Cabeza del rey Don
Pedro
Cuenta la leyenda, que cierta noche oscura y fria bajo la
luz de un candil se cruzaron las espadas de dos nobles de
Sevilla.
Allá por el siglo XIV la corona de Castilla
tenía su corte y aposentos reales en la ciudad de Sevilla. Pedro I
de Castilla, el justiciero para sus fieles, el cruel para
sus enemigos, tenía en la
noble familia de los Guzmanes sus mas feroces enemigos, adeptos a
don Enrique de Trastamara, hermano bastardo del rey, que acabaría
reinando tras derrotarle, bajo el nombre de Enrique
II.
Cierta noche encendidos los ánimos del rey por las
murmuraciones y sátiras propagadas por los Guzmanes, quiso éste
castigar a su enemigo don Tello, conde de Niebla, batiéndose en
duelo con uno de sus hijos.Aguardó al caballero Guzmán en la calle
de los cuatro cantillos y allí le pidió cuentas de sus
ofensas.
Las espadas chocaron en el silencio de la noche haciendo que
despertara la curiosidad de una anciana que desde lo alto, y
alumbrada por un candil, presenció como la espada de el más hbil de
los dos caballeros atravesaba certeramente el pecho de su oponente.
La anciana aterrada, al ir a cerrar la ventana, dejó caer el candil
que quedó en el suelo junto al cadáver. A oscuras pudo escuchar
como al marcharse, al matador le sonaban las articulaciones de las
rodillas, un detalle que sin duda, delataba al mismo rey Don
Pedro.
Al andar sus
choquezuelas
formaban un ruido
notable,
como el que forman los
dados
al confundirse y
mezclarse.
Angel Saavedra, duque de
Rivas
A
la mañana siguiente los nobles Guzmanes acudieron airados a pedir
justicia al rey y el rey respondió que justicia se habría de hacer
si el culpable aparecía.
Y el rey don Pedro manda, que si fuese hallado el
matador, sea su cabeza puesta en un nicho en la misma calle donde
le dio muerte. Rezaba el pregón que se escuchó por
Sevilla.
Dias despues la anciana fué llamada a juicio, pero a pesar
de admitir que había presenciado el duelo y que sabía quien era el
matador, se negaba a delatarlo, si no era ante el rey. “Habla y
dinos a quien viste que no te ha de pasar nada”, dice don Pedro a
la anciana, a lo que ella le muestra un espejo con su
cara.
Mandó don Pedro cumplir su palabra, pero al ser de noble
cuna y para que el pueblo no conociera y humillara al castigado,
mandó así que la cabeza permaneciera en un cajón de madera y
custodiada por fuertes barrotes de hierro. Así se hizo y así
permaneció en el cajón de madera hasta que el rey fue muerto a
manos de su hermano bastardo y sucesor, don Enrique de Trastamara,
y la reja abierta por don Tello, deseoso de saber quién acabó con
la vida de su hijo. Y así como en lugar de encontrar una calavera,
encontraron la cabeza decapitada de una estatua de el mismísimo
rey, que allí sigue para recordarnos quien mató al joven
Guzmán.
El caché es un bote
magnético que unicamente contiene el log-book y un
lapiz.
Esperamos que disfruteis
con las leyendas.
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