Los 1,5 millones de euros que el Gobierno central, la Junta y la Diputación han invertido ya en el canal de aguas bravas, en el cauce del Rivera del Huesna a su paso por Villanueva del Río y Minas, pasarán a formar parte del dinero gastado en los años de bonanza que no han revertido en nada, a pesar de que se ha modificado la desembocadura del arroyo Tamohoso y se ha creado un canal artificial para el retorno del agua. El nuevo gobierno local (Unión Minera-PP) ha renunciado al proyecto porque lo considera inviable en dos aspectos. Por un lado, el anterior gobierno gastó los 200.000 euros de la última subvención de la Consejería de Turismo en otros fines y el dinero debe devolverlo ahora el Ayuntamiento, que no puede aportar los 798.000 que le corresponden.
El alcalde, Francisco Barrera, asegura además que reproducir aguas turbulentas, propias de climas lluviosos del norte, a base de electricidad -siguiendo el diseño por el que se apostó, tras descartar otros- supondría en tan sólo ocho días un consumo mayor que el de las farolas de los tres núcleos de población del municipio de 5.200 habitantes durante un mes.
Se entierra así una iniciativa que, en 2010, se llegó a presentar en Fitur como el primer canal natural de este tipo en Andalucía, respaldado por las federaciones de piragüismo y como apuesta de la alcaldesa María José Cervantes, vicepresidenta de la Diputación entonces, algo que, según Barrera, ayudó a lograr apoyos para un proyecto que, en su tramitación, se topó con reparos de los técnicos y "coló con calzador". En el informe de viabilidad del Ministerio de Medio Ambiente, de 2007, se apunta a que la opción de un canal con bombeo era la más viable de las analizadas, pero que "también tiene algunas desventajas, como son la mayor inversión y mayores gastos de explotación y mantenimiento, así como la potencia eléctrica necesaria para su funcionamiento". La otra opción que se analizó dependía del agua que pudiera suministrarse desde el Huesna, que se descartó, en tanto que ese uso no se contempla en la presa que, en una zona de sequías periódicas, tiene otras prioridades.