La serie de cachés “Carpe Diem” se desarrolla en distintos enclaves del barrio de Torrero de Zaragoza.
Ha sido creada con motivo de la cuarta edición del Festival Aragón Negro, como alternativa para unir la novela negra con el geocaching.
Todas las historias que aquí se cuentan son mera ficción y están manipuladas para el juego.
Los cachés de la serie pueden ser encontrados de forma independiente, excepto “CARPE DIEM – La inhumación”. Para encontrarlo y finalizar la aventura se deben encontrar todos los demás de la serie y tener en cuenta las pistas que se encuentran en ellos.
Los cachés de la serie son:
1.- Carpe Diem – La entrega
2.- Carpe Diem – Fuego en las pupilas
3.- Carpe Diem – Una mentira inocente
4.- Carpe Diem – Sangre en la cancha
5.- Carpe Diem – Coartada perfecta
6.- Carpe Diem – Tan solo quería jugar
7.- Carpe Diem – Una jueza obstinada
8.- Carpe Diem – El seguimiento
9.- Carpe Diem – Afrodita olvidada
10.- Carpe Diem – El final
11.- Carpe Diem – El ornitólogo
12.- Carpe Diem – La inhumación
13.- Carpe Diem – Equipaje sin retorno
14.- Carpe Diem – Una de tantas
15.- Carpe Diem – Un hombre sencillo
CARPE DIEM – UNA JUEZA OBSTINADA
No te engañes, Robles. Si no hubiera sido por el tesón de aquella mujer, el caso todavía no estaría resuelto. No quiero decir que nuestro trabajo de campo cayera en saco roto, pero en mis casi treinta años de carrera policial no me he tropezado con nadie parecido.
¿Qué lo teníamos claro? De acuerdo, pero fue la jueza la que después de horas y días de interrogatorio hizo derrumbarse a aquel tipo hasta confesar dónde escondió la muestra de virus robada. Ni los agentes, ni los detectives asignados al caso, ni tú, ni yo mismos fuimos capaces de sonsacarle nada. Y sin embargo ella… ahí la tienes. Cualquiera diría que es una mujer descuidada, que apenas cuida su imagen y que solo calentaba su asiento a la espera de jubilarse ese año. Pero nada de eso. Lejos de los que desempeñan su función a la sombra de los focos de periodistas y de reconocimientos de instituciones hipócritas, ésta era una tía con un par, Robles. Te lo digo yo. Y la echaré en falta si nos vemos en otra como aquella… porque de esta casta salen una entre un millón, amigo.