Las Viñas - Los Escoriales - El Centenillo
Andújar
Dificultad: Baja
Punto de partida: Km. 14,5, junto al restaurante Los Pinos, en la zona de Las Viñas de Peñallana donde existe una intersección que conduce, bien al Cabezo o bien a los Escoriales.
Distancia: 48 Km. por carretera asfaltada, si bien, muchos tramos se hacen dificultosos por el mal estado del asfaltado, siendo conveniente realizarlo en todoterreno
Duración: Jornada completa
Este itinerario es el más extenso siendo conveniente realizarlo en todo terreno ya que la pista no se encuentra en muy buenas condiciones.
Este lo conforma la ruta de Las Viñas hasta El poblado de El Centenillo, son 50 Kilómetros aproximadamente desde el cruce de Los Pinos, por lo que como punto de partida tomaremos el restaurante Los Pinos, en el Km. 14,5 aproximadamente, donde surge una carretera a la derecha que en un primer momento se sucede una masa forestal de pinares entremezclados con encinas, alcornoques y quejigos hasta alcanzar la indicación: Central Eléctrica – Los Escoriales, antigua zona minera de, pudiendo acceder, tomando la pista que surge desde este punto a la Central Eléctrica del Jándula o al pantano de La Lancha, en el embalse del Jándula.
Este itinerario, tanto hasta el Centenillo como hasta La Lancha se va introduciendo en lo más profundo de la sierra, pudiendo contemplar parajes de un gran encanto.
Continuando carretera principal hacia el Centenillo, aún nos restan unos 42 Kilómetros aproximadamente de paisajes maravillosos, entre ellos el barranco del río Rumblar a nuestra derecha y a la izquierda se observa el Santuario de la Virgen de la Cabeza.
Algo más adelante alcanzamos la dehesa de Los Alarcones y Pedro Vagal, donde podremos ver ganado de lidia durante un largo trecho de camino, mostrando su presencia entre el paisaje adehesado de pequeños valles cubiertos de jaras, encinas y alcornoques, todo ello entre vallas de protección.
Siguiendo la carretera entramos en el cerro de Selladores, utilizado como recurso maderero y del que se extrae igualmente corcho, así como para la caza, siendo propiedad del IARA. Tras superar este lugar alcanzaremos el barranco de los Esparragones comenzando a ascender camino del antiguo poblado minero de El Centenillo, actualmente un poblado residencial de temporada, y en el que se puede constatar aún su pasado, con muestras de arqueología minera desperdigada por su entorno. La rehabilitación de antiguas casas de mineros es actividad cotidiana de esta localidad donde, su paz cotidiana se entremezcla con el pasear de foráneos que acuden para pasar unos días de sosiego y tranquilidad en este entorno.
En este lugar, el alquiler de viviendas se hace difícil y varios restaurantes harán las delicias del más suculento de los paladares, como Bar La Entrada, Bar Nuevo y La Tasca, que dispone de horno.
La Iglesia del poblado está dedicada a la Inmaculada. Sus calles nos invitan a pasear y contemplar el paisaje.
La búsqueda de Níscalos es una actividad de ocio entre sus habitantes, encontrando gran abundancia entre los pinares de repoblación y el encinar autóctono.
Desde el Centenillo podemos acceder al embalse del río Grande tomando la pista que surge a nuestra izquierda a la salida de esta localidad y dirección a La Carolina. Esta pista está cerrada al tránsito de vehículos aunque los fines de semana permanece abierta y desde ella se podrá observar la fauna que acude a este lugar a refrescarse. Son unos 8 kilómetros que trascurren encajonados entre la Loma del Peñón del Toro, a la izquierda, y el Cerro del Puntal, a la derecha.
Tras abandonar El Centenillo, cuya vegetación de pinos y eucaliptos contrasta con la autóctona de encinas, alcornoques, quejigos, lentiscos, etc., comenzaremos a descender bruscamente durante unos cinco kilómetros, hasta alcanzar el puente sobre el río Grande, popularmente llamado La Pasada de El Castaño, río que alimenta la presa de El Rumblar y donde se podrá observar la vegetación de ribera compuesta por fresnos, álamos y adelfas.
Seguidamente comenzaremos a ascender durante tres kilómetros hasta la población de El Jaral, que hace mención a su nombre por cuanto se puede observar una formación típica de esta sierra: la jara pringosa, consistente en una formación arbustiva de zonas de degradación. A pesar de ello, en época de floración, sus pétalos forman un manto blanco que cubre todo lo que le rodea. Igualmente, las afloraciones de hiervas silvestres como el Cantueso, de flores olorosas y moradas y la Mejorana, de flores en espiga utilizadas como esencia y medicinal, abundan igualmente en este paraje.
Desde este lugar se accedía a una de las antiguas explotaciones mineras de plomo, la de Los Guindos.
Varias Dehesas, como la de Iniestares, se sucederán durante algunos kilómetros.
Continuando el trayecto, a los tres kilómetros atravesamos el puente el Castellar, cuyo río Renegadero igualmente abastece el embalse de El Rumblar. Pasado un kilómetro desde este punto, otro puente cruza la carretera, es el puente La Campana siendo el río el mismo que el anterior. Comenzaremos a ascender para observar el cambio de paisaje de formas suaves y alomadas, comenzando a desaparecer la vegetación hasta que poco antes de alcanzar La Carolina, las afloraciones de pizarras, el paisaje suave y alomado desprovisto de vegetación y el predominio de pastos de invierno y primavera contrasta fuertemente con lo profundo de la sierra.
Tras alcanzar la localidad de La Carolina sólo nos resta tomar la N- IV, Bailén- Madrid, hasta nuestro punto de partida en Andújar.