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Difficulty:
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Terrain:
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Size:  (regular)
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El torreón de la muralla al que conocemos con el nombre de "El
Alamín" por estar al inicio del barrio y calle de ese nombre,
vigilando el hondo y estrecho barranco también así llamado,
centinela del puente medieval de "las Infantas" que servía para
entrar (o salir, según se mire) de la ciudad, es un edificio que ha
tenido muchos usos desde su construcción, allá por el siglo XIII.
Fue hecho para servir de "torre albarrana" de la muralla de la
ciudad. Esto es: la muralla iba un poco más retirada del borde del
barranco, en algunos lugares casi a su altura, pero en este espacio
concretamente, donde se hizo el puente de piedra y ladrillo que
salva el barranco, existió una puerta de entrada a la ciudad, que
estaría justo al inicio de la calle Salazaras, quedando este
torreón, unido a la muralla, pero vigilante de la misma, del puente
y de la puerta. Una auténtica mini-fortaleza militar, un pequeño
castillo, con todos los elementos de lo que la arquitectura militar
cristiana necesitaba para defender una posición. Esta torre,
construida con argamasa y sillarejo basto, ofrece sus muros
decorados con sillarejo de piedra caliza e hiladas de ladrillo. Los
muros son enormemente fuertes, de casi dos metros de anchura. La
puerta actual se encuentra en la planta baja, un poco elevada sobre
el nivel de la calle, habiéndose construido una rampa para acceder
cómodamente a su visita, pero esa puerta es relativamente moderna,
pues en la Edad Media la entrada la tenía en realidad a la altura
del segundo piso, por el hueco que hoy se ha dejado como balcón o
asomadizo. A esa altura se llegaba por medio de escalas de madera,
muy firmes y altas, una de las cuales aún queda de recuerdo
colgando en un muro interior. Las salas inferior y superior (ahora
unidas por una moderna escalera de caracol, toda realizada en
madera) son similares. Se dividen en dos espacios por un muro
central que carga sobre pilares de ladrillo que rematan en arcos.
Ha habido que reforzarlos, porque andaban ya muy deteriorados, y se
les ha colocado una cincha interior que no les afea y así les
protege. En los muros de ambas estancias (más numerosos en la
superior) se abren algunos ventanales aspillerados, lógicamente muy
estrechos, hundidos en la fortaleza y profundidad del muro. De tal
modo que desde estos estrechos luminares se podía observar lo que
ocurría en el exterior, y apenas ser vistos los observadores desde
fuera. Aún en la segunda planta continúa la escalera para poder
acceder, a través de una trampilla a la que se llega por un tramo
muy empinado de escalera, a la azotea, desde la que se divisa una
sorprendente vista de la ciudad, especialmente del barranco del
Alamín, el hondón de la Alaminilla, el barranco de la zorra a lo
lejos, etc. Un control total sobre el entorno, que era lo que
perseguía este edificio, pieza clave en la defensa de la ciudad.
Ofrece en su interior una exposición muy cuidada acerca de la
historia y evolución de la muralla de la ciudad de Guadalajara, con
paneles, cerámicas, retroiluminaciones y maquetas. Horarios
Sábados, Domingos y festivos de 10.00 a 14.00 y de 16.30 a 19.30
horas. Cerrado los días 25 de diciembre, 1 y 6 de enero. Tarifas La
entrada es 1 euro. El Cache contiene varias cosas
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