En la isla de Tenerife hacia la segunda mitad del siglo XVIII, se puso de moda entre las personas de clase alta el consumo de helados y sorbetes. Para poder corresponder a dichos gustos, la población campesina desempeñó una labor realmente curiosa, la de nevero, ya que se dedicaba a recoger el hielo de depósitos naturales o bien de los neveros, posos artificiales, situados en la alta montaña. Para poder conservar el hielo, la nieve se acumulaba, compactaba y tapaba con ramajes, lo que disminuía su volumen, luego la tapaban con capas de piedra pómez, lo que permitía almacenar el hielo y facilitar su congelación. El propio naturalista francés Sabino Berthelot refiriéndose al abasto a la capital de la isla de Tenerife, nos dice: "… En pos de mulos, estos arrieros trotan hasta la zona de las nieves, de donde bajan la nieve y el hielo del Teide. Descienden desde una altura de más de mil pies, paran en la Villa de La Orotava para cambiar de caballería y durante la noche reemprenden la marcha en dirección a Santa Cruz para llegar temprano a la ciudad.... "
Del mismo modo, el hielo, en esos tiempos, era muy buscado para ser utilizado como recurso terapéutico, aplicándose como antiinflamatorio y para calmar los dolores. Su consumo se extendía a las principales poblaciones de la isla, La Laguna, La Orotava, Los Realejos y otras, como por supuesto a la capital (desde 1833), Santa Cruz de Tenerife. Estos usos y costumbres se mantuvieron hasta la aparición, en el primer tercio del siglo XX, del hielo industrial.
Las coordenadas indicadas te llevarán a los Pozos de Abajo justo en la "Barranquera los Pozos", por la que debes ascender para llegar al caché. Allí se encuentran dos pozos de nieve de forma cilíndrica, excavados en la ladera de Montaña de Izaña. El primero de ellos posee un diámetro aproximado de 6-7 m, mientras que su profundidad alcanza los 8 m, accediéndose al interior por una escalera helicoidal fabricada con bloques basálticos que sobresalen del muro de revestimiento interno del pozo. Éste estaba fabricado con bloques lávicos sin trabajar, aparejados sin ningún tipo de mortero y aprovechando las irregularidades de estas rocas para garantizar su estabilidad. El segundo de los pozos posee un diámetro similar y una profundidad considerablemente menor; si bien el relleno de "picón" (lapilli) hace imposible determinar su altura exacta. En el exterior, se construyó un grueso muro de bloques, de idéntica factura, cuyo fin era el de reforzar ambas construcciones -a modo de muro de contención- y evitar que los pozos se desmoronaran pendiente abajo. En el reborde inferior se entrevén otros lienzos de muro, que pudieran tener idéntica finalidad o configurar el antiguo camino de acceso hasta ellos.
Según el DECRETO 25/2009, de 3 de marzo, se declaran Bien de Interés Cultural, con categoría de Sitio Etnológico “Los Pozos de Nieve de Izaña”, situados en el Parque Nacional del Teide, término municipal de La Orotava, isla de Tenerife, delimitando su entorno de protección.
Mi agradecimiento a D. Lázaro Sánchez-Pinto por mostrarme este lugar y mencionarme su historia.
Tener mucha precaución en toda la zona, sobre todo en los alrededores del pozo grande.