Desde el siglo XIX, las familias huertanas se dirigían a Los Alcázares cada mes de Agosto, coincidiendo con el ciclo lunar, para tomar los nueve baños que conformaban el ancestral rito de 'los novenarios'.
Según la leyenda histórica, el origen de esta tradición procede de cuando Alfonso X el Sabio hizo bañarse en la laguna marmenorense a su esposa Doña Violante, con el fin de remediar la falta de heredero. Asegura la leyenda que este 'novenario' surtió efecto.
Cuando la faena en el campo llegaba a su fin y la cabañuela pronosticaba como iba a ser la meteorología en los días sucesivos, los huertanos abandonaban el tajo, almacenaban azadas, legones y corvillas y se disponían a cambiar los paisajes huertanos por los de las playas del Mar Menor.
A su llegada a Los Alcázares, montaban sus barracas en las zonas de Las Palmeras y El Carrizo y, a continuación, procedían a tomar los baños, siguiendo una estricta norma de origen inmemorial, la del 'novenario'. Este ancestral rito consistía en la toma de exactamente nueve baños, realizados con tal precaución, que muchos de los huertanos se adentraban en el mar aferrados a una cuerda atada a una estaca clavada en la orilla. Según el clamor popular, estos 'novenarios' garantizaban una buena salud.
Actualmente sigue esa tradición y los huertanos realizan esa misma ruta con sus carros dirección a los Alcázares la segunda quincena de Agosto, pasándose toda la tarde y noche en la carretera, haciendo paradas en los distintos pueblos, donde se les invita a comida para hacer mas ameno el viaje.