Este monumento, donde tantos buenos ratos, aventuras y desventuras hemos vivido los de mi generación de veraneantes, es un homenaje del pueblo de Comillas a su gran benefactor, Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, se asemeja a un barco en dique seco, quedando parte de su quilla en el vacío.
En lo más alto del mástil encontramos la figura del primer Marqués de Comillas y en la proa y popa se observan dos grandes sillones en donde antaño se asentaban dos indianas de bronce, alegorías de Filipinas y de las Antillas y dos escudos laterales que junto con la imagen del Marqués fueron utilizadas en la guerra civil para hacer munición. De aquellos hoy, solo se conserva la escultura del Marqués realizada en piedra.
En toda su estructura podemos encontrar motivos naturales y animales, desde un cangrejo hasta un búho. La escalinata que rodea el monumento avanza ascendente y profunda, conformando una serie de pequeñas cavidades.