En pleno centro de Oviedo se encuentra el parque de San Francisco. Un jardín de preciosos paseos, fuentes, muchos animales y fantásticos monumentos, que aparecen a medida que el visitante recorre tan importante lugar.
Este antiguo huerto del Convento de San Francisco se convirtió, en el siglo XIX, en el principal jardín urbano de Oviedo.
Recorre los senderos que lo atraviesan, y contempla todo lo que surge a lo largo del camino.
Destacan la portada románica de la antigua iglesia de San Isidoro, el canapé neoclásico de la Silla del Rey, del siglo XVIII, o la obra dedicada al genial escritor ovetense Leopoldo Alas Clarín.
Los pavos reales caminan a sus anchas por el parque y acompañan al visitante durante todo el camino. Contemplar sus alas desplegadas, plagadas de colores y tonalidades, resulta un espectáculo visual impresionante. No son los únicos animales que viven en este espacio natural urbano. Patos y cisnes reposan en el estanque, mientras los pájaros revolotean entre las copas de los árboles y hasta un búho, esquivo y misterioso, hace de guardián improvisado por las noches.
Recorrer el paseo de los Curas o el del Bombé, con las fuentes de las Ranas y la Fuentona, respirar la paz que desprende el paseo de la Herradura, o disfrutar del paseo de los Álamos, con la concurrida Feria del Libro durante la primavera es una experiencia obligada a la hora de conocer la ciudad, aunque es en otoño cuando el parque de San Francisco adquiere su máximo esplendor y el lugar se tiñe de colores imposibles, con hermosos tonos ocres y dorados que llenan el recinto de nostalgia y olor a humedad.
El caché: Se trata de un micro con un logbook en su interior. Debido a su tamaño es necesario llevar útiles de escritura. Disfrutadlo