Monumento Gabriela Mistral
Nacida en Vicuña (Región de Coquimbo), de origen modesto, profesora, escritora, diplomática, ganadora en 1945 del Premio Nobel de Literatura y reconocida años después con el Premio Nacional de la misma disciplina. De vida no exenta de polémicas fue Gabriela Mistral, la única chilena que ha obtenido el máximo galardón internacional de literatura, que casi 30 años después obtuvo Pablo Neruda.
Este 7 de abril, día en que se conmemora un nuevo natalicio de la poetisa, Chile no olvida su aporte a la literatura y también recuerda la promoción y puesta en valor que hizo de las bibliotecas públicas, tanto en nuestro país como internacionalmente. No sólo declaró públicamente la importancia de las bibliotecas al acercar los libros a las personas de los diferentes estratos sociales. En 1922 fue invitada por el Ministro de Educación de México, el poeta José Vasconcelos, con el fin de colaborar en la reforma educacional y la creación de bibliotecas populares en el país azteca.
"Una biblioteca es un vivero de plantas frutales. Cuando bien se la escoge, cada una de ellas se vuelve un verdadero 'árbol de vida' adonde todos vienen a aprender a sazonar y a consumir su bien", declaró la poetisa en la inauguración de una biblioteca veracruzana .
También tuvo palabras para el oficio del bibliotecario. "Una biblioteca, en ciudad pequeña, puede volverse, mejor que en ninguna parte, corro familiar de niños lectores o auditores y frecuente tertulia de adultos (...) Pero el arte del bibliotecario es difícil: él tiene que crear el convivo de sus lectores en torno de unos anaqueles severos y fríos y el nuevo hábito le costará bastante hasta que quede plantado sobre la piedra de la costumbre vieja, que es muy terca", explicó en declaraciones tomadas por la compilación Prosa y poesía , disponible en la Biblioteca Pública Digital.
"Las bibliotecas que yo más quiero son las provinciales, porque fui niña de aldeas y en ellas me viví juntas a la hambruna y a la avidez de libros. Por esto mismo, yo vine a tener de adulta las fábulas que se oyen a los siete años, y hasta de vejez dura y perdura en mi el gusto pueril y del pintarrajeado de imágenes y me los leo con la avidez de todos aquellos que llegaron tarde a sentarse a la mesa y por eso comen y beben desaforadamente", manifestó, haciendo público su cariño por las bibliotecas (3).
Hoy, las Bibliotecas Públicas chilenas devuelven ese afecto con diferentes actividades, entre las que destacan la exposición de su obra en las Bibliotecas Públicas de Monte Patria, Cadias Altovalsol (en La Serena) y en la de Tongoy; la exposición fotográfica en la Biblioteca Pública Hermano Emeterio José, de Los Andes; y una mateada literaria en la Biblioteca Pública de Andacollo.
