Ante el otoño, las tardes se acortan, las temperaturas refrescan con las llegadas y las salidas de la noche, las hojas adquieren tonos pardo-rojizos, y los frutos de la naturaleza, si no se han recogido ya, están a punto de recogerse (setas, nueces, avellanas…). Y también llega la soledad ya que los pueblos vuelven a tener sus habitantes reales (al menos los días de diario).
Pero no es todo tristeza. Cuando llegan las primeras lluvias del otoño, se inaugura la época de celo del ciervo (Cervus alaphus). Los machos se vuelven más territoriales y comienzan a emitir unos berridos característicos que se conocen con el nombre de la berrea. Este bramido (sonido gutural y ronco, además de profundo y largo) tiene como intención anunciar su presencia a las hembras y disuadir al resto de los machos del entorno de que no se acerquen a su territorio. Pueden darse verdaderas luchas por la primacía, que rara vez son cruentas, salvo que se enreden con las aparatosas astas que los ejemplares adultos portan orgullosamente. Los machos dominantes, además de mantener un territorio atractivo por la abundancia de agua y pastos, conseguirán reunir un harén de hembras para el apareamiento. Estas, tras un periodo de gestación, de unos 235 días, parirán una sola cría, que permanecerá con la madre durante un año y si es hembra durante otro año más. Y pasado este periodo de celo los machos volverán a vivir en solitario y las hembras junto con algunos machos jóvenes formaran manadas que convivirían hasta el otoño siguiente.
Este tiempo de harenes, de lucha y vislumbre de cornamenta y duelos al amanecer y en el ocaso, lo podrás disfrutar en la Montaña Palentina. Aquí, entre los claros y las espesuras que tapizan las faldas de los altos palentinos, escucharéis los cantos de amor (y también de desesperación) que retumban por todos los rincones a modo de canto de sirena. Y si sabéis guardar silencio y mantener la paciencia, también podréis observar el ajetreo propio de este rito.
A este espectáculo anual cada vez se acercan más curiosos, por eso, para evitar daños se requiere cada vez de más permisos y autorizaciones, que las empresas de Turismo Activo de la Zona adquieren para poder ofrecer unos servicios de calidad, que ofrecen visitas guiadas y un servicio de préstamo de prismáticos, vehículos 4X4...
Si queréis más información, no dudéis en pasaros por la “Casa del Parque” (no dudes en cliquear) en Cervera de Pisuerga, donde os orientarán sobre cuáles son los mejores lugares de observación, cuales son las pautas a seguir para disfrutar de la berrea en su máximo esplendor y muchas cosas más.
Y una curiosidad, la etimología de Cervera de Pisuerga (“Corazón de la Montaña Palentina” (no dudes en cliquear) viene de la palabra con raíz latina “Cervaria”, es decir lugar de ciervos, en paralelismo con otros topónimos sobre fauna como por ejemplo “Cabrera”. Y es que esta zona era conocida y usada por los romanos como paso hacia el Cantábrico.
El lugar
El lugar es territorio de Ruesga, pueblo pedáneo a Cervera.
Desde la propuesta de aparcamiento, tenéis un tranquilo y posado paseo de media hora (o poco más de 2Km), por el “Camino de las Calicatas”, que llega hasta final del valle del Río Intermitente donde está escondido el caché.
Se puede llegar perfectamente con un todoterreno, pero si es época de berrea, no es aconsejable. Además, al estar dentro del Parque Natural, y pasar cerca de una explotación ganadera, tampoco os lo recomendamos.
Si tenéis ganas, pasando al valle que está al sur, podéis visitar los Tejos de Tosande y algún caché más
Y recordaros que los mejores momentos, para oír y contemplar, son el amanecer y al atardecer, además de días de diario por la masificación de gente. Y el sitio donde está el caché es un buen sitio para ello.
El caché
Es un bote de colacao que contiene, (además del logbook con su stash-note, un mini-lápiz y una bolsa de gel anti humedad) los siguientes objetos para intercambiar: una preforma para caché, un CD de la Montaña Palentina, un folleto ornitológico con las aves de la Montaña Palentina, una cajita con 6 pinturillas, 3 chapas, unos globos, un pin, un llavero, una mini-sandalia y una pinza.