La casa Botines, junto con el Palacio Episcopal de Astorga y "El Capricho" de Comillas, es una de las tres únicas obras que Gaudí realizó fuera de Catalunya.
Su construcción se debe a la influencia catalana de unos comerciantes de tejidos (Fernández y Andrés, sucesora de la empresa fundada por el señor Joan Homs i Botinàs- de ahí el nombre de Botines), que en sus relaciones comerciales con Cataluña, se recomendó a Gaudí como arquitecto para construir una nueva sede para esta empresa en León.
Comenzó el proyecto en el año 1.891, no sin el asombro de la mayor parte de leoneses, que veían una obra "distinta" a todo lo que había en ese momento. La obra se construyó en un tiempo record, pues hablan de que se terminó en Noviembre de 1.892. Fue en el año 1.969 cuando fue declarado monumento histórico.
La fachada es de estilo gótico, con arcos lobulados, y tiene un reloj y una escultura de San Jorge y el dragón, obra de Llorenç Matamala. En 1950, durante unas obras en las que se pretendía sustituir la estatua de San Jorge por una de la Virgen del Camino, patrona del Reino de León, se encontró detrás de la estatua un tubo de plomo que contenía una serie de documentos relativos a la obra, como los planos del edificio firmados por Gaudí, el contrato de propiedad del solar, el acta de conclusión de las obras y unos periódicos locales.
Justo enfrente de Botines, y separados por una fuente (1786), se encuentra la Plaza de San Marcelo, popularmente conocida como la Plaza de las palomas o la Plaza del Ayuntamiento, ya que aquí se albergaba esta institución hasta el 2.002. Es una plaza de intensa actividad y lugar de paso, aquí se suele colocar el Belén en Navidades, por ejemplo.
Además del edificio del antiguo ayuntamiento, en esta plaza tenemos dos palacios que podemos contemplar: el Palacio de Torreblanca (1672), sede actual de la sociedad Nuevo Recreo Industrial y el Palacio de Hernando de Villafañe (siglo XVII), sede actual de una empresa de comercio textil (ropa de caballero).