
V.G.G.
BATALLONES
ID:
58240
Tipo de señal/Type of Benchmark: Vértice/Vertex
Estado de conservación/Condition: Dañado/Damaged
ALTITUD/Altitude: 707.200 m
Coordenadas Oficiales/Official Coordinates: 40° 10' 36.44290" -
W 3° 42' 47.09550" (ED 50)
Municipio/Municipality: Torrejón de Velasco (Madrid,
España)

En este lugar, además del Vértice
Geodésico, nos vamos a encontrar con unas buenas vistas hacia los
pueblos del sur de Madrid y la comarca toledana de La Sagra, junto
a un radar meteorológico, a los importantes yacimientos
paleontológicos del Cerro de Batallones y, continuando por el
camino, a unas extracciones mineras de sepiolita.
CÓMO LLEGAR
Desde la carretera M-404, en una
gran rotonda que da acceso a Valdemoro y a la R4 (PK 32.500),
también sale un desvío indicado como "Camino" en las coordenadas N
40° 10.845 - W 003° 42.640. Por ese camino hasta el cache hay unos
750 m., que se pueden hacer sin problemas en coche y llegar hasta
el radar meteorológico. Como curiosidad, según vamos por el camino
podemos ver a la derecha una fábrica de piensos conocida como
"Mal-huele", que brinda "aromas" a los pueblos cercanos (Valdemoro
y Torrejón de Velasco).
Si recorréis la zona, podréis observar los diferentes huecos de las
excavaciones paleontológicas (cuidado con los niños). Hace años que
tienen pensado hacer una especie de parque para explicar los
hallazgos, pero la cosa no acaba de concretarse. Es una pena,
tratándose de uno de los más importantes del mundo, y además la
zona está bastante deteriorada. El cache está cerca del vértice, y
justo encima de uno de los yacimientos.
RADAR METEOROLÓGICO

Un radar meteorológico, o radar
meteo, es un tipo de radar usado en meteorología para localizar
lluvias, calcular sus trayectorias y estimar sus tipo (lluvia,
nieve, granizo, etc.). Además, los datos tridimensionales pueden
analizarse para extraer la estructura de las tormentas y su
potencial de trayectoria y de daño. Finalmente, los ecos de
precipitaciones y de atmósfera clara del radar meteo permiten
estimar la dirección y velocidad del viento en las zonas bajas de
la atmósfera. El "radar meteo" suele usarse junto con detectores de
rayos, para ubicar la actividad mayor de una tormenta.
Los radares fijos utilizados para la detección del movimiento
climático trabajan desde un punto fijo anclado a la Tierra. Este
condicionamiento les obliga a trabajar con ondas de más corto
alcance. Ante todo hay que resaltar que el radar lo que hace es un
estudio de la morfología interna de los procesos meteorológicos que
se suceden en el cielo, es decir, no se limita a retratar un área
específica de estudio, sino que, por ejemplo, averigua qué es lo
que se esconde tras la formación de una nube. El radar detecta la
presencia de gotas de agua y/o partículas de hielo que se
encuentran en el aire, emite un impulso de radiación microonda y
registra el eco de las radiaciones que se detectan en el retorno al
ser reflejadas por dichas gotas de agua o por las briznas de
hielo.
Dependiendo de la capacidad y la sensibilidad de la que esté
provisto el radar, se puede llegar a controlar y observar no sólo
la distancia en la que se sitúa el objeto (agua o hielo) que
produce el eco, sino también la dirección o el sentido que sigue,
como tal, el fenómeno atmosférico. Cada operación de medición
realizada llega reflejada a una pantalla, que dibuja el objeto de
estudio. La pantalla, llamada P.P.I. (Plan Position Indicator)
suele ser de forma circular y se acopla de tal manera que su centro
se hace coincidir con la imagen del propio centro emisor. Cuanto
mayor sea el tamaño y la concentración de los objetos que se
registran en pantalla, esto es, cuanto mayor sea el volumen de agua
o hielo encontradas, mayor intensidad alcanzará el eco del radar.
Junto a los satélites meteorológicos, los radares, son fuentes de
gran utilidad para realizar labores de predicción meteorológica a
corto plazo. Para alcanzar la fiabilidad de las observaciones que
proporciona un radar es fundamental conocer con detalle la
topografía de la zona o área de estudio. La técnica en la
construcción y fabricación de los radares, que desde su creación a
mediados del siglo pasado ha evolucionado de forma considerable,
todavía necesita depurar posibles errores que pueden desprender la
interpretación de ecos que llegan a la pantalla P.P.I. del
radar.
YACIMIENTOS PALEONTOLÓGICOS DEL CERRO DE
BATALLONES
Breve historia de los
descubrimientos
El primero de los yacimientos,
Batallones-1, fue hallado en 1991 en el curso de las explotaciones
mineras de sepiolita realizadas en el cerro por la empresa TOLSA,
S.A. Tras varias campañas iniciales de excavación en los años
1991-1993, el inicio del nuevo plan de explotación por parte de
esta empresa en el cerro propició que en el año 2000 se acordara un
plan de seguimiento paleontológico. Desde entonces y hasta la
actualidad, junto a las excavaciones sistemáticas llevadas a cabo
en verano, se han venido desarrollando diversos trabajos de
seguimiento, encontrando nuevos yacimientos en el cerro.
El conjunto paleontológico de yacimientos del Mioceno superior
descubierto en el Cerro de los Batallones (Torrejón de Velasco, al
Sur de Madrid) es único por varios motivos:
1.- Presentan una elevada concentración de fósiles de mamíferos en
un estado de conservación excepcional.
2.- En muchos casos estos fósiles aparecen en articulación,
habiéndose llegado a encontrar hasta individuos completos en
posición de muerte.
3.- Hasta la fecha se han encontrado diez yacimientos en estrecha
vecindad (en menos de 10 Ha).
4.- Algunos yacimientos presentan una fauna de carnívoros
excepcional, indicando su posible origen como trampa natural,
mientras que en otros se encuentran restos de grandes
herbívoros.
5.- Aunque las características faunísticas de cada yacimiento son
únicas, resulta probable que la formación de todos los yacimientos
haya sido el resultado de la actuación de procesos geológicos
comunes.
El mioceno forma parte de la Era Cenozoica y es una
subdivisión del periodo Terciario. El mioceno empezó hace unos 25
millones de años y concluyó con el inicio del Plioceno, hace
aproximadamente 5 millones de años.

Origen geológico de los
yacimientos
El origen de este conjunto
paleontológico puede atribuirse, a priori, a la existencia de un
sistema de hoyos que actuaron como trampas naturales, en las que
quedaban atrapados los numerosos vertebrados que habitaban la zona
durante el Vallesiense superior, hace 9-10 millones de años. Estos
hoyos se habrían formado por un proceso de "piping", también
conocido como "karst en arcillas" o "erosión en túnel", por el cual
se produjo una inusual erosión hidráulica en fisuras, que irían
agrandándose hasta formar las cavidades que actuaron como trampas
de los animales cuyos fósiles encontramos en la actualidad en los
yacimientos.
Fauna

El conjunto de yacimientos
paleontológicos de Batallones se ha hecho famoso a nivel mundial
por sus restos de carnívoros, entre los cuales destacan los
"dientes de sable" (Machairodus, del tamaño de un tigre, y
Paramachairdous, de la talla de un leopardo). También hay restos de
otras dos especies de félidos, una hiena primitiva parecida a una
civeta (Protictitherium), un anficiónido (habitualmente conocidos
como perro-osos, por su mosaico de características intermedias
entre esos dos grupos), un oso (Indarctos), un familiar del panda
rojo (Simocyon) y varios mustélidos (Martes, Sabadellictis y
Proputorius).

Entre los grandes herbívoros
destacan los rinocerontes (con dos especies), el équido Hipparion
(que se diferenciaría de los actuales caballos y cebras por la
presencia de dedos laterales en sus patas -los actuales sólo
presentan un dedo único en cada pata-) y el mastodonte
Tetralophodon. Junto a ellos, se han encontrado varios rumiantes,
como los mósquidos ("ciervos" almizcleros) Micromeryx e
Hispanomeryx, un sivaterino (jirafa de cuello corto y con grandes
apéndices craneales) y varias especies indeterminadas de antílopes,
así como un ciervo.
Junto a todos estos grandes mamíferos, gracias a las exhaustivas
campañas de lavado-tamizado realizadas, también se han encontrado
numerosos restos de pequeños mamíferos. Entre los roedores destacan
por su abundancia los hámsters, con dos especies (Hispanomys y
Rotundomys). También se han encontrado ratones (Progonomys),
ardillas terrestres, lirones (Eliomys) y castores (Chalicomys). Los
lagomorfos están representados por Prolagus, una pika. Dentro del
grupo de los insectívoros se han encontrado erizos (Parasorex y
Postpalerinaceus) y musarañas (Miosorex).
También se han encontrado numerosos restos de aves, principalmente
rapaces del grupo de los buitres, y una herpetofauna variada.
Restos de peces han sido encontrados en algunos yacimientos
(Batallones-1 y Batallones-2).
MINAS DE SEPIOLITA
La sepiolita es un mineral
perteneciente a los silicatos y cristaliza en sistema rómbico. Este
mineral fibroso posee unas características físicas que lo hacen muy
adecuado para el labrado de figuras y objetos ornalmentales. Sin
embargo, como piedra preciosa tiene un valor relativamente bajo
debido a su escasa dureza. La sepiolita es como una esponja rígida
cuyo interior está atravesado por una enorme cantidad de tubos y
galerías huecos que hacen disminuir al mínimo la densidad del
mineral y permiten que, sorprendentemente, flote en el agua.
El color más habitual de la sepiolita es el blanco, aunque también
es posible encontrar ejemplares cuya pigmentación muestra
tonalidades grisáceas, rosadas, verdosas, amarillentas, azuladas e
incluso rojizas.
Debido a su enorme porosidad, característica que reduce en gran
medida su densidad, la sepiolita se utiliza habitualmente como
absorbente industrial. Así, interviene en la producción de
diferentes materiales de construcción entre ellos algunos tipos
especiales de morteros o cementos. Por otra parte, al presentar los
canales interiores rellenos de aire, actúa como un buen aislante
térmico de superficies, aplicación para la que también se ha
empleado. Sin embargo, donde ha mostrado tener una utilidad
sorprendente es en los trabajos de eliminación de hidrocarburos,
entre ellos la limpieza de las manchas de petróleo que cubren la
superficie marina tras un derrame de crudo debido a un accidente en
la navegación. La sepiolita absorbe el petróleo y lo mantiene en
flotación, permitiendo así una retirada más sencilla del mismo.
También se usa en las competiciones automovilísticas para absorber
derrames de aceite, creando una especie de masa sólida fácilmente
retirable con el uso de escobas.
Además de collares, camafeos, sellos y otros objetos decorativos,
el uso más extendido de la sepiolita como gema es el de la
confección de pipas de espuma de mar. Todavía hoy es una artesanía
viva en Turquía, donde existen grandes explotaciones de este
mineral. En algunos museos de Viena y de otras ciudades europeas
pueden admirarse magníficas colecciones de pipas y boquillas
bellamente labradas, algunas de gran barroquismo, que reproducen
todo tipo de escenas, figuras y cenefas.
Los principales países productores de sepiolita son Turquía,
Grecia, Marruecos, España, Tanzania y Estados Unidos. Una de las
zonas más ricas en sepiolita de la Península Ibérica se localiza en
la Comunidad de Madrid. La gran acumulación de sepiolita en esta
región se debe directamente a los procesos de erosión sufridos por
la gran cordillera desde su formación. Los materiales erosionados y
transportados por el agua se fueron acumulando en una porción de la
cuenca del río Tajo, donde quedaron sometidos a los procesos de
compactación. Posteriormente, procesos de percolación e
infiltración de aguas carbonatadas dieron origen a la precipitación
de grandes cantidades de sepiolita en los estratos formados por
arcillas ricas en magnesio.
