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El bufón Traditional Cache

Hidden : 5/17/2011
Difficulty:
1.5 out of 5
Terrain:
1.5 out of 5

Size: Size:   small (small)

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Geocache Description:

El bufón era el conde don Francés de Zúñiga, pero ni era conde ni Zúñiga, Francesillo fué autor de la llamada Crónica burlesca del emperador Carlos V (1529). Fue el bufón del duque de Béjar y luego cortesano, de ascendencia judía, nacido hacia 1480 en Navaredonda, en las cercanías de Béjar junto a la calzada romana de la plata, lugar habitado por no más de una docena de personas.

En 1517, muertos el rey Fernando y el cardenal Cisneros, el joven Carlos de Habsburgo llegó a España para ser proclamado rey y el 18 de noviembre de 1517 en Valladolid, con lo más selecto de la nobleza castellana, entre la que se contaba el duque de Béjar, Don Francés conoce al emperador estar junto a su señor. Permaneciendo allí hasta las cortes de febrero de 1518, inventando sus personalísimos chascarrillos sobre la cortesanía hueca con la que convive y motejando sin piedad a tan falsos y altos personajes.
Después de las Cortes, el duque y el bufón forman parte de la comitiva que acompaña al joven rey en el viaje de casi dos años, por el oriente de la Península, Aragón y Cataluña. En enero de 1520 fallece Maximiliano de Austria y Carlos es proclamado emperador, regresando a Valladolid para embarcarse con destino a Alemania en mayo, desde La Coruña después de las agitadas Cortes en Santiago.
El 11 de mayo de 1521 los franceses entran en Navarra y llegan a poner cerco a Logroño, en el que hay constancia de la presencia de don Álvaro y su bufón. Hacia el final del verano, ambos regresan al palacio ducal de Béjar para pasar el invierno.
Estando el duque y el bufón en Valladolid estallan las Comunidades sobre el que tan agrios comentarios hace en su obra, vilipendiando duramente a imperiales y comuneros, a pesar que era de natural cobarde (así lo indica él mismo) hubo de verse involucrado en algún enfrentamiento. Parece ser que, al menos, estuvo presente, y de forma activa, en la rendición de Toledo, en febrero de 1522 y en la batalla de Villalar.
El 28 de agosto se encuentra junto a su señor el duque, para recibir al emperador, que llega a Valladolid después de su prolongado viaje a Inglaterra y Alemania. Es el momento de la reconciliación del monarca con su pueblo, también el de la concesión de Carlos Iº a don Francés de facultad para fundar mayorazgo en la persona de su hijo Álvaro, hecho que sucede el 21 de octubre de 1522. En el último trimestre del 1522 entra al servicio del emperador, hecho que le proporcionó la salvaguardia necesaria para escribir la corrosiva Crónica que le daría la gloria de ser autor de una obra única en su género en la literatura universal.
A pesar de ser vasallo del rey, don Francés no dejaba nunca a su gran benefactor, el duque de Béjar, al que siempre seguirá llamando «mi amo» y con el cual volverá al final de su vida.
Solo seis años estuvo al servicio de la Casa Real, pero serán los más fecundos e interesantes de su vida. La mano todopoderosa del emperador le protegerá y le permitirá escribir la crónica que se comenzó a escribir en 1525 y recoge detalles los sucesos de la Corte, lanzaba sus más hirientes, ponzoñosas y ágiles burlas hacia la Corte, que impotente se verá ridiculizada en la boca y la pluma del bufón y que no le perdonará las ofensas cometidas.
En agosto de 1523 el bufón acompaña al emperador en su segundo viaje a Navarra dónde continuaba la guerra contra los franceses, permaneciendo hasta los primeros días del año siguiente, tomando con humor sin par aquel grave conflicto, plasmando en esta Crónica el lado absurdo de los delicados aspectos de la naturaleza humana.
A comienzos de 1524 se ausenta de la Corte durante tres meses, puede que por algún enfado del emperador, pero es el propio monarca quien le llama a su lado, estando en Burgos por el mes de mayo o junio, de allí a Valladolid y a Madrid, donde Carlos V yace enfermo durante los últimos meses del año, tiempo que don Francés aprovecha para casar a su hija Mariana.
El 13 de enero de 1525 el bufón viaja de nuevo a la calzada de Béjar uniéndose a la comitiva que junto a su antiguo señor, el duque de Béjar don Álvaro, llevaba de Tordesillas a Badajoz a la infanta Catalina para sus esponsales con el rey de Portugal. Durante ese viaje, concretamente en Badajoz, es cuando comienza a escribir los primeros capítulos la Crónica, que, enviados a la Corte todavía en Madrid, provocaron el jolgorio y corrieron de mano en mano, con gran éxito que animó don Francés a continuar lo que él pretendía que fuera la crónica del reinado de Carlos V, para ello se retrotraerá hasta 1517 y escribirá lo que le pareció oportuno, a veces no lo más interesante, de lo ocurrido en la Corte. El resultado será la más “parahistórica” y divertida Crónica de cuantas se conservan del siglo XVI. Son dos años en los que llevará consigo los papeles allá donde el destino y la Corte le marcan: Toledo, Badajoz, Sevilla, Granada... aunque también despliega su humor en la amplia correspondencia con Papas, reyes, príncipes, nobles o militares repartidos por toda Europa.
La primera edición de la crónica está terminada en Valladolid en enero de 1527, es divulga en forma de manuscrito por la Corte. Igual que obtuvo el éxito, propició enemistades debido a las ofensas a los que se vieron retratados alcanzando tal malestar que sufrió amenazas y tuvo que retirarse a Béjar para dejar pasar la tormenta.
Superada la crisis, el bufón vuelve a la Corte antes del nacimiento del futuro Felipe II, coincidiendo con la propagación de la peste en Valladolid, que provoca la diáspora de los cortesanos hacia varias localidades de la Tierra de Campos. El duque de Béjar pasó el verano en Burgos en compañía de Don Francés, a donde la familia real llegó desde Palencia en octubre, en enero de 1528 se trasladan a Madrid, lugar donde el bufón terminará de redactar la Crónica, a la que después de su escandalosa divulgación en enero de 1527 había ido prestando progresivamente menos atención.
Estando Carlos I en Toledo, preparando un viaje a Italia, don Francés hizo una broma sobre la lealtad de algunos nobles cercanos al monarca, lo que provocó las iras de éste y la expulsión del palacio del bufón y su separación definitiva del rey y de la Corte. Aquejado por alguna enfermedad, todavía el bufón permanece en Toledo amparado por su antiguo señor y amigo el Duque de Béjar, don Álvaro de Zúñiga. Cuando el rey parte para Italia, el 9 de marzo de 1529, duque y bufón regresan a Béjar. Desde Navarredonda, escribió don Francés su última carta, a la emperatriz Isabel le manifestaba su nostalgia de la Corte y le ofrece castañas y arrope de la tierra bejarana.
Cuando muere el que había sido su amigo durante cerca de treinta años, el duque don Álvaro, tomó posesión de la Villa, Estado, Rentas, Alcázar y Palacios de Béjar su viuda, doña María de Zúñiga y el 19 de octubre de 1531 don Francés alcanzaba su vieja aspiración de ostentar un cargo público, al ser nombrado Alguacil Mayor de Béjar.
Perdido el favor del emperador Carlos V en 1529 y muerto su protector el duque, alguno de los agraviados vio el momento de vengarse, parece que el 2 de febrero de 1532 fue acuchillado por unos desconocidos en una calle de Béjar. Con heridas mortales en la cabeza, brazos, manos y una estocada en el lado izquierdo debajo de las costillas, don Francés fue llevado a su casa. Aquella noche hizo testamento y otorgó mayorazgo en favor de su hijo Álvaro. Esquivó a la muerte algunas semanas, recibiendo la visita de su amigo Perico de Ayala, bufón al servicio del marqués de Villena. Murió antes del 3 de marzo, fecha en la que su mujer ratificó y aprobó la escritura de mayorazgo y de testamento de su marido.
La Crónica ni se imprimió hasta mediados del siglo XIX, circulando hasta entonces 22 manuscritos conocidos, distintas versiones, unas largas y otras cortas. Aunque no iba destinada al gran público lector sino a un círculo más cerrado: al emperador en primera instancia, puesto que a él está dedicada y dirigida y a él fue presentada como entretenimiento durante una convalecencia, pero es el público cortesano en última instancia el receptor de la sátira a la vez que protagonista. Por su destino, la obra no era una obra histórica, de conocimiento o de propaganda de la política carolina, sino un entretenimiento ameno de quien hubiera de leerla, a través de la distorsión de los hechos con chascarrillos y bromas, la burla o la ridiculización de los personajes concretos, nobles y villanos, nacionales y extranjeros, obispos, alcaldes, militares y criados, a mas de uno le colgó su mote inamovible.
La crítica literaria “seria” considera a la “Crónica burlesca del emperador Carlos V” como la obra maestra de la literatura bufonesca en España y uno de los mejores ejemplos europeos, Francisco Márquez Villanueva opina que Don Francés de Zúñiga es, junto con el doctor Villalobos y fray Antonio de Guevara, el trío de autores que llevan a su esplendor, este género literario, que ofrece una crítica intelectual al poder y a la sociedad desde dentro y desde las alturas mismas de la arquitectura social y no desde la marginalidad.
El acceso al caché se puede realizar en coche por la carretera vecinal de Béjar a Aldeacipreste y Montemayor del Río, hasta la zona de las casas de Navaredonda, el aparcamiento no es abundante y la estrechez de la carretera exige atención. Andando por la propia carretera de poco tráfico, se accede a la calleja donde está el caché, una vez en ella no hay peligro para los niños.

Intercambio justo, si no dejas nada no cojas nada.

No dejemos basura en nuestras búsquedas y practiquemos “ Basura No“.
Los datos aquí recogidos se han obtenido de www.wikipedia.com y de los libros “Crónica Burlesca”, José Antonio Sánchez Paso, Universidad de Salamanca 1989, “aproximación a la Historia medieval de Béjar”, María del Carmen Muñoz y Juan Carlos Aguilar, Diputación de Salamanca, 1989 e “Historia de Béjar (1209-1868)”, José Luis Majada Neila, 2001.

Additional Hints (Decrypt)

Ra yn onfr qr yn cnerq.

Decryption Key

A|B|C|D|E|F|G|H|I|J|K|L|M
-------------------------
N|O|P|Q|R|S|T|U|V|W|X|Y|Z

(letter above equals below, and vice versa)