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Parque Juan Carlos I de Madrid
Como quiera que la dirección del parque no repara el soporte donde se encontraba escondido el caché originario, he decidido cambiarlo de ubicación, por consiguiente en la actualidad se encuentra escondido en las coordenadas que figuran en el enunciado y que corresponden a un lugar con las mismas características que el anterior.
Se mantienen intactas todas las circunstancias relacionadas con este caché
El título y la estrategia de este caché vienen dados por recuerdos de mi infancia sobrevenidos de improviso en noches de poco dormir, que a su vez se entremezclan con actividades actuales, de las cuales resultan argumentos para cubrir, entre nebulosas, las horas que quedan de la noche, pero este trajín mental no ha caído en saco roto, ya que en este caso ha sido el germen que me inspiró para estructurar el caché que os voy a diseñar, y que es el que está escondido en este parque.
Mis recuerdos se fijaban en un pueblo, cuado yo tenía 8, 10..., 12... años, allá por los años cuarenta y pocos, cuando en compañía de mis amigos, en las noches de verano nos íbamos a las eras a “cazar grillos”, uno de los deportes preferidos en aquellos tiempos por la chiquillería, juntamente con la caza de saltamontes, lagartijas, ranas...y demás bichos vivientes.
La caza del grillo era muy emocionante para nosotros, consistía en agazaparnos en las proximidades del “canto de un grillo” y cautelosamente acercarnos a su madriguera, poquito a poquito, teníamos que pararnos de vez en cuando, pues el bichejo, cuando oía ruidos dejaba de cantar, pasados unos instantes proseguíamos la búsqueda hasta que localizábamos su madriguera.
A partir de este momento comenzaba el “ataque”, con una pajita hurgábamos en el agujero hasta que salía, no siempre teníamos esa suerte, entonces aplicábamos otra “técnica”, que consistía en “orinar” en la madriguera hasta que salía. ¡Que pasa¡, ¿no habéis hecho esto alguna vez?.
El canto que realizan los grillos es constante y al parecer sigue un compás muy rítmico, de forma que atraen a las hembras que escuchan dichos sonidos, ensimismadas.
Imaginémonos el chasco que se llevaría el susodicho bicho, cuando en vez de aparecer su “amada”, le entra por la puerta un “tsunami”, teniendo que salir a la superficie como puede, donde le esperan unos “secuestradores” que le meten en una jaula y...
Durante la maniobra del “secuestro” entonábamos esta cancioncilla.../grillo pedro, grillo rey, si no sales, va a llover..., y será tu padecer.../
Si no salía, cantábamos... /sal barrabás que te anegarás..., sal, sal, por el portal.../
Esta técnica era casi infalible, con esta “hazaña” ya teníamos el primer cebo para la caza de pájaros del día siguiente, esto lo repetíamos varias veces en las noches de verano.
En ningún momento nadie nos decía que esto estuviese mal , ni la familia, ni el maestro, ni nadie, algo que todo el mundo sabía, entre otras cosas, porque ellos también lo practicaron en su infancia, afortunadamente las cosas hoy son de otra manera.
Esta es la vinculación existente entre mis “rememoranzas” y el caché escondido, como consecuencia de tratar de encontrar un “antídoto” a los “geomuggles”.
Después de localizar el lugar donde se encuentra el caché, si queréis rescatarlo, tendréis que tener en cuenta, que la técnica de la “pajita”, en este caso no funciona, pues este “grillo” no tiene patas, así que tendréis que utilizar, inexorablemente la otra técnica de la “caza del grillo”, si no es así, “no lo conseguiréis”. ¡¡Haber como os las arregláis!!
Espero que no tengáis que hacer de “equilibristas”.
Aquí no hay una fuente tan cerca como en el escondite anterior .
El caché contiene:
“Poco peso”
Libro de registro.
Additional Hints
(No hints available.)