Estamos en el barrio del Pilar, al noroeste de la ciudad de Madrid. Aquí se reparten unas 40.000 personas que se fueron asentando desde principios de los años sesenta, cuando un promotor inmobiliario comenzó a construir los bloques para alojar a los inmigrantes.
Si te fijas en los nombres de las calles y plazas de este barrio tienen nombres gallegos. Una de estas plazas, es la de Corbubíon (municipio situado en el extremo oeste de la provincia de A Coruña, en la más alta de las Rías Baixas y formando parte de la llamada Costa da Morte).
En el punto central de esta tranquila plaza, encajonada entre edificios y atestada de vehículos aparcados encontramos esta curiosidad. Esta plaza alberga un horreo, un precioso cabazo de piedra, magníficamente conservado, sin pintadas ni roturas apreciables. Lleva ahí desde 1973, cuando fue trasladado piedra a piedra desde el Campo do Rollo de Corcubión. La primera vez que pregunte por él me contaron esta historia:
"Jose Banús, promotor del barrio del Pilar, estaba casado con una mujer gallega. El nombre de esta mujer era Pilar y por ello se puso el nombre al barrio. Además para que Pilar pudiera recordar su tierra, todas las calles y plazas tomaron nombres de cerca de su pueblo. Además para que no tuviera tanta morriña hizo traer el horreo y lo puso en el centro de la plaza con el nombre de su pueblo".
Desgraciadamente no es una historia tan romántica y el horreo fue comprado por el Ayuntamiento a Manuel Rojo, el cantero Jesús Costa y sus trabajadores lo desmontaron pieza a pieza, lo trasladaron en dos camiones y lo volvieron a montar en Madrid. De la inauguración, queda una placa de bronce en su frente y el recuerdo de un acto muy importante, con autoridades gallegas y madrileñas.
Al hórreo, sin embargo, nadie le saca algún tipo de partido. Tal vez los coches aparcados arbitrariamente, que lo tienen como referente. Ni siquiera se ha abierto su puerta desde hace una eternidad. En el horreo «hará dos años o tres» ocurrió un curioso suceso. La policía tuvo que intervenir porque algunos jóvenes lo habían «okupado». Pese a que tiene una puerta pequeña, y que aparentemente se abre con facilidad, abrieron un agujero en la parte inferior y guardaron dentro mucho material. En efecto, en una ojeada se ve que le han colocado una especie de lámina o tapa para eliminar aquel pasadizo.
Por último no podemos olvidarnos que en la plaza de Corcubión tiene su sede "La Piluka" catalizadora de actividades teatrales, musicales y sociales. A partir de las 19:00 de cualquier día, la plaza es un hervidero de gente.
EL CACHE
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