La exuberancia del “versalles” gallego
El Pazo de Oca es un remanso de paz de formidable valor botánico y arquitectónico. Sus patios rezuman historia y quienes visitan sus jardines se ven envueltos por el continuo rumor del agua.
Estamos ante uno de los tesoros mejor guardados del interior de la provincia de Pontevedra. La espléndida riqueza arquitectónica del Pazo de Oca, con más de cuatro siglos de antigüedad y situado en el municipio de A Estrada, y su imponente arboleda lo convierten en uno de los mejor conservados de Galicia. Quienes lo visitan suelen regresar con el recuerdo en mente de sus espectaculares estanques. Este pazo señorial de estilo barroco es también conocido como el "Versalles” gallego por la belleza de sus laberínticos jardines de tradición francesa.
El sonido del agua es la banda sonora que ameniza los paseos por sus 14 hectáreas de terreno. Una vez dentro hay que dejarse sorprender por sus plantaciones de boj de más de trescientos años y los tilos que se alzan 30 metros sobre el suelo. Estos árboles se sitúan alrededor de una pradera, formando una avenida que une el principio del río con la salida a un bosque autóctono que también pertenece a la propiedad.
El agua en el Pazo de Oca actúa como paisaje de fondo pero también funcional, pues el río Boo a su paso por la huerta se detiene en el lavadero, fluye por acequias y fuentes y todavía mantiene vivo el molino. Las barcas de piedra de sus estanques, una de guerra y otra de pesca, parecen aludir a la existencia de dos mundos diferenciados: el estanque de arriba, el de las aguas mansas, que representaría las virtudes; mientras el de abajo, turbulento, acogería las vanidades del mundo.
El conjunto de Oca está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y lo gestiona la Fundación Casa Ducal de Medinaceli. Los primeros vestigios materiales de la primitiva fortaleza datan de mediados del siglo XV y fue a partir de la primera mitad del siglo XVIII cuando se intensificó su remodelación. Sus jardines se pueden visitar todos los días de la semana, de 9:00 a 18:30 horas en invierno (de noviembre a marzo) y de 9:00 a 20:30 horas en verano (de abril a octubre). De todas formas, para buscar el caché no hace falte que entréis, lo hallaréis en las inmediaciones del pazo.