Existen lugares con un encanto mágico, misterioso que nos transmiten historias de otra época, nostalgia y melancolía, lugares románticos, en el sentido estricto de la palabra. Generalmente, este tipo de lugares habita en nuestros sueños, en lugares remotos o en la imaginación de otros que los supieron plasmar de algún modo para nuestro disfrute. Pero no siempre estos lugares se encuentran tan alejados y no por estar más próximos son menos encantadores o sobrecogedores. Según la opinión de cada cual.
En nuestra geografía existen numerosos casos de pueblos, aldeas, castillos, o fábricas en los que la vida humana ha dado paso a la ruina y la naturaleza. Una naturaleza que se apropia de estos lugares, sin prisa, pero de una manera firme como un río de lento fluir, como un glaciar. Hablamos de Xinquer.
A escasamente 5 kilómetros de Alcudia de Veo y a orillas del rio Veo podemos encontrar este despoblado en ruinas. El Jinquer, o Xinquer en valenciano, como casi todos los pueblos de la Sierra de Espadán, proviene de un grupo de alquerías musulmanas. Por ello su nombre, que viene del árabe, significa ‘cabaña’ o ‘granero’.
Aún podemos imaginar el trasiego de gente yendo y viniendo, los hombres y sus animales de carga hacia el campo, las mujeres a cocer el pan… Pero todo esto cambió allá por el año 1526, cuando se expulsó a los musulmanes definitivamente de la Sierra de Espadán. Los lugareños dejaron paso a colonias cristianas, no sin antes ofrecer resistencia. Y es que los estaban expulsando de su hogar, de todo aquello que conocían y que habían conocido desde siempre. Finalmente, la cruz cristiana venció y la Sierra de Espadán, con todos los grupos de alquerías, poblados y pueblos, pasó al bando católico. Hoy de aquellos días de tranquilidad sólo queda el recuerdo del castillo en ruinas que observa este pueblo despoblado desde una roca vecina.
Es curioso cómo entre la época de máximo esplendor demográfico a su declive no hay más de 50 años. A principios del siglo pasado, Xinquer era una aldea próspera, con unos 100 habitantes. Pero la Guerra Civil lo cambió todo. Xinquer se encontraba justo en la zona bélica de los dos ejércitos del Frente de Levante. Sus gentes, una vez más, tuvieron que dejarlo todo para sobrevivir.
Pero esta aldea se quedó allí, fue testigo de esta guerra cruenta y si se escucha atentamente, con los ojos del alma, aún tiene secretos que contar al viajero curioso.
A este despoblado se accede por una pista, desde la que podemos observar cómo nos miran silenciosas, de frente, con sus ojos, las ruinas de la iglesia dedicada en su momento a la Purísima Concepción. En un momento esta senda se acaba y todo aquel que quiere descubrir sus secretos, lo debe hacer obligatoriamente a pie, por una ruta que lo lleva al corazón mismo de la aldea.
El caminante encontrará casas, callejuelas, pero sobre todo, árboles y zarzas que han engullido delicadamente la civilización que en algún momento allí había. La naturaleza una vez más nos muestra su poder y su determinación.
Lo que más llama la atención de este despoblado es su iglesia, en la zona más despejada del pueblo, sin nada de frente más que montañas repletas de vegetación. En los días nubosos, su aspecto desde la cuesta ascendente por la que se accede es imponente. El techo que la cubría hace tiempo cayó, pero en su pequeño interior, aún se atisba la humilde pero bella decoración que poseía. El altar mayor, en el que en algún momento habría una talla, aún conserva sus columnas, pero las hiedras han decidido ocuparlo.
Los bancales aún nos recuerdan la vida que hace no tanto tiempo había en aquel lugar, y seguro que en los pueblos circundantes aún hay ancianos que recuerdan con nostalgia la trágica historia de este pueblo.
Por último, se puede observar el castillo. Esta fortaleza nos recuerda su pasado de esplendor. Un pasado en el que desde sus almenas se vigilaba la llegada del enemigo, pero también la vida del pueblo. De aquello sólo queda algún lienzo de la muralla y dos de sus torres, lo suficiente para que podamos imaginar su cometido.
El castillo de Xinquer queda cimentado sobre los riscos que coronan un cerro que domina el despoblado morisco del mismo nombre, junto al río Veo, en el término municipal de Alcudia de Veo.
Aunque no existe documentación relacionada con el origen de este castillo, por sus características fue indudablemente musulmán, puro ejemplo de lo que es un castillo roqueño sobre un terreno muy abrupto, y por su emplazamiento sobre el curso del río debió cumplir la misión de vigilancia de este territorio que formaba parte del Alcadiazgo de Eslida que comprendía los castillos de Eslida, Aín, Sueras, Alcudia de Veo y Jinquer.
Tras el decreto de expulsión de los moriscos, sus habitantes se sumaron a la sublevación de la Sierra de Espadán, logrando resistir durante algún tiempo en la fortaleza al igual que los del cercano castillo de Alcudia de Veo y del de Aín.
El estado del castillo es de absoluta ruina, perviviendo restos de dos de sus torres y parte del amurallamiento.
Hoy en día sólo se puede imaginar cómo sería el Xinquer lleno de vida. Estamos ante un pueblo que en la actualidad posee el encanto de lo abandonado, de la victoria de la naturaleza sobre los hombres. Xinquer guarda su historia para quien la quiera escuchar, pero como todo en esta vida, tendréis que ir a buscarla. Buen viaje.
Dedicado a mi tío Amable Martí Fuertes que vivió aquí su infancia.
El acceso es bastante fácil. Hay una pista forestal que sale desde el punto N 39° 55.022 W 000° 21.821 de la carretera Alcudia-Algimia. Y otra pista forestal que sale desde el collado de la nevera N 39° 54.794 W 000° 23.321. Ambas os dejan a escasos metros de Xinquer.