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Hubo un tiempo en que los alrededores de Albacete eran una tierra de pantanos, un paisaje dominado por el agua, donde afloraban en lagunas y nacimientos las abundantes aguas subterráneas. En esta cuenca de los Llanos destacaba entre otras la Laguna de Acequión.
Durante siglos fue un sitio lleno de encanto, lugar de recreo de muchos albaceteños, con zonas incluso navegables. Tal era el nivel de agua que había que aquí ocurrió un episodio trágico que conmocionó a la ciudad, la muerte ahogados de dos médicos de renombre, padre e hijo.
En el siglo XVIII enfermedades cómo el paludismo causaban problemas importantes, y además interesaba conseguir terrenos de cultivo para una ciudad que crecía muy rápido, así que se presentó un proyecto para desecar las zonas pantanosas que rodeaban Albacete, este proyecto se concreta a lo largo del siglo XIX con la construcción de una red de canales de drenaje que sirven de desagüe a estos humedales hasta que a finales de los 70 del siglo pasado, con la apertura del túnel del trasvase Tajo-Segura y la consiguiente bajada del nivel de aguas de todos los acuíferos de la zona, acaba por desecarse por completo.
Por suerte, la naturaleza muy sabía siempre encuentra su camino y hace un par de años nos dejaba lo que para algunos tal vez sea un pequeño charco, pero otros preferimos pensar en la posible recuperación del bonito paraje de antaño.
MOTILLA DEL ACEQUIÓN
Este lugar es mucho mas que un remanso de agua del pasado, y es que hace 4000 años cuando ciudades como Troya no eran leyendas sino realidades, un grupo humano construyó un poblado que estuvo habitado entre el 2220 y el 1800 AC. y tal vez dio lugar al germen de la actual ciudad de Albacete.
Se trata de un poblado fortificado del Bronce Manchego, formado por varias murallas concéntricas escalonadas entre las que se ubicaban las viviendas y otras dependencias. Tras siglos de abandono volvió a ser ocupado durante la Edad de Hierro por varias familias, cuyas viviendas se situaron encima de la prominencia surgida por las ruinas del poblado anterior.
El pequeño montículo que vemos es lo que se denomina una Motilla, prominencia del terreno frecuentemente rodeado por agua caracterizados por su planta central y fuerte fortificación a base de murallas concéntricas.
El poblado presenta una planta circular de unos 3000 m2 y dos anillos de murallas circulares. La muralla interior alcanza los cinco metros de alzado y los seis de anchura, resultando realzada y engrosada a lo largo de la vida del poblado. Eran tiempos convulsos en que no era fácil la subsistencia y el temor a ser atacados siempre estaba presente.
A lo largo de la historia ha habido varios intentos por investigar este yacimiento y en varias ocasiones se han realizado excavaciones con idea de conocer más acerca de él, incluso se pensó en convertirlo en parque arqueológico, pero por desgracia a día de hoy se encuentra completamente abandonado y olvidado, colonizado por infinidad de conejos que poco a poco van destrozando este trozo de nuestro pasado.
Sirva este caché para dar a conocer este pedazo de historia de los albaceteños injustamente olvidado, y por qué no soñar con que algún día esta laguna vuelva a ser lo que un día fue.
SITUACIÓN
Para llegar hasta ella tendrás que coger la carretera N-430 y en las coordenadas N 39º 01.264 W 002º 01.776 sale un camino a mano derecha que nos lleva hasta la Laguna de Acequión.
También podéis ir en bici, por uno de los ramales del camino natural del canal de Mª Cristina, está perfectamente indicado y es bastante fácil. ¿Te atreves? Planifica tu ruta
EL CACHÉ
Estas en un lugar lleno de historia, te recomiendo que no vengas con prisas, tomate tu tiempo y disfrútalo, tal vez entre el soplar del viento, los graznidos de los cuervos y los conejos que correteen a tu alrededor puedas escuchar el trasiego de un pueblo de hace miles de años.
El caché se encuentra fuera del yacimiento por lo que no es necesario mover ni una sola piedra, bastante deteriorado está ya, así que por favor ser respetuosos. Nos encantará conocer vuestra aventura en la búsqueda del caché.
Mucha suerte y espero que este caché os sirva para poder pasar un momento agradable en este bello paraje. Dejar el caché correctamente tapado en el lugar donde lo encontréis ya que la humedad del entorno podría dañarlo.
Muchas gracias a Marga y a Agustín por pasarnos esta espectacular foto de 1950, que nos da idea de lo que un día fue la laguna de Acequión y nos hace soñar, por qué no con lo que tal vez algún día pueda volver a ser.
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