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En uno de los lugares más céntricos de la ciudad de Valencia se halla este magnífico edificio, mansión señorial que fue de los Marqueses de Dos Aguas, actualmente propiedad del Estado Español, donde se halla instalado el espléndido y valioso Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias "González Martí".
Un noble caballero, don Francisco Perellós, descendiente de los condes de Tolosa, casó a principios del siglo XV con Joanna Perellós, hija única del acaudalado mosén Gines de Rabassa, los descendientes de este matrimonio tomaron el apellido Rabassa de Perellós. Esta familia adquirió por compra la baronía de Dos Aguas en el año 1496, siendo elevada a marquesado por el rey Carlos II en 1699.
Dicen los historiadores, que la casa de los Marqueses de Dos Aguas fue considerada en Valencia durante siglos, como dechado de nobleza y opulencia y que, su fortuna provenía de los años mil quinientos, en cuyo tiempo una familia de mercaderes, los Rabassa, se enriquecieron, primero con los tratos mercantiles y luego con los arriendos de los derechos de la Generalidad, o sea los contratos de contribuciones indirectas. Los Rabassa de Perellós continuaron sus negocios con la Generalidad, al mismo tiempo que ocupaban elevados puestos en la gobernación política de Valencia y acumulaban dotes y herencias importantes por medio de enlaces matrimoniales con otras importantes familias nobles valencianas.
Este monumental edificio, que llama la atención de cuantos lo contemplan por la originalidad y riqueza de la decoración artística de sus fachadas y de su espléndido interior, fue construido en el siglo XV por la familia Rabassa Perellós.

En su origen y a la vista del plano del Padre Tosca, el palacio era una construcción gótica de hacia el año 1400, de tres cuerpos dispuestos alrededor de un patio, fachada al norte, torre almenada al noreste (izquierda de la portada), portal de medio punto, logia corrida bajo el alero y cubierta de teja. En la actualidad y después de las numerosas reformas sufridas, el palacio tiene planta irregular, organizado en torno a dos patios y con tres torres en tres de sus esquinas. Su alzado se desarrolla en planta baja, planta principal y segundo piso.
En el siglo XVIII la casa solariega de los Rabassa de Perellós sufre una radical reforma llevada a cabo hacia 1740 por el III Marqués de Dos Aguas, Ginés Rabassa de Perellós y Lanuza (1706-1765) como muestra de su poder y linaje. Los tres artífices principales de las reformas fueron Hipólito Rovira Meri (pintor), Ignacio Vergara Gimeno (escultor) y Luis Domingo (1718-1767) decorador.
Hipólito Rovira se encargaría de decorar la señorial casa. Las fachadas fueron pintadas al fresco por Rovira con temas alegóricos y en tonalidades azules, pero bien pronto desaparecieron, siendo vueltas a pintar en 1770 esta vez por José Ferrer, alias Ferreret (1728-1782), aunque esta decoración también acabaría por desaparecer. Sobre la portada y protegiendo la misma se construiría un balcón corrido con antepechos de forja apoyado sobre tornapuntas. Durante estas reformas también se construyó una segunda torre en su lado noroeste (a la derecha de la portada principal).
En el interior se colocaron pavimentos de azulejos policromos con escenas mitológicas, las escaleras se decoraron con contrahuellas de temática vegetal y las paredes se tapizaron con telas nobles, estucos y frescos en paredes y techos.
En esta reforma que cambió toda su anterior estructura gótica, destaca sobre todo su portada principal recayente a la calle del Marqués de Dos Aguas. Está realizada en alabastro por el valenciano, Ignacio Vergara Gimeno, fundador y profesor de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, sobre diseño de Hipólito Rovira, protegido del Marqués. (Ypolitus Rovira Ynventor et Ygnatius Vergara fabricator).
En la composición de esta magnifica portada realizada hacia 1745 se hace referencia a los dos ríos mas caudalosos de la comunidad valenciana: el Turia y el Júcar, representados por dos grandes figuras humanas desnudas (atlantes); bajo ellas dos cántaros derraman agua en clara alusión al título de los marqueses.
En la parte derecha de la portada vemos representadas dos cabezas de cocodrilo, un carcaj con flechas y una vasija por cuya boca se derrama el agua. Sobre este conjunto una de las dos grandes figuras antes aludidas y más arriba decoración de hiedra a cuyo tronco se enrosca una serpiente.
En el lado izquierdo, un león recostado, otra vasija derramando agua y otro carcaj con flechas. Sobre el lomo del león descansa el pie del otro gigante. Completa el conjunto diversa decoración de tipo vegetal y una palmera.
En el dintel de la puerta el complicado escudo de los marqueses, el escudo de los Rabassa de Perellós y sus diversos entronques nobiliarios. Abrazan o más bien protegen el escudo, las figuras de dos salvajes con mazas. Así entre sus cuarteles podemos encontrar los apellidos Perellós (representados por unas peras), los Rabassa, el linaje de los Lanuza, los Rocafull, los Boil, Hijar y Maza de Lizana entre otros.
En el cuerpo superior de la portada, en una artística hornacina, la bellísima imagen, a tamaño natural de la Virgen del Rosario, elegida como especial patrona por la Casa de Dos Aguas. A los pies de la Virgen dos matronas arrodilladas una de ellas con una cornucopia (el cuerno de Almatea) de la que se derraman frutos (alegoría de la Agricultura y la Prosperidad) y la otra con una vasija a sus pies de la que salen monedas (alegoría de la Justicia y la Magnanimidad). Flanquean a la Virgen del Rosario dos pares de sirenas aladas de pequeño tamaño. En toda la portada se desprende la desbordante voluptuosidad del estilo rococó. Por encima de la hornacina donde se encuentra la Virgen, vemos representado la imagen de un ángel con una trompeta, es "la Fama" trompetera que proclama la grandeza del marquesado de Dos Aguas, lleva además una corona de laurel. La Virgen del Rosario era obra en madera policromada de Ignacio Vergara pero ésta desapareció, la que ahora vemos es una copia en yeso realizada en 1866 por Francisco Molineli Cano (ca.1834-1905). La hornacina tiene una tapa que permite la ocultación de la imagen; cuando los marqueses se encontraban fuera de palacio la imagen de la Virgen se encontraba oculta y cuando si que lo estaban la imagen aparecía descubierta a la vista de la gente.
En la fachada recayente a la calle Poeta Querol, encontramos una segunda portada bastante más sencilla que la principal, es conocida como Portón de los carruajes, y que ya su solo nombre nos indica para que servía. La puerta fechada entre 1864 y 1867 tiene la carpintería de roble, mientras que los plafones que la decoran son de madera de nogal. La decoración es a base de rocallas y frutos, destacando en los paneles centrales dos máscaras del dios griego Pan (en la mitología romana: Fauno). Además destacan entre los adornos de rocalla dos juegos de letras metálicas con las iniciales MD (Marqués de Dos Aguas).
En la plazoleta que forma este espacio una fuente da un toque romántico a este maravilloso palacio. En este mismo lugar y hasta hace bien poco se encontraba otra fuentesimilar, que ha sido sustituida por la que ahora vemos.
En 1843 hereda el titulo por no haber sucesión directa familiar, don Vicente Dasí Lluesma (1825-1893) hijo natural de Giner Rabassa Perellós y Palafox, V marqués de Dos Aguas. Con este personaje se extingue el linaje de los Rabassa de Perellós ya que su hijo Vicente Dasí después de largos pleitos recibe las propiedades del marqués y el titulo nobiliario pero no el derecho a usar el apellido. Vicente Dasí, VI marqués de Dos Aguas, recibe en herencia el marquesado y junto con su gran fortuna particular que ya posee, se convierte en uno de los hombres más ricos del Reino. Este realiza entre 1862 y 1867 una segunda y espectacular reforma del edificio, basada principalmente en la decoración ornamental del interior y el exterior del edificio. Así en un claro estilo ecléctico, combina rococó, motivos chinescos, estilo neoimperio y estilos Luis XV y Luis XVI. Así es frecuente la presencia de decoradores italianos y franceses, ajustándose los adornos de rejas, ventanas y balcones al gusto afrancesado de aquellos años. Es en este momento cuando el palacio adquiere su actual fisonomía.
En esta segunda gran reforma del palacio la escalera principal es reformada en su totalidad. Sólo permanece de la anterior reforma barroca la bóveda vaída que cubre la caja de la escalera y que fue pintada por Hipólito Rovira y que es lo único que se conserva además de la portada, de la primera reforma del edificio. Los frescos de la bóveda forman un conjunto de personajes y dioses de la mitología clásica: Minerva, Ceres, Júpiter, Mercurio etc. La bóveda apoya en cuatro pechinas en estuco sujetas por atlantes y decoradas por Luis Domingo con las cuatro partes del mundo conocido representados por sus animales alegóricos: America con una caimán, África con un león, Asia con un elefante y Europa con un caballo.
Esta segunda gran reforma del palacio es encargada al arquitecto Ramón María Ximénez Cros (Valencia 1829-1865), la decoración pictórica a José Brel Giralt y a Salustiano Asenjo Arozamena (1831-1897) mientras que la parte decorativa o escultórica a José Nicoli y a Cayetano Francini. A la muerte de Ximénez Cros se hace cargo de las obras el arquitecto Juan José Fornés Rubanals, aunque este punto está todavía por confirmar.
Ramón Ximénez Cros abalaustra los balcones, decora con rocallas las jambas y dinteles de puertas y ventanas. Añade figuras de amorcillos, cornucopias, mascarones, estípites, bustos clásicos y frontones tanto en el interior como en el exterior. Introduce en los frontones personajes femeninos desnudos a veces en forma de figuras fantásticas. Las torres se decoran con escudos, cimeras, petos y carátulas. La decoración de balcones y ventanas se realiza en estuco, yeso o terracota y las fachadas se pintan con estucado jaspeado simulando mármol en tonos grises y rosas, eliminando cualquier rastro de las pinturas al fresco que pudieran quedar de la anterior reforma realizada por Hipólito Rovira. Las cresterías se decoran con águilas y volutas de terracota, mientras que las torres lo hacen con panoplias de armas también en terracota. Toda esta decoración es realizada por José Nicoli y Cayetano Francini. Además se derriba el balcón corrido realizado en el siglo XVIII sobre la portada principal. Entre las figuras fantásticas que encontramos en la fachada, destacan las sirenas, mitad mujeres mitad peces que dotadas con alas por los dioses, buscan por aire y por mar a su compañera Perséfone raptada por Hades. Otra figura reconocible es La Aurora, figura femenina que cada mañana al levantarse enciende una antorcha para disolver la oscuridad y dejar paso al sol que ilumina el día.
  En el patio interior (Patio de la fuente) se sustituyeron las ventanas góticas por balcones con figuras alegóricas en barro cocido (terracota) alusivas a los intereses y gustos del marqués. Estas figuras en ocasiones se representan como dioses y diosas del panteón griego y romano.
En un nivel inferior vemos alegorías de las Bellas Artes como personajes femeninos y elementos relacionados a las mismas: así vemos representada la arquitectura (sosteniendo un plano del palacio), la escultura (con un busto en sus manos). En este mismo nivel vemos otras alegorías, como son la agricultura representada por una mujer que tiene en su regazo y a sus pies los frutos de la tierra y el trabajo representada por una hilandera. Sobre la puerta de entrada al interior del palacio, dos figuras de diosas del Olimpo, a la izquierda la diosa Demeter-Ceres con el cuerno de Almatea, alusiva a la abundancia; y a la izquierda la diosa Atenea-Minerva como deidad de la sabiduría con escudo, casco y lanza (lanza hoy desaparecida).
En el nivel superior y decorando los balcones continúan las alegorías: las Ciencias y las Letras con representaciones de libros y astrolabios personificados en la diosa Atenea-Minerva, como diosa de la sabiduría; la guerra está representada en la persona de la diosa Atenea-Minerva (nuevamente) como diosa de la guerra; el comercio representado por el dios Mercurio-Hermes con el caduceo y el sombrero con alas; la diosa Artemisa-Diana diosa de la caza representada con diversos elementos de caza y con un ciervo, al dios Poseidón-Neptuno con su tridente y diversos utensilios y animales marinos como representación de los intereses marítimos y finalmente al dios Apolo-Febo con una lira en sus manos, dios de las artes representado con diversos elementos relativos a esta disciplina.
En un tercer nivel y en la parte más alta de los balcones del segundo piso seis medallones con bustos de diversos dioses: Apolo, Atenea, Dionisio, Flora, Deméter y Helios.
Todo este programa iconográfico es un un fiel reflejo de los gustos, los intereses, los anhelos y la base de la fortuna del marqués.
En el centro del patio se colocó una pequeña fuente de mármol cuyo motivo central es un niño que cabalga sobre un cisne. Este mismo motivo podemos encontrarlo idéntico en losJardines de Monforte. En la reforma del palacio efectuada entre los años 1991 y 1998 se colocó una claraboya de cristal protegiendo el patio de la intemperie.
El interior del palacio se decoró también con bellas pinturas y artísticos mármoles en suelos y salones, donde fueron famosos los bailes y conciertos con la actuación de los mejores cantantes y músicos que se desplazaban a Valencia, especialmente invitados por los Marqueses de Dos Aguas.
El interior fue pintado y decorado por los mejores artistas del momento: los techos de la sala chinesca fueron pintados por José Flores Vela, los techos del salón pompeyano por José Marcelo Contreras Muñoz y Vicente Aznar Porcar. El comedor por Rafael Montesinos y Ramiro, el salón de baile por Salustiano Asenjo Arozamena, el dormitorio del marqués por Plácido Francés Pascual y los tocadores y el salón rojo por José Brel Giralt.
Los muros de las paredes se estucaron con alabastro de las minas de Niñerola -de donde se extrajeron también los bloques de mármol alabastrino que utilizó Vergara para labrar la bellísima portada del palacio-, próximas a la villa de Dos Aguas y que da nombre al marquesado.
En esta gigantesca reforma, Cayetano Francini abrió en 1865 la puerta lateral del palacio hoy recayente a la calle Poeta Querol y conocida como Puerta de los Carruajes, entonces abierta a la plaza de la Garrofera, y que era utilizada como portón para los carruajes.
El acceso al interior del palacio se realiza a través de la portada principal de Ignacio Vergara. Traspasado el zaguán, entramos al patio antes descrito. Desde aquí una puerta flanqueada por dos esculturas de bulto redondo en mármol de Carrara de Santa Inés con un cordero en los brazos y la Diosa Ceres. Junto a Santa Inés un busto en bronce del creador y fundador del Museo don Manuel González Martí. Sobre el dintel dos altorrelieves con alegorías de la seda y la agricultura.
Desde aquí un vestíbulo en la planta baja nos lleva al interior del Patio de carruajes o Patio de las carrozas y por una escalera de mármol de doble tiro al piso principal o noble. La bóveda de la caja de la escalera de honor se cubre con un techo plano a base de casetones que tapa la bóveda pintada por Hipólito Rovira y que sólo es visible desde el segundo piso. Ya hemos comentado que la caja de la escalera se dividió horizontalmente en la segunda gran reforma del edificio.
El Palacio del Marqués de Dos Aguas en el recuerdo
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