En berrocales como este, es fácil dejar volar la imaginación para ver formas conocidas en las piedras que lo forman. En este caso, os traemos a la llamada peña del ahorcado, que suponemos que recibe su nombre por la leyenda que habla de su utilización por los romanos para tal fin.
Realmente, no tenemos noticias de que en este lugar se ahorcase a nadie y, además, los romanos no utilizaban esta técnica habitualmente, ni tal como la conocemos.
En la actualidad se utiliza, al igual que muchas de la zona, para hacer bulder, o lo que es lo mismo, un tipo de escalada sin material, de “baja peligrosidad” y mucha dificultad técnica. Testigo de ello son unas marcas blanquecinas que dejan las manos de los escaladores impregnadas en magnesio, utilizado para eliminar el sudor. Si os animáis a subir, por uno de los laterales hay una subida apta para no profesionales, pero ojo, que desde arriba hay una buena caída, tanto desde la horca como cancho abajo y no es necesario subir para encontrar en cache. El contenedor se encuentra unos metros más abajo de la piedra, para evitar en lo posible miradas indiscretas.
Esperamos que disfrutéis del lugar.