Según cuenta esta leyenda, el evento tuvo lugar durante una noche lluviosa. Una pareja arrabalera disfrutaba de su viaje de vuelta de una rave en una casa okupa; ambos estaban felices, fumados y cachondos, aun así el muchacho conducía de manera temeraria hasta que el coche patinó, se deslizó por la carretera y cayó por el barranco al pie de una curva muy cerrada; los dos murieron en el acto (no en el sexual).Un año después, un hombre que viajaba por la carretera le compró un paquete de klinex, en un semáforo, a una muchacha vestida con chándal. Él le ofreció 1 euro para que se comprara una lata de cerveza y aliviar su ansiedad.
Al instante, ella dijo: «Gracias; por favor, vaya despacio y frene en la curva de Maria Antònia con Sant Ignasi de Loiola, ya que en esta curva me maté yo». El hombre la mandó a paseo y pisó el acelerador...