Historia del
Camino en Navarra
Las
peregrinaciones a Santiago de Compostela comenzaron a raíz del
milagroso y oportuno hallazgo del sepulcro del apóstol
Santiago y sus discípulos en Compostela el año 813. La
cristiandad y los reinos cristianos, embarcados en el espíritu
de Cruzada contra los musulmanes, se lanzan en peregrinación a
visitar la tumba del apóstol. Así se crea el Camino jacobeo
-la calle Mayor de Europa- que recibe la influencia cultural y
religiosa de toda Europa, que va haciendo caminos que
confluyen en los dos principales que cruzan el Pirineo por
Roncesvalles y Somport. También en Navarra las rutas fueron
varias en un principio. Aparte de las dos citadas, tuvieron
importancia la de la Barranca, la del Baztán, la de Mauleón a
Roncal y Lumbier, la de la Ribera, la del Valle de Aibar y la
que atravesaba la Valdorba. El rey navarro Sancho III el Mayor
(1004-1035), que ejerció un dominio efectivo sobre los reinos
cristianos hispanos, fue quien fijó el trazado definitivo del
Camino y quien introdujo la influencia cluniacense y el nuevo
arte románico, que se extendió por toda la ruta jacobea, cuyo
esplendor habría de durar hasta el siglo XVI.
Prácticamente
olvidado desde entonces, comienza a renacer con las primeras
asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, primero en
París y luego, en 1962, en Estella, y después por toda Europa.
Su labor se ve reconocida con la declaración del Camino en
1987, por el Consejo de Europa, como "Itinerario Cultural
Europeo". Desde entonces, por razones religiosas, culturales o
turísticas, hacen el camino gentes de todo el
mundo.
El Camino
francés: Roncesvalles-Pamplona
El llamado
Camino francés, fruto de la unión de las vías Turonense, Limosina y
Podense en Ostabat, llegaba a San Juan el Viejo y a San Jean de Pie
de Port, desde donde comenzaba el ascenso al Pirineo, camino de
Orreaga/Roncesvalles, bien por el valle de Luzaide-Valcarlos, bien
por las cumbres pirenaicas, bordeando el Urkulu, con su torre-
trofeo romana, para seguir entre Ortzanzurieta y astobizcar hasta
Lepoeder e Ibañeta.
En
la actualidad, el ramal más transitado es el que hace su
entrada en Navarra por Luzaide/Valcarlos, villa que
debe su nombre castellano a Carlomagno –Valle de Carlos- , en
recuerdo de la célebre batalla de Roncesvalles, mientras que
su denominación euskaldún parece derivar de Luze bidea –camino
largo-, en clara referencia al jacobeo. Su parroquia dedicada
a Santiago y un monumento a los peregrinos –de Jorge Oteiza-
recuerdan su importancia jacobea. Tras el largo y angosto
ascenso del puerto de Luzaide, se llega al alto de Ibañeta,
donde una pequeña ermita y un monumento recuerdan que aquí se
instaló el primitivo monasterio de San Salvador, trasladado
entre 1127 y 1134 a Rocesvalles.
Orreaga/Roncesvalles
se ha
convertido en el más conocido punto de partida del Camino
jacobeo. Es un lugar mítico, donde se respira el ambiente de
peregrinación y sobre todo el que flota el recuerdo de la
épica batalla de Roncesvalles y la tragedia de Roldán y los
doce pares, enterrados, según la tradición, en la capilla
románica del Sacti Spiritus, denominada por ello "Silo de
Carlomagno". Además de la colegiata,
destacan la iglesia gótica de Santiago, el antiguo molino
convertido en Oficina de Turismo, el edificio del antiguo
hospital o Itzandegia, del siglo XI, el monumento con la
mítica lucha de Roldán y Ferragut y el precioso crucero que
marca la salida de Roncesvalles, camino de
Burguete.
Auritz/Burguete
y
Auritzberri/Espinal son dos típicos pueblos-calle, el
primero fundado como burgo de Roncesvalles. En ambos destaca
su cuidado caserío de tejados empinados, dispuesto a los lados
de la carretera. Ésta asciende el puerto de Mezkiritz
hasta una lápida con la imagen de la Virgen de Roncesvalles.
Tanto la carretera, como el Camino –bien señalizado- dejan a
un lado Mezkiritz, para dirigirse hacia
Bizkarreta-Gerendain, donde hubo un hospital de
peregrinos del que sólo queda el recuerdo. La iglesia
parroquial de San Pedro es románica de transición.
La carretera
sigue hasta Erro, dejando a un lado Lintzoain, pequeño
pueblo con interesante iglesia románica tardía, dedicada a San
Saturnino. Erro, situado a media altura, sobre un valle
salpicado por los pequeños pueblos de Esnotz, Orondritz, Loitzu y
Aintzioa, es el punto de partida para ascender al puerto de mismo
nombre. Bajándolo por la carretera, un desvío penetra hasta los
pies del monte Adi, donde se halla Zilbeti, que guarda las
ruinas de un monasterio románico, quizás el de San Zacarías
visitado por San Eulogio de Córdoba en el año 848.
Pasando
por Agorreta, llegamos, tras cruzar el río Arga, regulado
aguas arriba por el embalse de Eugi, a Zubiri, así
denominado por su puente gótico –zubia en euskera-, de
resonancias mágicas por hallarse enterradas en uno de sus
estribos –según la tradición- las reliquias de Santa
Quiteria.
Desde Zubiri, el
Camino transcurre por el fondo del Valle de Esteribar, pasando por
Ilarratz y Eskirotz, hasta el puente gótico de
Larrasoaña. La carretera va al otro lado del Arga hasta
Larrasoaña, pueblo caminero importante de la ruta jacobea, pues
existía un monasterio ya en el siglo XI. Se conserva su iglesia de
San Nicolás, del siglo XIII, reformada en el XVIII, y uno de sus
dos hospitales de peregrinos, que continúa con su función de
albergue. Desde Larrasoaña, Camino y carretera coinciden más o
menos hasta Zabaldika y su iglesia románica. Desde aquí el
Camino, tras pasar por la casa-palacio de Arleta, se dirige hacia
Villava, abandonando el río Arga por el Ultzama, al que atraviesa
por el puente de la Trinidad de Arre, antiguo
hospital de peregrinos, en un bello paraje dominado por la caída
del río a través de grandes rocas. La ermita de la Trinidad
conserva aún un triple ábside románico.