Villablanca se halla enclavada entre la Costa de Huelva, y el Andévalo. Situada en un planicie, por su orografía y situación es punto de encuentro y cruce de las dos comarcas citadas. Villablanca linda al sur con Isla Cristina y Ayamonte, al Oeste y al Norte con Ayamonte y al Este con Lepe.

Algo único en la provincia de Huelva es el trazado urbano de la villa. Dispuesta en damero consta de un núcleo central, situado en la Plaza del Concejo, verdadero núcleo administrativo, y de seis calles que orientadas de norte a sur, forman la villa. Estas calles “principales” son atravesadas por callejas que las unen y facilitan el tránsito. Esta forma de distribución se debe a que, a diferencia de otros pueblos de la zona, el trazado y crecimiento urbano de Villablanca fue planificado. Coincide el trazado urbano de Villablanca con el estilo urbanístico que en plano siglo XVI se desarrolla en las principales ciudades coloniales españolas en América, como por ejemplo Ciudad de México.

Básicamente ganadera y agricultora, Villablanca destaca por sus chacinas y carnes, despuntando últimamente la construcción como motor económico; este despunte se debe al incremento poblacional de extranjeros atraídos por su cercanía a las playas de Ayamonte, Isla Cristina y Lepe, la buena relación calidad precio, el clima y sobre todo el ambiente tranquilo y sosegado de este pueblo semi-serrano. Entre sus productos más conocidos se halla el pan de pueblo, que en toda la provincia se denomina “pan de Villablanca”. La apicultura también tiene un importante papel en la zona.