Ojáncana
La
ojáncana también llamada "la novia del ojáncano" por las pérfidas
maldades que tiene con él en común, es una gran criatura humanoide
y de terribles rasgos físicos: carichata y macrocéfala, adornada
con greñas de cabello oscuro, sucio y alborotado.
Con
enormes y retorcidos dientes que surgen de su sobresaliente labio
inferior imitando a los de un jabalí y con una piel escamosa y
agrietada.
Pero la
más característica deformidad es el gran tamaño de sus pechos que
caen alargados como bolsas y que puede cargarlos a la espalda, acto
que suele realizar cuando caza, está enfadada o huye.
Le gusta
cazar los niños que se pierden por el bosque, con los que se
alimenta. Primero les roba toda la sangre, para ella el más
exquisito licor, y más tarde los devora a grandes dentelladas.
Cuando no dispone de sus infantiles víctimas, se tiene que
conformar con comer animales, que acumula en sus antros lóbregos y
profundos, generalmente cuevas oscuras.
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