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Caños de Carmona, Tercer Tramo Traditional Cache

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Hidden : 4/8/2011
Difficulty:
1 out of 5
Terrain:
1.5 out of 5

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Geocache Description:


Los Caños de Carmona

Hasta Híspalis (Sevilla) llegaba el agua desde Alcalá de Guadaíra por un conducto en gran parte subterráneo y sobre 401 arcos de ladrillo, en dos órdenes superpuestos, muy modificados por diversas restauraciones desde la época hispano-musulmana. Son los llamados Caños de Carmona.

 



Los caños de Carmona en dibujo de Joaquín Guichot y Parody (hacia 1860)

Una, hasta el presente irresuelta polémica, se ciñe sobre esta construcción, para unos autores de fábrica romana y para otros musulmana.

El viajero alemán Jerónimo Münzer en el relato de su viaje a España (1495) hace la siguiente referencia: "Hay en Sevilla mucha agua potable y un acueducto de trescientos noventa arcos, algunos duplicados por un cuerpo superior, para vencer el desnivel del terreno, va por este artificio gran cantidad de agua y presta muy buen servicio para el riego de jardines, limpieza de calles y viviendas, etc."

El sevillano Luis de Peraza, primero en acometer la elaboración de una Historia de Sevilla, que escribe según él mismo dice en la década de 1530, le dedica el capítulo X de su Década III[1].



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Con posterioridad fueron otros varios los que en el contexto de sus obras hicieron referencia al acueducto, aunque no todos las hicieran con igual detalle o extensión.

Así, citados cronológicamente está el presbítero extremeño don Alonso de Morgado, (1587), durante muchos años párroco de Santa Ana, la llamada catedral de Triana; el escritor y poeta utrerano Rodrigo Caro (1573-1647), quien dice:  "en toda la ciudad en común, se derivan de los caños de Carmona, y acueductos del Arzobispado tantas fuentes que casi no hay casa principal que las tenga, con muchos huertos y jardines: lo cual, con otros reparos, en el más ardiente verano, junto con las suaues mareas que correden de ordinario, hazen la ciudad notablemente apacible, fresca y regalada"; el Secretario de la Real Academia de San Fernando, don Antonio Ponz, (1786) en su Carta Sexta, expresa: "La antigualla verdaderamente provechosa, y dignísima de conservarse entre quantas tiene Sevilla, es la de los Caños de Carmona, cuya primera fundación no dudo que fué de Romanos, y así lo indican varios trozos de su construcción; bien que otros infieren ser obra de Moros por algunas partes que inclinan a su modo de construir. Naturalmente harían ellos sus restauraciones como se habrán hecho después y se harán quando se ofrezca, por la utilidad e importancia del edificio"[2]; el franciscano fray Fernando de Valderrama, que firma su obra sobre la historia de la ciudad con el pseudónimo de Fermín Arana de Valflora, (1789): el noble sevillano caballero de la Orden de Santiago don Diego Ortiz de Zúñiga, (1795); el también analista sevillano don Justino Matute y Gaviria, (1887); el erudito y también hijo de esta ciudad don José Gestoso y Pérez o el gran medievalista palentino don Julio González, (1951). Mucho más extensa podría resultar la lista, pues otros muchos lo citan o mencionan, pero basta con los nombrados para no resultar prolijo.

En su origen romano parece haber bastante concordancia entre los autores, pero su datación no se ha hecho por falta de medios documentales que la confirmen. En obras recientes[3], ni siquiera se los menciona. La causa posible de que don Antonio Blanco Freijeiro no lo haga es que los considere de época hispano-musulmana, aunque rehecho sobre las estructuras romanas; pero la fábrica no lo parece. Y, de hecho, tenemos referencias precisas al respecto. La crónica de Aben-Sahib-Asalá[4] dice expresamente que «los caños de Carmona fueron fabricados por los moros». Ortiz de Zúñiga en sus Anales de Sevilla, va en el mismo sentido.

Rodrigo Caro (1634), como todos los historiadores anteriores y posteriores a él, no dejó de referirse a los famosos «caños de Carmona», pronunciándose al respecto: "Quien aya sido Autor deste gran Aqueducto, y en que tiempo se aya hecho aquella espantosa mina, no se sabe. Algunos piensan que es obra de los Reyes Moros de Sevilla, sin mas fundamento, que pensarlo assi. A mi me parece obra de mayor orgullo, y atrevimiento, que de Bárbaros".

John Breval debió de tomar de Caro sólo las distancias o algún detalle menor, porque mantiene sobre este acueducto su propia impresión y criterio: “Entre las antigüedades Moras de esta magnífica ciudad, el acueducto de Carmona tiene con justicia la precedencia, tanto por su altura, longitud y solidez, como a causa de la gran utilidad que reporta a los Sevillanos, cuyas fuentes públicas y particulares son abastecidas en cantidad de una excelente agua por este medio. El agua se transporta desde una sierra a dos leguas de distancia llamada Alcalá de Guadaíra, a través de un canal subterráneo, hasta una milla de Sevilla desde donde se continúa por estas imponentes arcadas hasta el corazón de la ciudad, que recibe de la misma forma grandes aportes del mismo tipo a partir del Guadalquivir, así como de otro manantial cercano a la ciudad, llamado Fuente del Arzobispo”.

Y tenía razón, pues en la época moderna la mayor parte de la obra visible era, en efecto, almohade, obra del ingeniero andalusí al-Hach Yaix o al-Hayy Ya'is, quien tendió el primitivo puente de Triana en Sevilla, que encontró y reconstruyó la línea de los vestigios de la precedente aqua romana hasta inaugurarse, en 1172, el nuevo acueducto[5]. En la actualidad, la Asociación Espeleológica Geos ha reencontrado en Alcalá de Guadaira, y está explorando para su estudio, el interesante sistema romano de captación múltiple mediante galerías subterráneas a distintas alturas.

El acta de la Real Academia de la Historia publicada en el Boletín de la Real Academia de la Historia 58, 518, se pronuncia, con más acierto, en el sentido de que debe tratarse de una restauración árabe sobre el acueducto romano anterior

Los autores que opinan que son de fábrica romana los datan en la época en que fueron levantadas las murallas de Sevilla, aproximadamente entre los años 68 y 65 adC.

Sea como fuere, los Caños fueron grandemente reconstruidos, debido a su estado ruinoso, en tiempos del califa almohade Abu Yacub Yusuf, entre los años 1171-1172, realizándose importantes obras de reparación en el acueducto y en el desvío o sangría que, desde donde actualmente está la Cruz del Campo, llevaba “un gran golpe del agua que traía” (Peraza), para regar la zona de huertas y jardines existentes en la Huerta del Rey, el convento dominico de Portacoeli y las nueve huertas llamadas las “Nueve Suertes” (Peraza).

Otros autores piensan que esta reconstrucción se hizo con anterioridad pues sí se sabe que Al-Mutamid, el último de los abadíes que gobernó Isbiliya (1068-1091), tuvo en la mencionada zona fincas experimentales donde sabios agrónomos estudiaban sistemas, probaban cultivos y hacían todo lo necesario a fin de mejorar las técnicas agrícolas que posteriormente se aplicaban en los feraces y extensos campos de su taifa.

A finales del siglo XII fueron reformados en sus arcadas y conducciones. Nuevamente, a finales del siglo XIV se realizaron reformas, añadiéndoseles nuevos arcos. La arquería contaba con un número de arcos que oscilaban desde los 390 que cita Münzer hasta los 410 que refiere Ponz. Esta diferencia numérica, más que un error, se debe a distintas reformas o adiciones como la que, citada por Julio González, se llevó a cabo en el último cuarto del siglo XIV y en la que se levantaron 103 arcos nuevos. Sus arcos, cuyos vanos son desiguales, ofrecen variedad en los medios puntos que los forman, viéndose unos con más peralte que otros, muchos notablemente rebajados, pero todos sencillos, sin la menor labor ni adorno.

Se sabe que las fuentes de agua que alimentaban el acueducto estaban en un lugar que actualmente se conoce como los Cercadillos de la Huerta de Santa Lucía, en los pagos de Gandul, como “a tres tiros de ballesta más adelante de la villa de Alcalá de Guadaira”, como escribe Peraza. Desde este lugar, los Caños, viniendo por conducción subterránea hasta hasta la Hacienda de la Red, estaban formados por largos túneles y bóvedas excavados en la propia roca o construidos de fábrica, y en el lugar llamado Molino de Guevara afloraba a la superficie salvando los desniveles mediante arcos hasta llegar la canalización a la altura de Torreblanca, motivo por el cual el lugar pronto fue conocido como Torreblanca de los Caños, topónimo que conserva, desde donde, pasado el arroyo de Ranilla, se elevaba ininterrumpidamente sobre los arcos del acueducto hasta la Puerta de Carmona.

Así los describe Rodrigo Caro: "Nacen, pues, en la villa de Alcalá las fuentes deste aqueducto en la montaña sobre que aquella villa está fundada, minada por varias partes. No se contentaron los que emprendieron esta gran hazaña, con el agua que expontáneamente las fuentes brotan, sino que con trabajo hercúleo taladraron aquel gran cerro lleno de peñascos y hizieron de sus escondidas venas, y mineros, un rio artificial debaxo de la tierra, tan abundante, y impetuoso, que muelen con el seys molinos de pan, y caminando por varios rodeos, unas veces por debaxo de tierra, y otras por cima, llega a una milla poco más, o menos de Sevilla, a la parte oriental, donde lo comiençan a recebir arcos de ladrillo, y canteria, hasta entrar en la ciudad por cima de las murallas como que triunfa de tantas dificultades..."

De los casi 17,5 km. de longitud que tenía la canalización desde los veneros alcalareños hasta el depósito distribuidor que había al otro lado de la muralla junto a la Puerta de Carmona, la mayor parte discurría soterrado o a cielo abierto sirviendo su corriente, de sinuoso curso, para mover varios molinos harineros, cuyo número varía según los autores.

Sus aguas eran las de más caudal y calidad de la ciudad, con gran diferencia de las aportada por el río o por la Fuente del Arzobispo. Suministraba un caudal de unos 5000 m³ de agua potable al día. De ella se abastecía el Alcázar, la Casa Grande de San Francisco, diversas fuentes de las plazas públicas y algunas casas-palacios.

Tres son los restos que aún pueden verse de esta obra milenaria, quizá la de mayor antigüedad por su origen que ha llegado hasta nosotros y que en opinión de don Antonio Ponz, era "La antigualla verdaderamente provechosa, y dignísima de conservarse de quantas tiene Sevilla"[6].

El más distante al centro de la ciudad está delante de los bloques de pisos de la calle Cigüeña en la Barriada de los Pajaritos, llamada así porque todas sus calles están rotuladas con nombres de aves y que fue construida en 1960 detrás de la Venta de Ranilla y de la antigua Cárcel Provincial, hoy vacía y en expectativa de destino.





El segundo tramo se encuentra casi al comienzo de la calle de Luis Montoto, antes llamada Oriente y en los años posteriores a la conquista de la ciudad (1248), nombrada Calzada de los Caños de Carmona, pues siguiendo el mismo trazado, desde la Puerta de Carmona y por un trecho de casi media legua, corría la antigua calzada romana que unía esta ciudad con Córdoba para seguir luego atravesando España y la arcada del referido acueducto, por el que llegaba a Sevilla el más importante suministro de agua potable de la mejor calidad. Este trozo es el que estaba en peores condiciones por lo que tuvo que ser zunchado y profusamente apuntalado para evitar su desplome en su reciente restauración con motivo de las obras urbanísticas realizadas en la ciudad para la Exposición del 92.





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El tercero y último estuvo durante años cubierto bajo el puente que, levantado a comienzos del XX, permitía el paso de los trenes procedentes de Madrid y con destino Cádiz, sin interrumpir el tráfico humano y rodado por la citada calle de Luis Montoto, desde siempre la vía de acceso a Sevilla de mayor afluencia. Las sucesivas ampliaciones de la ciudad por este su costado oriental y los nuevos trazados ferroviarios conllevaron la demolición del puente, permitiendo que tales restos quedasen de nuevo al descubierto. Restos que formaban parte de la llamada Alcantarilla de las Madejas, donde adosado al mismo acueducto, desde no se sabe cuándo, había un puentecito que permitía salvar el cauce del arroyo Tagarete que entonces discurría por ahí. Este tramo de la arcada contenía una escultura de una Virgen, conocida como “la de las Madejas”, ubicada en una hornacina y protegida por una espesa tela metálica, fue robada sacrílegamente al poco tiempo de ser descubierta, de lo que da fe don Julio Domínguez Arjona. Para perpetuar el recuerdo de esta Imagen, la Hermandad de San Roque donó un azulejo representándola.









Para concluir diremos que estuvo en uso hasta el siglo XIX y que definitivamente en 1912 fue demolido, salvo los restos a los que nos acabamos de referir.

ÚLTIMAS INTERVENCIONES:

(Información tomada de www.artesacro.org del día 12 de marzo de 2009)

ACTUACIÓN REALIZADA EN EL TRAMO DE ACUEDUCTO “CAÑOS DE CARMONA”

EMASESA, como propietaria de los Caños de Carmona y de sus servidumbres, ha  actuado como entidad promotora de la presente actuación arquitectónica y urbanística, consistente en la puesta en valor de una construcción de indudable interés, elemento primario en el proceso de formación y evolución urbana de la ciudad de Sevilla.

El proceso de Restauración y Estabilización del tramo de los Caños de Carmona se ha planteado tanto a nivel de la recuperación constructiva y estructural del fragmento de acueducto, como de su integración paisajística y urbana.

Con anterioridad a la intervención, el acueducto, debido a su apreciable inestabilidad, se encontraba apeado a dos niveles mediante una estructura  triangulada de perfiles de acero de características marcadamente provisionales, que invadía parte del espacio público circundante. Además, el conjunto del monumento carecía de un ámbito propio que le permitiera una adecuada inserción en la ciudad.

El ámbito sobre el que se ha intervenido es la totalidad del fragmento de acerado sur de la Avda. Luis Montoto, comprendido entre las intersecciones de ésta con c/Jiménez Aranda y Avda. José Mª Moreno Galván. Con anterioridad este ámbito estaba algo desordenado en cuanto a la disposición del estacionamiento, área de carga y descarga y ámbitos para la circulación peatonal, esta situación quedaba algo agravada por la existencia de locales comerciales en la planta baja de los edificios. Este hecho incidía muy negativamente en el monumento, restándole el protagonismo que merece, y privándolo del ámbito que necesitaba. La reordenación realizada ha sido muy beneficiosa tanto para el movimiento peatonal en sí, como para las actividades que se desarrollan en su entorno.

La intervención ha contemplado la definición precisa de los distintos ámbitos funcionales y espaciales necesarios para la adecuada integración del monumento: acerado para el tránsito peatonal de paso y acceso a la edificación, áreas de carga y descarga para servicio del comercio existente en el sector, área de estancia provistas de bancos y arbolado y, por último y como más relevante, el área próxima al monumento, en donde se ha dispuesto el gran pórtico de acero corten necesario para su estabilización, y se han puesto en valor los restos arqueológicos descubiertos. A fin de resolver estas cuestiones se proponen las siguientes actuaciones:

 

a)      A nivel de la integración urbana del monumento:

Se ha ampliado el ámbito del entorno inmediato del monumento, algo deprimido respecto al acerado, descubriéndose, los restos de acueducto enterrados. Esto permite alargar y manifestar el carácter lineal del mismo, en contraposición al carácter acotado y aislado que poseía anteriormente el fragmento de arcada.

A fin de descontaminar visualmente el monumento restaurado se ha eliminado estacionamiento entorno al mismo. También se ha eliminado el estacionamiento en cordón existente en el borde de la Avda. Luis Montoto, junto al acueducto, permitiendo ello ampliar la acera.

Dado el mal estado que presentaba el pavimento del acerado anterior y debido a las necesarias transformaciones a realizar, se ha llevado a cabo una reurbanización consistente en pavimentación, arbolado y mobiliario de dicho acerado.

El pavimento de la zona deprimida que acompaña a las arcadas y restos arqueológicos se ha realizado con losas de granito. La bajada a la zona deprimida consiste en una rampa y escalinatas, ambas de granito.

El alumbrado monumental se dispone empotrado en la solería a una distancia idéntica al módulo de la arcada por lo que potencia la estructura arquitectónica del monumento y resta presencia al pórtico de sustentación.

b)      La estabilización del monumento:

El elemento realizado para la estabilización, independientemente de su función estructural de soporte, hay que entenderlo desde la componente paisajística. Se ha creado un elemento estabilizador materializado en un gran pórtico de acero corten que mediante su trazado rectilíneo y materialidad metálica, antitética a las viejas fábricas de ladrillo del monumento, ha sido capaz de ponerla en valor y enfatizar sus características formales y arquitectónicas.

Este pórtico dispone sus dos únicos apoyos a cierta distancia del tramo de acueducto, y el dintel se inserta en la canal superior del mismo. Con ello, la antigua estructura del monumento, con las deformaciones que posee, queda sustentada, pero visualmente independizada de su prótesis.

c)      La consolidación de la arcada.

Para la consolidación interna del monumento se ha adoptado una estabilización estática mediante “cosido”. Este sistema es aplicable a ele­mentos de variada natura­leza, que por diferentes patologías hayan sufrido esfuerzos y des­per­fectos que hayan conducido a un agrietamiento o fisuración. Ha consistido fundamentalmente en la creación, dentro de la fábrica a tratar, de una malla espacial de perforaciones de pequeño diámetro, armadas e inyectadas que transforman el elemento dañado en una fábrica continua, haciéndolo capaz de soportar y transmitir esfuerzos de diversa índole y restituyendo su papel dentro de la estructura en que se encuentran ubicadas.

d)     Restauración de las arcadas.

Como fase final al proceso de restauración, se ha realizado la limpieza de alzados y eliminación de material degradado en juntas de fábricas de ladrillo, saneo y posterior reposición con morteros de cal. Los restos arqueológicos descubiertos bajo rasante se han tratado de forma similar.

 


 

Fuentes:

AMADOR DE LOS RÍOS, R.: “El acueducto sevillano de los caños de Carmona”, IEA Ilustración Española y Americana (Madrid)., Madrid, 1911 343-346.

JIMÉNEZ MARTÍN, Alfonso, «Los Caños de Carmona. Documentos olvidados», en Historia, Instituciones, Documentos, nº 2, pág. 9. Universidad de Sevilla. Sevilla, 1975.

MONTES, Isabel.: "El trabajo de los mudéjares en el abastecimiento de agua a la Sevilla bajomedieval: los moros cañeros y el acueducto de los Caños de Carmona". VI Simposio Internacional de Mudejarismo, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, págs. 231-255.

PERAZA, Luis de: Historia de Sevilla. Transcripción, estudio y notas por Francisco Morales Padrón. Asociación Amigos del Libro Antiguo, Sevilla, 1996, páginas 61-64)

PONZ, Antonio: Viaje de España. Madrid, 1786, tomo IX. Edición facsimilar de Ediciones Atlas. Madrid, 1972.

[1] PERAZA, Luis de: Historia de Sevilla. Transcripción, estudio y notas por Francisco Morales Padrón. Asociación Amigos del Libro Antiguo, Sevilla, 1996, páginas 61-64)

[2] PONZ, Antonio: Viaje de España. Madrid, 1786, tomo IX, página 207, párrafo 89. Edición facsimilar de Ediciones Atlas. Madrid, 1972

[3] BLANCO FREIJEIRO, Antonio: La ciudad antigua. Historia de Sevilla, Universidad de Sevilla, 3ª ed. Sevilla, 1989

 ORDÓÑEZ AGULLA, Salvador: Las edades de Sevilla, -“La Sevilla romana”-. Ayuntamiento de Sevilla, 2002

[4] Recogida por M. Antuna en: Sevilla y sus monumentos árabes, El Escorial, 1930; P. Espinosa de los Monteros, Antigüedades y grandezas de Sevilla, msc. de 1627, fol. 128-129.

[5] cf. el relato del historiador Ibn Sahib al-Sala recogido, entre otros, por Bosch Vilá, 1984, p. 228-232.

[6] PONZ, Antonio: Viaje de España. Madrid, 1786, tomo IX, página 207, párrafo 89. Edición facsimilar de Ediciones Atlas. Madrid, 1972.


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Additional Hints (Decrypt)

nhadhr cbqenf znagrare yvzcvn yn pvhqnq, ab cbqenf ncnepne / ohg lbh pna xrrc gur pvgl pyrna, lbh pna abg cnex

Decryption Key

A|B|C|D|E|F|G|H|I|J|K|L|M
-------------------------
N|O|P|Q|R|S|T|U|V|W|X|Y|Z

(letter above equals below, and vice versa)