleolítico Medio hubo un continuo poblamiento en el área. El primer núcleo de población podemos situarlo cronológicamente en la Edad del Bronce, a tenor de los restos de un poblado descubiertos en la ladera sur del Cerro del Castillo, una pequeña población fortificada. La existencia de este poblamiento prerromano se confirma con la aparición de diversos objetos de oro pertenecientes a este periodo.
En la etapa romana, la población de Alange se define y potencia gracias a las bondades de sus aguas medicinales, origen de sus magníficas termas primero y del balneario después. En aquella época, sólo existía el complejo termal con unas instalaciones periféricas a modo de infraestructura residencial para hospedaje, ciertos hallazgos arquitectónicos constatan la existencia de una pequeña necrópolis, donde se depositaba a los fallecidos, y de un pequeño templo.
Bajo el dominio árabe, etapa que se manifiesta en los restos del castillo, Alange desempeñó un relevante papel en la lucha de los rebeldes mozárabes emeritenses contra el poder central de Córdoba, ya que ocupaba un punto de peso obligado en el camino desde esta capital a Badajoz.
El castillo fue tomado por los cristianos en 1.234 y habitado hasta finales del s XV, época en la que se abandona. A comienzos del s. XIV Alange es encomendada a la Orden de Santiago y de manos de esta, se constituye en Encomienda, perteneciendo jurisdiccionalmente a la Provincia de León. El ámbito jerárquico de su castillo comprendía una extensa zona, cuyos diezmos eran entregados al convento de San Marcos de León a través de su administrador en Mérida.
En 1.566 Felipe II concede a la Villa de Alange el Privilegio de Jurisdicción y 20 años después concede estos mismos privilegios a las villas circundantes, lo que significaba su independencia respecto de Alange.
A partir de entonces, Alange pierde su preponderancia histórica, hasta que a fines del XVIII las termas (abandonadas tras la ocupación romana) fueron restauradas y de nuevo puestas en uso.
En 1.819 la Encomienda de Alange pasa a la Orden de Calatrava, a través de un documento expedido por Fernando VII y refrendado por el Papa Pío VII.
Yacimientos arqueológicos
Todo el término municipal de Alange está sembrado de yacimientos arqueológicos, muchos de ellos bajo las aguas del embalse. Algunas de las piezas rescatadas en ellos, se pueden encontrar en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. En la Sierra de Peñas Blancas, en el término municipal de La Zarza, aunque muy cerca de Alange, se puedo visitar La Calderita, un interesante conjunto pictórico formado por una serie de motivos representativos de la pintura rupestre esquemática y situado en un abrigo natural de la falda norte de esta sierra.
Termas romanas
Constituyen el monumento más relevante conocido de Alange. Aunque probablemente su origen es anterior, sabemos que ya existía en la época de Trajano y Adriano, S.III d.de C. Son termas de tipo medicinal, aprovechando las propiedades curativas de las aguas y se encuentran ubicadas en el sector más bajo del pueblo, al pie del Cerro de la Mesilla. En los años 30 fueron declaradas por el gobierno Monumento nacional.
La construcción romana es un edificio rectangular en el que se alojan dos cámaras idénticas circulares, destinadas una para cada sexo, a las que se accede por una inclinada escalera de piedra. En el centro de las cámaras están las piscinas, también circulares. Dichas cámaras se cierran en el techo por dos bóvedas semiesféricos con claraboyas en el centro.
El Ara Votiva es una inscripción en una losa de mármol blanco aparecida entre las minas del antiguo establecimiento termal. Fechada en el siglo III, fue dedicada a Juno Regina por Licinius Serenianus Clarissimus y su mujer en agradecimiento por la salud de su hija Varinia Serena y demuestra la efectividad del tratamiento hidroterápico. Estuvo situada en la fachada principal de la Ermita de San Bartolomé (también conocida como Ermita del Cristo de los Baños), desde comienzos del siglo XVII, y en la actualidad se exhibe en uno de los patios del Balneario.
Después de pasar varios siglos en abandono tras la ocupación romana, y sin la existencia de datos que prueben su utilización por parte de los árabes, la instalación termal se restituye para uso público hacia fines del siglo XVIII, aunque es a comienzos del XIX cuando se inician las reformas y se construye el edificio actual. Por tanto, la construcción de "El Balneario" tiene partes de época romana, partes de 1820 y otras de 1860 aparte de las reformas posteriores.
Actualmente cuenta con una pradera Kneipp para ejercicios y tratamientos al aire libre, zona verde, jardines, paseos y áreas recreativas que constituyen un magnífico complejo termal siempre manteniendo intacta la parte antigua.
El Castillo de la Culebra
Situado en el Cerro al que confiere su nombre, es una estratégica fortaleza levantada por los árabes en el siglo IX, teniendo como primera referencia histórica el año 850, aunque su origen pudo ser anterior.
Su importancia estriba en el punto clave que ocupa para controlar el paso de la Vía de la Plata, además de los movimientos militares, que durante el período musulmán, surgían en la ciudad de Mérida, donde se prodigaban sublevaciones y alzamientos contra la capital, Córdoba.
En años posteriores el Castillo pasaría de manos cristianas a musulmanas en distintas ocasiones, atravesando diversas vicisitudes.
A partir de 1243 el Castillo pasa a pertenecer a la Orden de Santiago por mandato de Fernando III El Santo, estableciéndose una encomienda bajo la misma.
En 1550, debido al mal estado de conservación en que se encontraba el castillo, y a la ausencia de guerras en ese momento, se decidió su abandono definitivo y su sustitución por la Casa de la Encomienda, construida ese mismo año.
Al interior del Castillo se accedía atravesando dos puertas; una primera puerta, y la segunda llamada la Puerta del Sol, pero el elemento más sobresaliente que nos queda del Castillo a lo largo de los años, es la Torre del Homenaje, realizada en ladrillo y mampostería.
La Casa de la Encomienda
Fue vivienda del Comendador y aunque se ha perdido la estructura original de la casa, sigue quedando un gran patio, algunos restos de columnas y capiteles y un escudo. Para su fabricación se utilizó mampostería, debido a la escasez de cantería en esos momentos. Actualmente es de propiedad privada y sólo podemos admirar su exterior.
La Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros
De estilo Gótico-Mudéjar, se comienza a construir en 1.508, finalizándose las obras en 1.550, coincidiendo con el abandono del Castillo, y el traslado a la Casa de la Encomienda. El interior es de una sola nave que se divide en tres tramos. El templo contaba con tres accesos pero, de ellos, sólo se conservan dos, ya que la tercera puerta, quedó tapada al adosarse una vivienda. Uno de estos accesos, la Puerta del Perdón, está a los pies del edificio, en un lateral, y el otro acceso, la Puerta de la Epístola, se abre a la Plaza de España.
La torre actual se levantó en 1.556. Está situada a los pies de la Iglesia, tiene planta cuadrada y posee una escalera de caracol semicircular que sobresale del muro y es por donde se accede al cuerpo de campanas.
La Ermita de San Bartolomé
Contigua al edificio del Balneario, es una interesante obra de construcción sencilla encuadrada en la tipología de arquitectura popular. Los primeros conocimientos sobre esta ermita indican que ya existía en el año 1.490. Probablemente, fue construida sobre los restos de una basílica visigoda, la cual se supone construida, a su vez, sobre los restos de un templo romano.
En el exterior, la construcción está rematada con una espadaña de dos huecos, abiertos para albergar campanas, y otro más que sirve de pedestal para una cruz. En la pequeña cúpula de media naranja, se abre un "ojo de buey" para iluminación interior.
El pórtico sirvió de cementerio provisional hasta la construcción del actual. Hoy el espacio está dedicado a jardín y una pequeña huerta.
La Ermita de San Gregorio
Se encuentra en el extremo noroeste de la Villa, muy cercana a la entrada del pueblo desde la ciudad de Mérida. Su construcción data de finales del siglo XVII y ha sufrido numerosas reparaciones y arreglos. Este edificio fue propiedad privada y llegó a utilizarse como lagar o bodega.
|