Desde finales del siglo XIX el manantial de Cabreiroá, situado en la zona de Verín, era conocido por las bondades de su agua. Llegó a convertise en un lugar de peregrinaje y finalmente sus propiedades fueron certificadas por Ramón y Cajal, quien recibió el Premio Nobel de Medicina en 1906.
El éxito del manantial y la alta calidad de sus aguas favorecieron la proyección de la zona y en 1906 se construyó una planta de envasado para facilitar el agua a los habitantes o acercarla a dónde se desease. Es en 1907 cuando se inician las obras del hotel-balneario de Cabreiroá, promovidas por Don José Manuel García Barbón. Constatada la afluencia de miles de personas deseosas de mejorar su salud, se decide ofrecerles una residencia a la altura de las mejores de Europa.
El hotel balneario cerró sus puertas en 1936, pero con el tiempo la actividad embotelladora fue incrementando su peso. Tras pasar por diversas manos, se produjo en 2006 la adquisición de la totalidad por Hijos de Rivera.
De este modo, en los últimos años se han invertido más de 12 millones de euros en cuidar y mantener el manantial con la tecnología más avanzada, para garantizar las excelentes condiciones de las aguas y todas sus propiedades.