MEDALLÓN DE VLAD TEPES “DRACULA” (DRAGON COIN OCN8XV)
Fue una noche muy fría… y una terrible pesadilla…
Me encontraba luchando en un gran campo de batalla… todo oscuro… llovía… mucho barro… mucho frío… mucha sangre… muchos cuerpos... mutilados…
Muchos golpes me llegaban de por todos los lugares, gritos, no podía levantarme, cada vez que lo intentaba los golpes hacían que cayera de rodillas, solo podía cubrirme con mis brazos…
Abatido, sin respiración, una fría, grande y fuerte mano me agarró por la nuca, me levantó como si papel fuera, solo pude ver esa terrible cara monstruosa, esos grandes dientes ensangrentados, por mucho que pataleara y me moviera, aquella mano me tenía bien sujeto, en un último intento de desesperación, un último esfuerzo, pude golpear con mi pie a ese… monstruo… y con una mano pude agarrar algo metálico y redondo que colgaba de su pecho… Entonces un gran chillido salió del monstruo… y ahí desperté….
Sentado en mi cama, dolorido, casi sin respiración, mucho frío, con mucho miedo, en mi mano, tenía éste medallón. Medio confundido me levanté, en el espejo de mi habitación pude ver en mi cuello, unas marcas de una gran mano.
No pude volver a dormir… me pasé el resto de la noche observando ese medallón, dos dragones de ojos rojos…
A la mañana siguiente me dirigí a la gran biblioteca, allí, el viejo bibliotecario me ayudó a buscar información sobre éste medallón.
Al cabo de bastantes horas de búsqueda entre viejos libros polvorientos, encontramos un extraño libro, “vampiros”. Encontramos lo que buscábamos, éste medallón perteneció a Vlad Tepes, más conocido como “Drácula”. Un príncipe que vivió en Transilvania, en su Castillo. La gran pregunta era ¿Cómo había llegado el medallón a mis manos?, el viejo Bibliotecario sin creer mucho mi relato me dijo:
-Joven, no sé de dónde has “tomado prestado” éste medallón, pero te aconsejo que lo devuelvas, todo lo que se refiere a “Drácula” está maldito…
Pasaron unos días, y desde esa noche no pude volver a dormir, estábamos en verano, y las noches se volvían muy frías, escuchaba gritos, no provenían de ningún lado, como los de aquella pesadilla…
Las noches se volvieron insoportables, por eso decidí que el medallón debe apartarse de mi vida, y deba volver con su dueño.
Un largo viaje debe hacer el medallón, ahora está en tus manos, debes ayudar en lo que puedas a que llegue a su destino, al Castillo de Drácula, no te recomiendo que te lo quedes… una gran maldición recae sobre él, te lo puedo asegurar…