Esta expresión se emplea para recalcar que algo carece de solución, pero no tiene nada que ver con ninguna hermana de nuestros padres, de hecho, la manera correcta de este dicho según la RAE es "no hay tutía", ya que el dicho tiene su origen en un ungüento medicinal que en épocas pasadas se aplicaba como remedio para todos los males, la atutía o tuthía, vocablos que derivan del árabe altutiyà.
Este compuesto, que fue utilizado por los árabes con fines oftalmológicos, no es otra cosa que una mezcla de óxido de cinc y otras sales metálicas que se adhieren formando una costra grisácea en las paredes de los hornos donde se trabaja con derivados de ese mineral.
El dicho se empeaba para indicar que una enfermedad no tenía remedio ni aplicando el virtuoso preparado. Algo similar a lo que le ocurre al aficionado del geocaching, que no tiene remedio.
Siento comunicaros, que aunque tengáis cerca una farmacia, en ésta no hay ni tutía ni ningún remedio para cachés bien camuflados, así que no os molestéis en preguntar. Pero si queréis os podéis llevar a vuestra tía, que esa sí os puede ayudar en la búsqueda.