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VGG: Batallones Traditional Cache

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TuruTeam: Archivado.

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Hidden : 10/18/2009
Difficulty:
1.5 out of 5
Terrain:
2 out of 5

Size: Size:   regular (regular)

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Geocache Description:


V.G.G. BATALLONES
ID: 58240
 Tipo de señal/Type of Benchmark: Vértice/Vertex
 Estado de conservación/Condition: Dañado/Damaged
ALTITUD/Altitude: 707.200 m
Coordenadas Oficiales/Official Coordinates: 40° 10' 36.44290" - W 3° 42' 47.09550" (ED 50)
Municipio/Municipality: Torrejón de Velasco (Madrid, España)

En este lugar, además del Vértice Geodésico, nos vamos a encontrar con unas buenas vistas hacia los pueblos del sur de Madrid y la comarca toledana de La Sagra, junto a un radar meteorológico, a los importantes yacimientos paleontológicos del Cerro de Batallones y, continuando por el camino, a unas extracciones mineras de sepiolita.

CÓMO LLEGAR

Desde la carretera M-404, en una gran rotonda que da acceso a Valdemoro y a la R4 (PK 32.500), también sale un desvío indicado como "Camino" en las coordenadas N 40° 10.845 - W 003° 42.640. Por ese camino hasta el cache hay unos 750 m., que se pueden hacer sin problemas en coche y llegar hasta el radar meteorológico. Como curiosidad, según vamos por el camino podemos ver a la derecha una fábrica de piensos conocida como "Mal-huele", que brinda "aromas" a los pueblos cercanos (Valdemoro y Torrejón de Velasco).
Si recorréis la zona, podréis observar los diferentes huecos de las excavaciones paleontológicas (cuidado con los niños). Hace años que tienen pensado hacer una especie de parque para explicar los hallazgos, pero la cosa no acaba de concretarse. Es una pena, tratándose de uno de los más importantes del mundo, y además la zona está bastante deteriorada. El cache está cerca del vértice, y justo encima de uno de los yacimientos.

RADAR METEOROLÓGICO

Un radar meteorológico, o radar meteo, es un tipo de radar usado en meteorología para localizar lluvias, calcular sus trayectorias y estimar sus tipo (lluvia, nieve, granizo, etc.). Además, los datos tridimensionales pueden analizarse para extraer la estructura de las tormentas y su potencial de trayectoria y de daño. Finalmente, los ecos de precipitaciones y de atmósfera clara del radar meteo permiten estimar la dirección y velocidad del viento en las zonas bajas de la atmósfera. El "radar meteo" suele usarse junto con detectores de rayos, para ubicar la actividad mayor de una tormenta.
Los radares fijos utilizados para la detección del movimiento climático trabajan desde un punto fijo anclado a la Tierra. Este condicionamiento les obliga a trabajar con ondas de más corto alcance. Ante todo hay que resaltar que el radar lo que hace es un estudio de la morfología interna de los procesos meteorológicos que se suceden en el cielo, es decir, no se limita a retratar un área específica de estudio, sino que, por ejemplo, averigua qué es lo que se esconde tras la formación de una nube. El radar detecta la presencia de gotas de agua y/o partículas de hielo que se encuentran en el aire, emite un impulso de radiación microonda y registra el eco de las radiaciones que se detectan en el retorno al ser reflejadas por dichas gotas de agua o por las briznas de hielo.
Dependiendo de la capacidad y la sensibilidad de la que esté provisto el radar, se puede llegar a controlar y observar no sólo la distancia en la que se sitúa el objeto (agua o hielo) que produce el eco, sino también la dirección o el sentido que sigue, como tal, el fenómeno atmosférico. Cada operación de medición realizada llega reflejada a una pantalla, que dibuja el objeto de estudio. La pantalla, llamada P.P.I. (Plan Position Indicator) suele ser de forma circular y se acopla de tal manera que su centro se hace coincidir con la imagen del propio centro emisor. Cuanto mayor sea el tamaño y la concentración de los objetos que se registran en pantalla, esto es, cuanto mayor sea el volumen de agua o hielo encontradas, mayor intensidad alcanzará el eco del radar. Junto a los satélites meteorológicos, los radares, son fuentes de gran utilidad para realizar labores de predicción meteorológica a corto plazo. Para alcanzar la fiabilidad de las observaciones que proporciona un radar es fundamental conocer con detalle la topografía de la zona o área de estudio. La técnica en la construcción y fabricación de los radares, que desde su creación a mediados del siglo pasado ha evolucionado de forma considerable, todavía necesita depurar posibles errores que pueden desprender la interpretación de ecos que llegan a la pantalla P.P.I. del radar.

YACIMIENTOS PALEONTOLÓGICOS DEL CERRO DE BATALLONES

Breve historia de los descubrimientos

El primero de los yacimientos, Batallones-1, fue hallado en 1991 en el curso de las explotaciones mineras de sepiolita realizadas en el cerro por la empresa TOLSA, S.A. Tras varias campañas iniciales de excavación en los años 1991-1993, el inicio del nuevo plan de explotación por parte de esta empresa en el cerro propició que en el año 2000 se acordara un plan de seguimiento paleontológico. Desde entonces y hasta la actualidad, junto a las excavaciones sistemáticas llevadas a cabo en verano, se han venido desarrollando diversos trabajos de seguimiento, encontrando nuevos yacimientos en el cerro.
El conjunto paleontológico de yacimientos del Mioceno superior descubierto en el Cerro de los Batallones (Torrejón de Velasco, al Sur de Madrid) es único por varios motivos:
1.- Presentan una elevada concentración de fósiles de mamíferos en un estado de conservación excepcional.
2.- En muchos casos estos fósiles aparecen en articulación, habiéndose llegado a encontrar hasta individuos completos en posición de muerte.
3.- Hasta la fecha se han encontrado diez yacimientos en estrecha vecindad (en menos de 10 Ha).
4.- Algunos yacimientos presentan una fauna de carnívoros excepcional, indicando su posible origen como trampa natural, mientras que en otros se encuentran restos de grandes herbívoros.
5.- Aunque las características faunísticas de cada yacimiento son únicas, resulta probable que la formación de todos los yacimientos haya sido el resultado de la actuación de procesos geológicos comunes.
 El mioceno forma parte de la Era Cenozoica y es una subdivisión del periodo Terciario. El mioceno empezó hace unos 25 millones de años y concluyó con el inicio del Plioceno, hace aproximadamente 5 millones de años.

Origen geológico de los yacimientos

El origen de este conjunto paleontológico puede atribuirse, a priori, a la existencia de un sistema de hoyos que actuaron como trampas naturales, en las que quedaban atrapados los numerosos vertebrados que habitaban la zona durante el Vallesiense superior, hace 9-10 millones de años. Estos hoyos se habrían formado por un proceso de "piping", también conocido como "karst en arcillas" o "erosión en túnel", por el cual se produjo una inusual erosión hidráulica en fisuras, que irían agrandándose hasta formar las cavidades que actuaron como trampas de los animales cuyos fósiles encontramos en la actualidad en los yacimientos.

Fauna

El conjunto de yacimientos paleontológicos de Batallones se ha hecho famoso a nivel mundial por sus restos de carnívoros, entre los cuales destacan los "dientes de sable" (Machairodus, del tamaño de un tigre, y Paramachairdous, de la talla de un leopardo). También hay restos de otras dos especies de félidos, una hiena primitiva parecida a una civeta (Protictitherium), un anficiónido (habitualmente conocidos como perro-osos, por su mosaico de características intermedias entre esos dos grupos), un oso (Indarctos), un familiar del panda rojo (Simocyon) y varios mustélidos (Martes, Sabadellictis y Proputorius).

Entre los grandes herbívoros destacan los rinocerontes (con dos especies), el équido Hipparion (que se diferenciaría de los actuales caballos y cebras por la presencia de dedos laterales en sus patas -los actuales sólo presentan un dedo único en cada pata-) y el mastodonte Tetralophodon. Junto a ellos, se han encontrado varios rumiantes, como los mósquidos ("ciervos" almizcleros) Micromeryx e Hispanomeryx, un sivaterino (jirafa de cuello corto y con grandes apéndices craneales) y varias especies indeterminadas de antílopes, así como un ciervo.
Junto a todos estos grandes mamíferos, gracias a las exhaustivas campañas de lavado-tamizado realizadas, también se han encontrado numerosos restos de pequeños mamíferos. Entre los roedores destacan por su abundancia los hámsters, con dos especies (Hispanomys y Rotundomys). También se han encontrado ratones (Progonomys), ardillas terrestres, lirones (Eliomys) y castores (Chalicomys). Los lagomorfos están representados por Prolagus, una pika. Dentro del grupo de los insectívoros se han encontrado erizos (Parasorex y Postpalerinaceus) y musarañas (Miosorex).
También se han encontrado numerosos restos de aves, principalmente rapaces del grupo de los buitres, y una herpetofauna variada. Restos de peces han sido encontrados en algunos yacimientos (Batallones-1 y Batallones-2).

MINAS DE SEPIOLITA

La sepiolita es un mineral perteneciente a los silicatos y cristaliza en sistema rómbico. Este mineral fibroso posee unas características físicas que lo hacen muy adecuado para el labrado de figuras y objetos ornalmentales. Sin embargo, como piedra preciosa tiene un valor relativamente bajo debido a su escasa dureza. La sepiolita es como una esponja rígida cuyo interior está atravesado por una enorme cantidad de tubos y galerías huecos que hacen disminuir al mínimo la densidad del mineral y permiten que, sorprendentemente, flote en el agua.
El color más habitual de la sepiolita es el blanco, aunque también es posible encontrar ejemplares cuya pigmentación muestra tonalidades grisáceas, rosadas, verdosas, amarillentas, azuladas e incluso rojizas.
Debido a su enorme porosidad, característica que reduce en gran medida su densidad, la sepiolita se utiliza habitualmente como absorbente industrial. Así, interviene en la producción de diferentes materiales de construcción entre ellos algunos tipos especiales de morteros o cementos. Por otra parte, al presentar los canales interiores rellenos de aire, actúa como un buen aislante térmico de superficies, aplicación para la que también se ha empleado. Sin embargo, donde ha mostrado tener una utilidad sorprendente es en los trabajos de eliminación de hidrocarburos, entre ellos la limpieza de las manchas de petróleo que cubren la superficie marina tras un derrame de crudo debido a un accidente en la navegación. La sepiolita absorbe el petróleo y lo mantiene en flotación, permitiendo así una retirada más sencilla del mismo. También se usa en las competiciones automovilísticas para absorber derrames de aceite, creando una especie de masa sólida fácilmente retirable con el uso de escobas.
Además de collares, camafeos, sellos y otros objetos decorativos, el uso más extendido de la sepiolita como gema es el de la confección de pipas de espuma de mar. Todavía hoy es una artesanía viva en Turquía, donde existen grandes explotaciones de este mineral. En algunos museos de Viena y de otras ciudades europeas pueden admirarse magníficas colecciones de pipas y boquillas bellamente labradas, algunas de gran barroquismo, que reproducen todo tipo de escenas, figuras y cenefas.
Los principales países productores de sepiolita son Turquía, Grecia, Marruecos, España, Tanzania y Estados Unidos. Una de las zonas más ricas en sepiolita de la Península Ibérica se localiza en la Comunidad de Madrid. La gran acumulación de sepiolita en esta región se debe directamente a los procesos de erosión sufridos por la gran cordillera desde su formación. Los materiales erosionados y transportados por el agua se fueron acumulando en una porción de la cuenca del río Tajo, donde quedaron sometidos a los procesos de compactación. Posteriormente, procesos de percolación e infiltración de aguas carbonatadas dieron origen a la precipitación de grandes cantidades de sepiolita en los estratos formados por arcillas ricas en magnesio.

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