A pesar de su indiscutible ligazón con el mar, hay en A Illa dos ejemplos claros de la vida campesina de sus habitantes: El Molino de Mareas y el Molino de Viento, los dos del siglo XV, y que coinciden en el tiempo con la introducción del maíz en Galicia, para satisfacer la demanda de harina de este cereal.
Este molino, situado en la Ensenada de A Brava, es una muestra de la relación que hubo entre la tierra, el mar y la vida cotidiana de los isleños. Es una construcción de piedra a la que se accede por un pequeño “puente” también de piedra. Se aprovecha de pleamares y bajamares y tiene tres muelas; una de ellas para moler exclusivamente trigo y las otras dos, para el maíz.