Visitar un cementerio no siempre tiene porqué ser triste o doloroso. Los hay arquitectónicamente muy interesantes como este cementerio de la Almudena, donde el paseo se hace muy agradable y entretenido.
Siempre que paso por uno de estos lugares, se me viene a la cabeza una poesía llamada “Elegía a Ramon Sijé”, que está dedicada a un amigo del poeta, repentinamente fallecido.
Esta poesía pertenece a Miguel Hernández (1910 – 1942), y está incluida en su libro de poemas “El rayo que no cesa” (1936).
El autor incluyó esta poesía como sentido homenaje a su querido amigo, aunque la temática de este libro trata sobre amor desamparado.
La siguiente es una de las poesías que más tristeza, pasión y desesperación desprende de este poemario:
Umbrío por la pena, casi bruno,
porque la pena tizna cuando estalla,
donde yo no me hallo no se halla
hombre más apenado que ninguno.
Sobre la pena duermo solo y uno,
pena es mi paz y pena mi batalla,
perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel, pero importuno.
Cardos y penas llevo por corona,
cardos y penas siembran sus leopardos
y no me dejan bueno hueso alguno.
No podrá con la pena mi persona
rodeada de penas y de cardos:
¡cuánto penar para morirse uno!
De estas cuatro estrofas, se extraen las coordenadas de este caché, que se esconde en este cementerio.
N 40 (A).(B x 2 + 3) W 003 (C x 2).(D x 7 - 1)
Obviamente el respeto es lo primero, por lo que el caché no está escondido en ninguna sepultura o lugar comprometido.
¡Feliz geocaching!