Te proponemos una serie de rutas culturales diferentes por el Prepirineo Aragonés. Una forma diferente de conocer el patrimonio que pocas veces sale en las visitas culturales. Un viaje al lado más escondido y desconocido de nuestro territorio. A lo largo de las rutas hemos escondido pistas e inventado historias para mostrarte de forma divertida esta belleza sumergida. !Adelante y no olvides encender tu GPS
MURILLO DE GÁLLEGO: MIRANDO A LOS MALLOS DE RIGLOS
Aunque la tradición popular diga que los mallos los crearon los gigantes, la realidad es que los crean la erosión. El agua caprichosa crea estas formas espectaculares, con paredes que alcanzan hasta los 325 metros de altura. Hay mallos de tres alturas distintas: están los grandes, los chicos y los fils que son los más pequeños, y cada uno tiene su nombre:
Grandes: el Firé, el Pisón, el Puro, el Castilla, los Volaos, el Cuchillo, el Melchor Frechín, la Visera y el mallo del Agua. Pequeños: Colorado, Chichín, Herrera, Magdalena, Cored, Carilla, Agua Roja, Gómez Laguna y Capaz.
¿Se tiene que subir escalando? No a todos: Melchor Frechín, el Paredón de los Buitres o el mallo del Agua tienen sendero para subir hasta su cima.
En el pueblo de Murillo de Gállego, subiendo un pequeño tramo más desde la Iglesia de la Virgen de Liena, se llega hasta el Mirador de la Reina, desde donde se puede disfrutar de una impresionante panorámica de los Mallos de Riglos.
En Riglos no hay tesoro y por eso no te dirigimos allí en esta búsqueda, pero te recomendamos que en otro momento te acerques a la localidad, porque si los mallos imponen desde el pueblo de enfrente… ¡ni te imaginas lo que se siente desde los pies de esas moles!