![Tilo centenario, en la Ruta botánica](https://imgproxy.geocaching.com/a6b6d45aa46fd7e983d10ee96528d65a87aba5dc?url=https%3A%2F%2Fspj6pg-dm2305.files.1drv.com%2Fy4mmd7k6gxCAhlKMYhKMwx9ZHonPhh-3BSH6-AqznEPpne0CUVbtv6xvQLwcNREgLtMPHMTEczKb3LMqJv4n4AScQRapGQjhN0uDwOw6d3ksyWCWz3JOgdrecUO548nua8lFc3YKXobjqCjpb_1Z4n9ACMyX807d6qJmZ5_eLEKs7QK52sM5tM-dpV1R4dyKsnbtBon6XL6i7oEtVHOITZKag%2FTilo%2520Centenario%2520Hoz%2520de%2520Beteta%2520%25281392%2520x%2520928%2529.jpg%3Fpsid%3D1)
Tilo centenario, de la Ruta.
La naturaleza ha creado uno de los lugares más bellos y singulares de la Serranía de Cuenca, pues durante siglos el agua del río Guadiela ha ido modelando la roca hasta formar este impresionante escenario llamado la Hoz de Beteta. Sus 8 kilómetros de acantilados con más de 80 metros de altura guardan frondosos bosques umbríos donde podremos oír el rumor del agua junto con el canto de los pájaros.
Este itinerario que vamos a realizar por el interior de la Hoz de Beteta está formado por dos rutas bien diferenciadas, el “Paseo botánico” y el “Paseo temático hasta la cueva del Armentero”, dos sendas que nos harán descubrir todo el encanto que guarda este bello rincón del norte de Cuenca.
La primera parte del recorrido nos lleva hasta la Fuente de los Tilos a través de una agradable senda donde podremos contemplar la gran diversidad arbórea de este bosque, formado entre otras especies por Avellanos, Olmos, Arces, Tejos, Acebos y Tilos. La senda va siguiendo la trayectoria de la hoz y del río Guadiela.
![Vistas cueva](https://imgproxy.geocaching.com/3a07359ff3565be7199836b8487c478cbefbc80f?url=https%3A%2F%2Fdl.dropboxusercontent.com%2Fs%2F1wwk49v8mjt9nx3%2F_DSC7355_02%2520%25281392%2520x%2520928%2529.jpg%3Fdl%3D0)
Vistas desde la Cueva de la Ramera. Foto: 2017 Sito ruiz
Desde del Fuente de los Tilos nuestra segunda parte de la ruta y que nos llevará a la cueva del Armentero y al mirador de la Hoz de Beteta, pasando antes por la cueva de la Ramera la cual visitaremos.
Habitada durante la Edad de Bronce, hace unos 5.000 años, fue sin duda para sus habitantes no solo un refugio, sino también un lugar donde maravillarse con las estalactitas, estalagmitas y columnas vistas a través de la luz procedente de sus antorchas.