La Torre de Benavites, Torre de la Señoría o Casa del Marqués de Bélgida, se encuentra en el municipio de Benavites, situada en el centro del pueblo, en la comarca del Camp de Morvedre de la provincia de Valencia.
Está declarada Bien de Interés Cultural y fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional el 9 de enero de 1981.
Historia de Benavites:
Aunque con indudables antecedentes romanos, Benavites debió nacer como fruto de la unión de diversas propiedades agrícolas musulmanas, con la denominación de Ibn-Abidis. Tras la conquista cristiana fue donada por Jaime I de Aragón a Bernat de Matoses, pasando sucesivamente por diversos propietarios, incluyendo la ciudad de Valencia.
Hacia la época de construcción de la torre pertenecía a los condes de Almenara y Cocentaina (que poseían el Palacio de Cocentaina, con recinto y torres construidas a finales del siglo XV y principios del XVI, que guardan ciertas similitudes con la torre de Benavites) . En 1624 se creó el Condado de Benavites, elevándose cuatro años después a Marquesado. Su último señor fue desde 1752 el marqués de Bélgida.
La Torre:
En el centro del casco urbano de Benavites se encuentra esta torre cuya cronología se enmarca entre los siglos XIV y XVI. Consta de planta baja, sótano y cuatro plantas altas. Además tiene una mazmorra en el suelo del sótano y un pozo interno que le aprovisionaba de agua.
Se trata de una torre medieval, con una gran influencia italiana. Es difícil determinar su origen, pero no se puede descartar que un inicio fuera una atalaya musulmana, una torre con carácter defensivo y comunicativo situada a medio camino entre las poblaciones fortificadas de Almenara, y Sagunto.
La Torre que ha llegado hasta nosotros presenta unos elementos y una imagen que le otorgan una datación posterior, de finales del siglo XV o principios del XVI, por tanto, de época renacentista. Así, el pavimento cerámico de Manises es probablemente del último tercio del siglo XV. Las lápidas con caracteres hebreos, utilizadas tanto para sillares de la fachada como para los canceles de la cornisa superior, provienen casi con seguridad del cementerio judío de Morvedre y parece improbable que se utilizaran con anterioridad a la expulsión de los judíos en 1492. Otros indicios de estilo renacentista italiano aparecen en el artesonado de yeso del primer piso. También la prolongación superior del cuerpo de la torre con un matacán muestra la influencia de ese estilo.
El 19 de junio de 1984, dado el estado de abandono y degradación de la Torre, la Dirección General del Patrimonio Artístico de la Conselleria de Cultura, encargó la restauración de la misma.
Es posible su visita, solicitando con tiempo la llave a través del Ayuntamiento de Benavites. (962 63 66 52)
Curiosidades:
Desde su piso más alto se contempla una vista impresionante de la Vall de Segó, y es posible distinguir las fortalezas de Sagunto, Almenara, el “Molí de Vent”… con lo que es muy probable que sirviera como lugar de comunicaciones en caso de ataque.
Además circula la “leyenda” de que “tiene tanto de alto como de profundo”, y que existen pasadizos subterráneos que partirían del sótano de la torre a otros lugares, incluida la desaparecida población de Benicalaf.
Su interior se usó hacia el siglo XVI como prisión para los piratas berberiscos apresados, que desde la costa mediterránea atacaban a las poblaciones valencianas. En sus paredes se han conservado “grafitis” y textos en árabe que los prisioneros habrían dejado en sus paredes durante su cautiverio.
En su fachada hay varias lápidas con inscripciones romanas, judías…, intenta localizarlas.
La lápida sepulcral en caracteres hebreos es la única completa de toda España junto con otra existente en Béjar y estaría datada en el S XIII.
La puerta, de gran espesor y orientada al sur, está totalmente cubierta de plancha de hierro con clavos de cabeza piramidal. Para llegar a la puerta hay que franquear lo que fue un profundo foso, mediante una pasarela; desde ella se puede ver la base de la torre en forma de talud. Sobre la puerta hay una estrecha abertura vertical provista de una polea (garrucha) de hierro por la que debía de deslizarse la cuerda que accionaba el puente. Hoy en día no existen ni el puente levadizo ni el mecanismo que lo activaba.
En el suelo del sótano, una piedra cuadrada daría acceso a una mazmorra inferior. Lo lúgubre de esta estancia da idea de las terribles condiciones para los encarcelados. Desde ese mismo sótano se accede a un pozo interior de unos 30 metros de profundidad, que abastecía de agua potable a la torre.
