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NUESTRA HISTORIA
La Historia general de La Villa de la Torre de Esteban Hambrán ha sido objeto de estudio y publicación en varias ocasiones.
El primero que fue localizado, es un manuscrito que figura en la Colección de Documentos de D. Luis de Salazar y Castro, en la Real Academia de Historia.
Posteriormente, en 1.888, Isidoro García Flores, hijo de La Torre, publica la "Reseña Histórica de "La Torre de Esteban Hambrán" cuya demanda originó, que en Madrid y en 1.903 se publicara la segunda edición, y en 1.990 Gabino García Cortés, también hijo de La Torre, publica la última monografía de la Villa hasta la fecha.
Jiménez Gregorio data la fundación de La Torre de Esteban Hambrán en el año 570 A.C.; Guerra y Escudero fechan su origen en el año 171 de la fundación de Roma. El origen romano de la población lo refuerza Escudero por los restos arqueológicos hallados y el nombre que tenía entonces, "Toletum Novum".
El nuevo nombre de "La Torre", lo atribuye por una que tenía fundada en un collado, hacia la parte de oriente, que hacía vista al no menos antiguo castillo del Alamín. Jiménez de Gregorio, comparte esta teoría, señalando que el topónimo deriva de una Torre construida por los árabes.
El Rey Alfonso VI se apoderó de las tierras hacia el año 1.085, pasando del moro al señorío real, en el que se mantuvo unos 83 años, hasta que Alfonso VIII se la concedió a D. Esteban Illán , llamándose La Torre, por que sin duda, la hubo para su defensa, y de Esteban por el nombre de su nuevo Señor.
Parece ser que este Esteban venció a un moro notable llamado Ambran y como trofeo de victoria, adoptó el nombre de su enemigo, por él vencido. De aquí:
La Torre de Esteban Hambrán.
Después de que el Rey D. Alfonso VI rescató a los moros la ciudad de Toledo, y junto con ella numerosos pueblos de su comarca, entre ellos La Torre, hubo muchos cabecillas mahometanos que consiguieron huir y refugiándose en los montes, vivían a expensas de los pacíficos vecinos de los pueblos inmediatos, a quienes tenían en continuos sobresaltos por sus constantes fechorías. Contra estos forajidos hubo muchos guerrilleros cristianos que, decididos a poner fin a tales hechos salieron en su busca. Entre ellos se encontraba el heroico D. Esteban Illán. En las inmediaciones de nuestra Villa se encontró con el destacado moro Adhembran librando con él una dura batalla y en la que consiguió darle muerte en el sitio que hasta hoy conocemos con el nombre de "Quinto del Moro". Con este motivo y con fin de dar cuenta de su hazaña al Rey D. Alfonso VI, se trasladó D. Esteban a la Imperial Ciudad de Toledo, donde fue recibido triunfalmente por el pueblo y la nobleza de la Corte, encabezada por su Majestad, quien le abrazó en la Puerta del Cambrón.
A partir de esta fecha y por deseos del monarca, se le concedió el sobrenombre de Ambrán, y fue plasmada esta hazaña y pintura colocada en lo alto de la bóveda catedralicia primada, donde se conservó hasta el año 1.726, en que al abrir la claraboya, hubo de llevarse a la entrada de la Capilla de San Ildefonso, donde aún se perpetúa.
En el año 1.168, gobernando Alfonso VIII concedió el señorío de esta Villa de La Torre a D. Esteban Illán en recompensa a los servicios prestados.
La historia del Señorío de Esteban Hambrán se divide en dos parte diferenciadas: el Señorío Antiguo que abarca los años 1.168 en que es concedido por el Rey Alfonso VIII a D. Esteban Illán y el año 1.436 en que es enajenado por D. Pedro López Ayala, el Conde de Fuensalida.
La historia del Señorío Antiguo es de difícil redacción puesto que la documentación es escasa. No se consolida fírmemente en un linaje.
El otro periodo histórico, el del Señorío Moderno, comienza el 15 de Abril de 1.436, cuando el Condestable de Castilla D. Álvaro de Luna compra el Señorío.
A su vez, puede ser dividido en dos etapas: el Señorío en la Casa de Luna, entre 1.431 y 1.567; y el Señorío de la Casa de Vargas entre los años 1.567 y 1811.
Es en el año 1.811, en que por disposición de las Cortes de Cádiz son suprimidos los señoríos jurisdiccionales, los mayorazgos y las vinculaciones, hasta nuestros días.