Los Batanes del Mosquetín
Este enclave de Mosquetín ya existía hace unos doscientos cincuenta años, pues en el Catastro de Ensenada (1753) se habla ya de la existencia de dos batanes y cinco molinos.
Los batanes son construcciones en las que por medio de unos mecanismos denominados "folóns", basados en el aprovechamiento de la energía hidráulica, que servían para abatanar los tejidos, es decir, golpear el tejido para reducir el volumen de las piezas de lino y lana, y así pasaban a ser más compactas y tupidas ofreciendo una mejor resistencia frente al frío y la lluvia. Los molinos son todos ellos de tipo harinero del modelo más clásico y frecuente en Galicia y tienen la rueda que recibe el impulso del agua en posición horizontal, mientras que el eje que lleva el movimiento a las ruedas está en posición vertical.
El conjunto etnográfico de los batanes y molinos del Mosquetín consta de varios edificios de planta rectangular situados entre el río y los canales, dispuestos paralelamente a ambos: en los de arriba están los tres batanes y tres molinos, y en los de abajo cuatro molinos. Cuatro de estos molinos eran para el maíz (negreiros), dos estaban destinados exclusivamente al trigo (albeiros) y otro se utilizaba para el salvado del trigo (relón).
Se trata de una muestra de la ingeniería popular que evidencia la perspicacia de los vimianceses de la época para aprovechar la fuerza del agua y así optimizar la industria artesanal de la zona. Un sector con mucha tradición en Vimianzo en el que hoy destaca el encaje de bolillos, con más de medio centenar de palilleras en el municipio.
En el año 1997 el conjunto de los Batanes del Mosquetín se sometió a un proceso de rehabilitación por parte de la Diputación de A Coruña que culminó con un centro de interpretación.