Nos encontramos ante una cascada oblícua, una auténtica obra de ingeniería natural, está fracturada de tal forma que parece que ha sido compuesta por piezas perfectamente encajadas. Dependiendo del caudal del momento, uno o dos brazos de agua y espuma descienden por las grietas y las superficies lisas formando un bonito espectáculo visual y sonoro.
En la parte superior (es posible y recomendable subir posteriormente a verlo) existe una pequeña presa natural en cuyo extremo desagua a través de una losa de piedra de caída diagonal de unos 30 metros de altura, acompañada de un bonito bosque de ribera.