Y se ahorcó…

Acércate viajero, siéntate y escucha esta triste historia… Una historia que trasciende más allá del tiempo, pero que amenaza poco a poco en convertirse en leyenda y no precisamente de las de final feliz, todo lo contrario, esta historia es triste y oscura…

Hace ya muchos años que sucedió, y muchos de los mayores que fueron testigos de ella, comparten nicho en este cementerio de Galisteo. Esta es la historia de María Vicenta, la última persona que se ahorcó en esta noble villa.

María Vicenta nació en Galisteo hace muchos años, en el seno de una familia acomodada de la época. Desde bien pequeña ella siempre fue una niña especial, la única en su casa. Ayudaba en las tareas domésticas mientras que su padre y sus hermanos se ocupaban del ganado que les surtía de un estatus superior.

Poco a poco fueron pasando los años y ese ser ‘especial’ se descubrió como una forma de ser distinta a la que cabría esperar… Al no conocer novio alguno, María Vicenta se acercó a la Iglesia, con lo que llenaba ese vacío. Era una devota convencida de las que rezaba todos los días el rosario y no se perdían misa… Se había quedado para vestir santos.

Cuando quiso darse cuenta, su juventud se había esfumado y sus padres fallecieron. Como parte de la herencia, María Vicenta se quedó con su casa, y con una parte del amplio ganado, que ella no sabía administrar y que dejó en manos de sus hermanos…

Es en este momento en el que le llega el amor por primera vez, un avispado forastero, goloso de sus fortunas, supo enamorarla para sacarle todo lo que tenía… es cuando María Vicenta abandona su fe y decide vivir la vida… pero poco le dura este cambio, pues pronto se vio traicionada por aquel que no la quería…

Cuando quiso darse cuenta, nada le quedaba más allá de su hogar… no se sabe muy bien en qué punto sucedió, pero María Vicenta cruzó la línea de la cordura. Las gentes del pueblo recuerdan una casa llena de espejos, y a ella hablando sola dentro, no supieron ver lo que se avecinaba…

Hundida en la miseria de no tener nada, presa de su locura, su familia se vio obligada a tomar cartas en el asunto, sólo querían lo mejor para ella, y decidieron llevarla a una residencia privada para que cuidasen de ella. La decisión estaba tomada, un día 2 de noviembre, festivo en España por ser el día de difuntos vinieron a buscarla.

Pero habían cometido un error, el error de avisarla, cuando la familia llegó aquel día de difuntos a buscarla, encontraron la puerta abierta, y a María Vicenta ahorcada en la cocina de la casa.

Al día siguiente fue enterrada en el cementerio de Galisteo, su casa fue cerrada a cal y canto, y desde entonces no ha vuelto a ser habitada… Los que han podido volver a entrar puntualmente aseguran que todo sigue como estaba, los muebles viejos, las decenas de espejos que decoran todo el edificio, el menaje de cocina, un corral lleno de hierbas y una casa sobre la que van pasando los años entre polvo y telarañas.

Así termina esta triste historia… ¿o no?...

El caché

El cementerio

Este multicaché consta de varios pasos, el primero de ellos nos llevará al cementerio de Galisteo, donde descansa María Vicenta… Debéis encontrar su lápida, que es la que se adjunta, para poder encontrar el siguiente paso:

En la lápida reza:

Maria Vicenta Solis Miguel

A Noviembre de BCDE

a los FG años

Coordenadas:

39.C77FDE, -6.AFFDDB

La casa abandonada

¿Soy al único que se le ponen los pelos de punta al llegar a este lugar? Esos espejos, reflejo del alma, pero prisión de la misma…

Debemos contar…

    A Número de ventanas

    B Número de balcones

    C Barrotes de una ventana

    D Ventanas con barrotes

    E Número que suman ventanas, balcones y puertas

    F Número que suman ventanas y balcones

Coordenadas:

39.98EEFA, -6.DCD9EB

El final del camino…

La historia no ha terminado y dentro del cache podréis encontrar el final de este triste relato…

Además de (IN):

    - Serpiente
    - Lápiz y sacapuntas
    - Pinza
    - Logbook