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Parque Forestal Mazalmadrit II Traditional Cache

This cache has been archived.

Salmoon: Hola,

Observo que no has realizado ninguna tarea de mantenimiento sobre tu caché ni demostrado ninguna intención por solucionar el problema para reactivarlo desde que te puse la nota de aviso, y ya ha pasado el plazo dispuesto. Al no demostrar interés en mantener y reactivar este caché, no puede seguir estando publicado en geocaching.com, ya que esto impediría que no se puedan aprobar futuros cachés de otros miembros que se coloquen en las cercanías de éste. Como sabes, según las normas de geocaching.com, no se pueden esconder cachés a menos de 161 metros de otros cachés publicados en la web. Por esta razón, procedo al archivo definitivo del caché. Recuerda que no podremos sacarlo del archivo en ningún caso.

De todas formas, quiero agradecerte de nuevo tu contribución al geocaching.

Gracias por tu comprensión.

Un saludo,

Salmoon
Volunteer Cache Reviewer [ESP]
Geocaching.com

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Hidden : 5/5/2011
Difficulty:
1 out of 5
Terrain:
1.5 out of 5

Size: Size:   micro (micro)

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Geocache Description:

Un segundo pequeño caché en este parque que nos muestra una selección de las especies forestales presentes en la Península. El otro caché es Parque Forestal Mazalmadrit.


Situación

El parque está situado en Rivas Vaciamadrid al pie del cerro del Telégrafo (donde podéis encontrar otro caché). Se llega hasta él muy fácilmente desde diferentes zonas de Rivas urbanizaciones en las que además es fácil aparcar si se acude en coche. En el mapa adjunto (para ver una versión mayor pulsa aquí) he señalado las dos zonas de aparcamiento e inicio más próximas y cómodas, de las que os recomiendo la situada en la esquina superior izquierda del mapa (en N40º 21.696' W003º 31.667') junto a un pequeño jardín recuadrado en amarillo. Desde allí se toma el sendero que parte hacia el oeste y luego se gira hacia el norte en la primera bifurcación para llegar enseguida a destino.


El Parque

Comprende seis parcelas separadas por caminos (en los que hay algunos bancos) en torno a una glorieta central en la que veremos un gran olivo. Esas seis parcelas reproducen la vegetación más característica de otras tantas formaciones comunes en el territorio peninsular. No obstante, es demasiado evidente la mano del jardinero, tanto en la elección y distribución de algunas especies, fuera del área que les correspondería, o tal vez plantadas por criterios estéticos, como por la poda inmisericorde a que se ha sometido a otras. Además, hay que tener en cuenta que no se pueden reproducir ni las condiciones de suelo (que aquí es bastante peculiar) ni las climáticas propias de cada uno de esos ecosistemas. A pesar de todo, el parque merece un recorrido atento en el que podremos disfrutar de la belleza de muchas especies propias de nuestros campos a la vez que, si nos fijamos bien, apreciaremos qué adaptaciones características han desarrollado como respuesta a las condiciones del ecosistema que les es propio, lo que confiere a este parque un importante carácter didáctico.

Los ecosistemas

La península posee una gran diversidad de ecosistemas y una extraordinaria biodiversidad gracias a su situación geográfica, su orografía accidentada, la disposición este-oeste de las cadenas montañosas, la variedad de rocas y otros factores. A ello se superponen las condiciones climáticas que condicionan de forma muy importante el tipo de vegetación que se puede desarrollar y la distribución de especies. La Península se reparte entre dos grandes regiones corológicas o biogeográficas: la eurosiberiana, que tan sólo ocupa la cornisa cantábrica y los Pirineos, y la mediterránea, abarcando el resto del territorio peninsular. En la primera encontraremos el llamado bosque atlántico, mientras que en la segunda se desarrolla el característico monte mediterráneo.


En el parque forestal se han reproducido seis formaciones vegetales, algunas de las cuales se desarrollan en relación con condiciones más locales y pueden aparecer en ambas zonas biogeográficas.

Como se indicó arriba, las limitaciones que impone el clima local, las características del suelo y la elección de especies hacen que no debamos esperar una reproducción totalmente fiel y completa de los ecosistemas que se han querido representar.

Su distribución se muestra en el plano siguiente:

1. Bosque Atlántico

Con clima húmedo sin período seco estival e inviernos fríos.
La vegetación predominante está formada por hayedos y robledales. Son árboles de hojas anchas y planas (planifolios, frondosas,...) ya que no tienen que limitar la pérdida de agua. Las hojas se disponen en planos horizontales para captar mejor la luz. También hay abedules, castaños, arces, tilos y otros. Son árboles de hoja caduca o caducifolios, que las pierden en otoño.

El interior del bosque es fresco y hay poca luz por la disposición de las hojas, por lo que hay plantas que florecen antes que los árboles formen las hojas nuevas. El sotobosque es así muy pobre y sólo hay arbustos en los claros (serbales, acebos, endrinos, rosales...).

2. Bosque Mediterráneo

Ocupa la mayor parte de la península, donde las lluvias se reparten sobre todo entre primavera y otoño, siendo el verano muy seco y caluroso.


A diferencia del anterior, aquí el agua es escasa y las plantas muestran hojas pequeñas y duras, llamadas esclerófilas, que poseen además ceras y pelos en el envés, donde están los estomas, para limitar la transpiración. Además, no pierden las hojas en otoño, ya que viven bajo condiciones muy duras, donde es difícil producir toda una masa de hojas cada año: son perennifolios.

Los árboles más característicos son encinas, alcornoques y, en lugares más húmedos, quejigos. Están acompañados por un variado estrato arbustivo y de herbáceas. Entre los arbustos destacan coscojas, lentiscos, enebros, madroños, jaras, romero, tomillo,... abundando entre ellos las plantas aromáticas. Las dehesas son bosques de encinas o alcornoques aclarados por intervención humana y favoreciendo así el crecimiento de herbáceas que sirven como pasto, además de las bellotas. Las dehesas permiten la conservación de la fauna autóctona.

Cuando no llega a formarse el bosque de encinas porque el suelo es muy pobre, las condiciones muy áridas o ha sido degradado por acción humana aparecen formaciones arbustivas que, en orden de condiciones de menos a más adversas, se distinguen:

- Maquia: matorral denso y alto, con lentisco, mirto y madroño, con acebuche.

- Garriga: en peores condiciones se forma un matorral más bajo y pobre. Aparece la coscoja, jara,...

- Matorral de aromáticas: bajo condiciones muy difíciles, en suelos muy alterados, pobres, áridos, con pendiente, etc. sólo encontraremos un matorral disperso de pequeñas matas de romero, tomillo y lavanda, entre otras.

3. Páramo

Es una formación desarrollada sobre los relieves que le dan nombre: superficies elevadas y llanas con suelos pobres y sometidas a una meteorología adversa caracterizada por intensa insolación veraniega con déficit hídrico, además de intensas heladas invernales y exposición a los vientos. Ello condiciona el desarrollo de una vegetación arbustiva y herbácea de tipo esclerófilo, con hojas pequeñas, duras y pilosas, con espinas, cubiertas céreas. Encontraremos encinas, alcornoques, coscojas, tomillo, romero, retamas,...


 

4. Bosque de ribera

Situado a lo largo de los cursos fluviales, es una formación dependiente de la humedad aportada por el río. La presencia de agua en abundancia permite el desarrollo de hojas anchas que no limitan la evaporación. La distribución de especies se ajusta a la proximidad al cauce. Así, primero encontraremos sauces en la misma orilla, seguidos por los álamos o chopos y, más allá, aparecerán los olmos.


Los bosques de ribera son ecosistemas especialmente valiosos que, sin embargo, se han visto muy negativamente afectados por las actividades humanas que se han desarrollado en las vegas fluviales, como construcción de vías de comunicación, obras hidráulicas, explotaciones agrícolas, trasvases, canalización de los cauces, explotación de graveras, etc.

5. Bosque de montaña

A lo largo de las laderas montañosas se suceden una serie de bandas de vegetación en función del incremento en la adversidad de las condiciones ambientales que ocurre con la altura. Así, se distinguen una serie de pisos bioclimáticos en que los superiores (oromediterráneo y crioromediterráneo) muestran una vegetación adaptada a las duras condiciones que impone la altitud: hojas pequeñas, coriáceas, con cubiertas céreas impermeables y perennes.


Los árboles que encontraremos serán pinos y abetos como los más conocidos, acompañados del típico piornal.


La formación arbórea es sustituída en el crioromediterráneo por el pastizal alpino de Festuca.

6. Pinar mesetario

Este sector representa las extensas áreas peninsulares ocupadas por pinos, tanto de forma natural como por las repoblaciones realizadas desde antiguo. Además, encontraremos algunos cipreses e incluso cedros.


En la península encontramos varias especies de pinos (aparte de las características de zonas montañosas, como el pino albar y el pino negro de montaña), como el piñonero, el resinero o el rústico pino carrasco, que podremos encontrar en casi cualquier tipo de terreno y suelo, aunque muestren claras preferencias en ese sentido.



NOTA:Todas las fotografías anteriores han sido tomadas el día 6 de mayo de 2011 en el Parque Forestal Mazalmadrit.


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