Antiguamente las calles (en realidad una sola calle) se llamaban calle de Orbeta, pero luego le dieron distintos nombres según los tramos: la de la ermita, de los hornos, la del medio... y esto era como un intento de agrandar el pueblo poniendo rótulos, cuando la verdad es que Orbeta son los cuatro cipreses que anuncian la ermita, pequeña y blanca, en cuyo interior se guarda el Cristo de la Agonía al que los vecinos, para aliviar su dolor, llaman el Santo Cristo, a secas, dejando para otros Cristos, igualmente azotados y crucificados, los restantes calificativos del sufrimiento del Redentor.
Y junto a los cipreses y la ermita están las casas y existía el horno viejo, y la era, y los alfereros modelando el barro, casoles, olletes y perolets que en ningún otro sitio se hacían como aquí.