Razas de D&D: Kenkus. 15N

Atormentados por un antiguo crimen que les privó de sus alas, los kenkus vagan por el mundo como vagabundos y carteristas que liben en los límites de la sociedad humana. Los kenkus sufren de una siniestra reputación que no es del todo incierta, pero pueden probar ser valiosos aliados.

Historia

Una antigua maldición

Los kenkus sirvieron una vez a una misteriosa y poderosa entidad de otro plano de existencia. Algunos creen que eran secuaces de Grazz't, mientras que otros dicen que eran exploradores y rastreadores de los Duques del Viento d Aaqa. Sea como fuere, según la leyenda, los kenkus traicionaron a su señor. Incapaces de resistir el encanto de un bonito y brillante tesoro, los kenkus maquinaron para robar el artefacto y escapar al Plano Material.

Desafortunadamente para ellos, su señor descubrió su plan antes de que pudieran llevarlo a cabo. Enfurecida, la entidad les echó tres terribles maldiciones: primero, las preciadas alas de los kenkus se marchitaron y cayeron de sus cuerpos, ligándolos a la tierra; después, debido a su ingenuidad y habilidad les había vuelto en contra de su patrón, la chispa de la creatividad les fue arrancada de sus almas; por último, para asegurar de que los kenkus nunca pudieran divulgar secretos, su señor les quitó sus voces. Una vez que la entidad estuvo satisfecha creyendo que habían sido suficientemente castigados, dejó sueltos a los kenkus en el Plano Material.

Desde entonces, los kenkus han vagado por el mundo. Se asientan en lugares donde son aceptados, normalmente en ciudades desoladas que viven tiempos duros y están plagadas de crimen.

El sueño de volar

Sobre todo lo demás, los kenkus desean recuperar su habilidad para volar. Cada kenku nace con el deseo de tomar los cielos, y aquellos que aprenden a lanzar conjuros lo hacen con la esperanza de dominar conjuros que les permitirán volar. Los rumores sobre objetos mágicos como las alfombras voladoras, escobas capaces de volar y objetos similares provocan un gran deseo en los kenkus de adquirir estos objetos para ellos mismos.

A pesar de su carencia de alas, a los kenkus les encanta morar en torres y otras estructuras altas. Buscan ruinas que ascienden a los cielos, aunque carecen de la motivación y creatividad necesarias para reparar o fortificar estos lugares.

Aun así, su poco peso y reducido tamaño les permiten habitar en estructuras desvencijadas que se derrumbarían sobre un humano o un orco.

Algunos gremios de ladrones usan kenkus como vigías y mensajeros. Los kenkus habitan en los edificios y torres más altos que controla el gremio, permitiéndoles acechar desde las alturas y mantener la guardia sobre la ciudad.

Plagiarios sin remedio

Como resultado de su falta de creatividad, los kenkus sirven cómodamente como secuaces de un poderoso amo. Los líderes de las bandadas promueven la disciplina y minimizan los conflictos, pero fallan en la planificación y elaboración efectiva de ardides a largo plazo.

Aunque son incapaces de hablar con sus propias voces, los kenkus pueden imitar a la perfección cualquier sonido que oigan, desde la voz de un mediano al ruido de rocas rodando colina abajo. Sin embargo, los kenkus no pueden crear nuevos sonidos y sólo pueden comunicarse mediante sonidos que hayan oído. la mayoría usa una combinación de frases y efectos de sonido para transmitir sus ideas y pensamientos.

Por el mismo motivo, los kenkus no tienen habilidad ninguna para inventar nuevas ideas o crear cosas nuevas. Pueden copiar objetos ya existentes con habilidad excepcional, lo que les permite convertirse en excelentes artesanos y escribas. Pueden copiar libros, realizar réplicas de objetos y prosperar en situaciones donde pueden producir un gran número de objetos idénticos. Pocos kenkus encuentran satisfactorio este trabajo, ya que su ansias de la libertad del vuelo les hace poco adecuados para adoptar una rutina.

Secuaces ideales

Los kenkus se reúnen en grupos llamados bandadas. Una bandada es liderada por el kenku más anciano y experimentado, que posee la mayor cantidad de conocimiento, a menudo llamado Maestro.

Aunque los kenkus no pueden crear cosas nuevas, tienen talento para aprender y memorizar detalles. Así, los kenkus ambiciosos pueden destacar como excelentes espías y rastreadores. Un kenku que descubra ardides y planes astutos elaborados por otras criaturas pueden ponerlos en práctica. Los kenkus carecen del talento para improvisar o alterar un plan, pero un Maestro sabio pone en práctica varios planes a la vez, seguro de que sus subordinados seguirán sus órdenes al pie de la letra.

Por este motivo, muchos kenkus tienen una vida fácil sirviendo como mensajeros, espías y centinelas para gremios de ladrones, forajidos y otros cárteles criminales. Una red de kenkus puede transmitir un canto de pájaro o un ruido similar a través de una ciudad, alertando a sus aliados de que una patrulla de guardias se aproxima o indicando de que hay una gran oportunidad para un atraco.

Como los kenkus pueden reproducir con precisión cualquier sonido, los mensajes que portan rara vez sufren alteraciones o cambios de significado. Los mensajeros humanos pueden cambiar palabras o frases y tergiversar un mensaje sin darse cuenta, pero los kenkus producen copias perfectas de aquello que oyen.

Aventureros kenkus

Los aventureros kenkus son normalmente los supervivientes de una bandada que ha sufrido graves pérdidas, o un kenku peculiar que se ha hartado de llevar una vida de criminal. Estos kenkus son más ambiciosos y atrevidos que sus camaradas. Otros se aventuran por su cuenta para buscar los secretos del vuelo, para dominar la magia o para descubrir los secretos de su maldición y encontrar un modo para romperla.

A pesar de su relativa independencia, los aventureros kenkus mantienen una tendencia de buscar un compañero que emular y seguir. A los kenkus les encanta imitar la voz y habla de su compañero.

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