Se sabe que era producto del estancamiento de las aguas de lluvia y que en verano se llegaba a secar. Sin embargo, en el año 1500 ya se describe una crecida que arruinó lo que actualmente es la Plaza de la Concepción. Puede que fuera ese uno de los motivos por los que se prohibiera en esos primeros años la construcción de nuevas edificaciones en esa zona, conocida como Villa de Arriba, y que llevara a la creación en torno a la actual Plaza del Adelantado de la conocida como Villa de Abajo. La ciudad generada entre estos dos núcleos es hoy Patrimonio de la Humanidad.
La deforestación de los frondosos bosques que rodeaban la zona para dedicar los terrenos a la agricultura y a la ganadería, además de para el uso de la propia madera, hacen que se acelere el proceso de erosión del suelo. Las lluvias arrastran esos minerales que se depositan luego en la laguna, lo que conlleva una constante pérdida de fondo a lo largo de los años.
Las autoridades de la época se muestran preocupadas por las condiciones de salubridad de la laguna y regulan acerca de qué tipo de ganado podía abrevar en la zona, o que uso debían darle las personas. En La Laguna originariamente se acudía a lavar la ropa a la fuente denominada Madre del Agua situada no muy lejos de la ubicación de este caché, aunque las disposiciones contenidas en las ordenanzas lo prohibían. El agua procedente de Madre del Agua se canalizó en el siglo XVI hasta el pilar situado en las proximidades del convento de San Francisco donde se ubica en la actualidad el recinto de los lavaderos y el desaparecido Tanque de San Francisco o Tanque Grande.
Las disposiciones prohibiendo el lavado de ropas en las proximidades de Madre del Agua son continuas y se reiteran a lo largo de este siglo XVI (1527, 1547, 1575) lo que explica, como ya se ha dicho, que la normativa al respecto no se cumplía y esta actividad seguía desarrollándose. Es por esta razón que el Ayuntamiento decide en el año 1625 la adecuación de un lavadero con suministro de agua a partir del antes mencionado tanque de San Francisco o “Tanque Grande”, en la trasera del convento, junto al puente. Aunque se usa desde este siglo XVII, la fisonomía actual de Los Lavaderos es de la última década del XVIII. En 1996 se procede a la remodelación, pero posterior cierre al público de este bien patrimonial.
En el transcurso de los años se siguen produciendo frecuentes inundaciones fruto de las lluvias torrenciales, motivo por el cual se realizan en diferentes periodos trabajos de drenaje de la laguna. Las obras ejecutadas tras padecer los efectos de una grave inundación en 1826 llevan a que en 1837 la laguna pase ya definitivamente a formar parte del folklore de la ciudad.
La laguna ya no está, pero la naturaleza no se rinde fácilmente y, en muchas ocasiones, el agua ha vuelto a ocupar el espacio del que fue desalojada. Sólo en el siglo XX, en 1922, 1950 y en 1977, lluvias torrenciales ocasionaron que por unos pocos días, volviera del pasado el recuerdo del lago que dio nombre a la ciudad.
Las obras emprendidas por el primer ayuntamiento de la democracia, que presidió el pintor Pedro González, sirvieron para no se hayan vuelto a repetir las inundaciones en la ciudad cuando caen grandes lluvias. Aparte de esa utilización, se barajó también la propuesta de utilizarlos con fines lúdicos para su recorrido en barca, pero con el posterior cambio de gobierno municipal que tuvo lugar en el año 1987 esta idea fue definitivamente desechada y el proyecto quedó abandonado, dejando tan solo como recuerdo la maquinaria que todavía se conserva en el Camino de la Rúa. Sin embargo esta iniciativa fue bautizada por el pueblo bajo el nombre de "la Venecia lagunera".
