Bautizado por los celtas como "Dubrán",
significa "agua", el río tiene un nombre propio que como
comprobareis es muy apropiado. Antes de llegar a la Olla de San
Vicente nos iremos encontrando más pozas y ollas, profundas y
claras que van salpicando todo este precioso recorrido.
En nuestro camino observamos amplias manchas de bosque autóctono
floreciendo en las orillas. Fresnos, arces, olmos, alisos,
sauces... Según vamos ascendiendo aparecen los castañares,
robledales y hayedos.
Agua y floresta en estado puro, y todo ello
rodeado de espectaculares montañas. El río Dobra conserva aguas
cristalinas porque está exento de todo tipo de contaminación, no
teniendo en su cuenca hidrográfica ningún asentamiento humano.
Es por ello que la ruta que os damos a conocer conlleve un extremo
respeto. En vuestro caminar no hagáis nada por cambiar su condición
natural ni su limpieza, después de vosotros irán otros que quieren
encontrar el Dobra y sus orillas intactas, como un legado cercano
de los majestuosos Picos de Europa. Dejad huella, pero sólo con
vuestras botas. Sabed que una vez en la Olla de San Vicente la
naturaleza se pone a vuestro alcance para quitaros el sudor y
quizás el estrés. Además de la gran extensión de la laguna, en
algunos puntos el agua supera los cinco metros de profundidad.
Disfrutad el baño.
Acceso
Coger la carretera que sale de Cangas de Onís en dirección al
Puerto del Pontón, y a unos seis kilómetros, tras pasar un
pueblecito que se llama Tornín veréis a la izquierda de la
carretera un restaurante-venta. Dejar el coche allí mismo. Muy
cerca se inicia el camino.
La caminata durará entre unos 30 o 40 minutos, el calzado debe de
ser cómodo pero no requiere tampoco grandes exigencias. La primera
parte del recorrido, siguiendo el curso del Dobra, discurre por una
pista que luego se tornará sendero.
El camino está perfectamente trazado hasta la Olla de San Vicente
y no existe ninguna pendiente de mención. Además del atractivo del
río y la naturaleza circundante, encontramos a nuestro paso buenos
ejemplos de arquitectura tradicional en forma de cabañas, y alguna
otra construcción más antigua como el puente de piedra romano o
Puente Viejo, a unos 200 metros de iniciarse el recorrido.
No nos desviaremos aquí, seguiremos donde lo habíamos dejado,
siguiendo en paralelo el trayecto fluvial hasta finalizar en la
Olla del Dobra.
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