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Y se hizo la luz... Traditional Cache

Hidden : 9/13/2012
Difficulty:
1 out of 5
Terrain:
3 out of 5

Size: Size:   large (large)

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Geocache Description:


Hace unos meses el amigo Jack Colton me regaló un contenedor muy especial, por su originalidad y su tamaño y tan sólo podía mostrar mi agradecimiento escondiéndolo en lugar digno de tener un caché cómo este. Ya me lo diréis vosotros pero creo que por su historia y por su belleza he elegido el lugar correcto. Muchas gracias amigo Colton y espero que os guste.

La ruta en cuestión nos lleva hasta la Central Hidroeléctrica del Molinar, un antiguo edificio de 1910, cargado de historia y majestuosidad. Este edificio injustamente olvidado nos sorprende enclavado en los cañones del Júcar, luchando frente a la adversidad por mantenerse en pie.

Dejamos el coche y comenzamos nuestra ruta en un ensanchamiento que hace el camino con el cruce que lleva hasta el antiguo poblado del Molinar (N 39º 12.331 W 001º 14.330). Nosotros llegamos hasta aquí desde Casas de Juan Gil por una pista forestal que está en muy buen estado, auque el camino más habitual es desde Villa de Ves, pasando el túnel de la presa, si queréis nada más pasar la presa podéis también dejar el coche.(N 39º 12.440 W 001º 14.470)

Comenzamos a caminar, ante nosotros se vislumbran las antiguas casas del poblado del Molinar, dónde algún día debieron vivir los trabajadores de la central, hasta no hace mucho era un albergue juvenil, actualmente el vandalismo lo ha dejado en un estado lamentable, una pena. Incluso podéis ver lo que algún día debió ser la iglesia del pueblo.

Tras trastear un poco por las casas y asombrados por el estado de abandono del poblado continuamos nuestra ruta. Cogemos un pequeño sendero paralelo al río y nos adentramos en el cañón del Júcar. El camino resulta muy gratificante abriéndose paso entre vegetación de todo tipo y con el sonido del agua fluyendo junto a nosotros. Nos permitimos el lujo de hacer un alto en el camino y comernos unos higos, que unas higueras nos ofrecen.

A mitad de ruta aproximadamente nos encontramos con un puente colgante y lo que en su día debió ser un polvorín donde esconder los barrenos explosivos utilizados en la construcción de los túneles del camino.

El camino parece abrirse y podemos ver pequeñas pozas formadas por el remanso del río, ideales para bañarse en un día caluroso, eso si, bajar hasta ellas no parece tarea fácil.

Continuamos caminando y nos encontramos con el primero de los túneles, la oscuridad que vemos inicialmente nos hace pensar que puede ser largo aunque rápidamente al girar la pequeña curva que hace nos damos cuenta que no merece la pena ni sacar la linterna. En la roca si os fijáis se pueden ver claramente las marcas de los barrenos explosivos.

En medio del camino nos encontramos el cadáver de una cría de cabra montés que ha debido despeñarse, diría que lleva varias semanas muerta y el olor nos invita a no acercarnos demasiado y a tener precaución en nuestra ruta.

La senda se estrecha en algunos tramos e incluso hubo un par de pasos algo complicados ya que por la erosión se había caído parte del camino y había que pasar con cuidado.

Un poco más delante la senda parece que baja hasta el río y de repente  las zarzas no nos dejan seguir, retrocedemos unos metros y nos damos cuenta que el camino sube hacia arriba por la roca en lugar de bajar al río. En seguida encontramos el segundo túnel y una vez lo cruzamos nos encontramos con un enorme plátano falso y la central hidroeléctrica imponente ante nosotros, un letrero casi borrado en su fachada nos avisa de ello "HIDROELÉCTRICA ESPAÑOLA 1910"

Caminamos hacia la izquierda y encontramos la que parece ser una de las puertas de acceso y nos adentramos en una sala con grandes columnas y dos escaleras, la de la izquierda completamente derrumbada, la de la derecha parece que da acceso a los tres pisos de la central y hasta la azotea, yo no me atreví a subir, pero cada uno bajo su responsabilidad.

Continuamos hacia dentro, el suelo de tierra y las marcas de las paredes nos hacen pensar que en alguna ocasión alguna riada ha debido inundar la central. Al final encontramos lo que debió ser la sala de máquinas, vemos cuatro enormes agujeros donde debían estar las turbinas que movía el agua que caía encañonada desde la ladera de la montaña. Miramos hacia arriba y vemos el techo de madera completamente destrozado aunque la estructura fundamental todavía se mantiene en pie.

Los ventanales estilo victoriano me recuerdan al palacio de los Gosalvez  de Villalgordo del Júcar y es que creo que los dos edificios tienen mucho en común.

Desde el plátano miramos hacia arriba y vemos una escarpada canal que sube hasta una terraza desde la que debían bajar los tubos de agua hasta las turbinas de la central y generaban la electricidad.

Una vez allí sólo quedaba esconder el caché y a pesar de la gran cantidad de recovecos que tiene el edificio no fue fácil esconder algo tan grande, aunque al final encontramos el lugar apropiado.

Tocaba volver, se hacía tarde, pero cientos de dudas inundaban nuestras cabezas y es que un lugar así no deja indiferente a nadie. Por un momento imaginamos el duro trabajo que debió ser construir en aquella época un edificio en un lugar así, la de gente que seguro sufrió o incluso dejó su vida porque esto estuviera aquí. En fin nos sentimos afortunados por haber podido disfrutar de lo que tal vez dentro de no muchos años sean tan sólo escombros. Ojalá alguien tuviera una iniciativa que diera vida de nuevo a un edificio así.

Decidimos volver por la misma senda que habíamos venido disfrutando de nuevo de un paisaje espectacular. Poco antes de donde habíamos dejado el coche vimos un túnel que se adentraba en la montaña y que según me han contado y he leído, tras una distancia de cuatro km bajo tierra te saca encima de la central, justo donde empezaban los tubos de agua que caían hasta la central. Al parecer la ruta se puede hacer circular, ir por el túnel con linternas, bajar por la canal hasta la central y volver por la senda que fuimos nosotros. En fin dejo esta aventura para otro día, si alguno os animáis no dejéis de contarme vuestra experiencia, cuatro km bajo tierra sin lugar a dudas imponen.

Los que queráis ir por la misma senda ida y vuelta como nosotros, tenéis unos 9 km y unas tres horas de camino, con paraditas y demás descansos para disfrutar del poblado y de la central, el camino es bastante fácil y me atrevería a decir que apto para todos los públicos salvo el par de zonas en que el camino está erosionado, aunque con cuidado se cruza sin problemas.

La ruta la podéis descargar en el siguiente enlace: Ruta hasta la central aunque debido a que en mucho tramos la ruta va encañonada la precisión del GPS no es muy buena y por tanto no es muy fiable.

EL CACHÉ

Cómo no podía ser de otra manera se encuentra dentro de la central, debido a la mala señal del GPS resulta imprescindible el uso de las fotos spoiler y la pista, como ya os he dicho es de gran tamaño, así que no debería costaros encontrarlo.

El caché esta lleno de regalos así que os pediría que hicierais un intercambio justo. Por favor dejar el caché correctamente tapado y oculto, pensar el esfuerzo que ha supuesto traer esto hasta aquí, sería una pena que se perdiera. Mucha suerte, espero que os guste y disfrutéis de esta bonita ruta.

Si os sobra tiempo y os animáis podéis visitar mi otro cache Embalse del Molinar que no está muy lejos.

Muchas gracias a Jack Colton por su regalo y a mi padre por acompañarme en esta aventura y ayudarme a esconder el caché.

UN POCO DE HISTORIA

Desde tiempo atrás, en efecto, la potencia hidráulica del Júcar venía siendo utilizada por los numerosos molinos y batanes que jalonaban sus orillas.  A mediados del XIX, Madoz, describe este mismo tramo del Júcar en Alcalá con similares términos: cinco presas para tomar el agua del Júcar, un batán y dos molinos harineros y otro más en los confines con Casas de Ves, el cual tiene una parada con cuatro ruedas y un buen puente de madera. 

Muchos de estos artefactos se transformaron en minicentrales hidroeléctricas para abastecer las zonas próximas, pero mediante redes locales de escaso impacto económico y territorial. No obstante, ello incitó a muchos promotores de zonas próximas a obtener la concesión de explotación de las márgenes de ambos ríos: Júcar y Cabriel, aunque carecieran del capital necesario para afrontar la transformación, por lo que muchos fracasaron y otros terminaron vendiendo sus concesiones a las grandes compañías.

Este fue el caso que nos ocupa. El tramo del río, entre Villa de Ves y Cofrentes, presenta un importante desnivel de más de 400 m. en poco menos de 60 km. y, a la vez, un caudal bastante regular gracias a los aportes del acuífero manchego, que se vierte en numerosos manantiales. En este tramo existía desde finales de la Edad Media “una casa de molino que tiene dos ruedas, del concejo” (Cebrián y Cano, 1992: 312) y que se había mantenido productiva hasta mediado del XIX, pues es citada por  Madoz, con similares términos. La permanencia del ingenio harinero fue el origen del topónimo con que se conocía a este paraje del río: El Molinar y servirá también para denominar a la nueva presa hidroeléctrica que se iba a construir en el lugar, iniciando esta interesante historia de la intervención del hombre sobre la naturaleza.

La explotación de este sector del río lo tenía concedido desde hacía tiempo un acaudalado empresario papelero de Villalgordo del Júcar:  Enrique Gosálvez Fuentes, que en 1898 había instalado una pequeña central hidráulica para abastecer a su papelera y cuya relación con Hidroeléctrica Española le llevaría, más tarde, a ser accionista. Este empresario vendió su concesión en el Júcar a Juan Urrutia y a Hidroeléctrica Ibérica en 1901.

Como ocurrirá a lo largo de la centuria, en estos y otros procesos de construcción de embalses, el comienzo de la obra supuso la llegada de miles de trabajadores, técnicos, ingenieros, directivos, etc. para los que, en Villa de Ves se construyeron tres poblados. Además, para las labores de peonaje se contrató a muchos campesinos de la tierra, cuyas condiciones de trabajo eran muy duras. Así lo relataba el nieto de uno de estos trabajadores: “Mi abuelo me decía que lo había pasado muy mal en ocasiones; que esos trabajos habían sido muy duros; todo a base de pico y pala, a golpe de maza. Una sardina y pequeño pedazo de pan era el único alimento diario y eso cuando comían porque a veces ni siguiera eso, trabajaban sin parar. Se construyeron unos pabellones de caña, cubiertos por un tejadillo para guarecer a la gente que allí malvivía. Eran como una especie de chozas, sin agua ni higiene de ninguna clase. Había también un economato pero a algunos su sueldo no les permitía acercarse a este” (Ureta, 2005). Los directivos e ingenieros se alojaron en casas de los pueblos  de la comarca. Como caso anecdótico al respecto, se cuenta que los consejeros y altos cargos de Hidroeléctrica, cuando tenían que visitar la obra, lo que parece ocurría con relativa frecuencia, llegaban en tren a Almansa y desde allí debían trasladarse en diligencia.

Los trabajos previos y el transporte de materiales supusieron las mayores dificultades. Fue preciso abrir carreteras, sendas y caminos, desmontar laderas y disminuir desniveles para poder llegar al fondo de del río. Por el contrario, la construcción de la presa, puramente tal, no planteaba especiales problemas técnicos, en principio, pues se aprovechó la del antiguo molino, solo que fortalecida y recrecida. Peor fueron las obras de perforación de la roca para la construcción de un canal de 4 km. de los que 3 eran subterráneos, abiertos a golpe de barreno. Por eso, barreneros y capataces eran los obreros mejor pagados. Con este canal se conseguía, en esa corta distancia, casi 65 m. de desnivel. Además, hubo que construir un depósito de conducción forzada, con sus correspondientes tuberías  y compuertas que terminaban en la Casa de Máquinas, un edificio de planta rectangular y tres alturas, de 43 m2 . por planta y 11 m. de altura. Estas obras complementarias se acabaron en julio de 1909.

Dadas las mencionadas dificultades para el transporte de materiales pesados, este fue uno de los momentos más dificultoso de la empresa, ya que los mencionados grupos electrógenos tuvieron que ser llevados arrastrados por animales, tal como confesaban algunos de los protagonistas del evento: “bajar al lecho del río equipos y maquinaria una epopeya nunca contada. Hubo que recurrir a mulos y borricos para explorar ignotas sendas y abrir a pico y pala un camino en la margen derecha antes de iniciar, a golpe de barreno, la excavación de los túneles”. Para ello, y como en las obras públicas de antaño, hubo que recurrir a yuntas de bueyes, animal prácticamente desaparecido del campo español desde mediados del siglo XVIII, y ausente de la comarca desde mucho antes, lo que explica que muchos de los contratados fueran expertos en ganado. La infraestructura técnica de transporte era bastante primitiva y, según confiesan algunos familiares de protagonistas de aquella empresa, se reducía a unas carretillas sujetadas por un cabestrante que llevaban las piezas más ligeras.

EL SISTEMA HIDROELÉCTRICO DEL JÚCAR  Y LA ELECTRIFICACIÓN MADRILEÑA
Fernando Arroyo Ilera
Universidad Autónoma de Madrid

 

Additional Hints (Decrypt)

Ra yn fnyn prageny ra yn cnerq vmdhvreqn n enf qr fhryb / Va gur prageny ebbz ba gur yrsg jnyy ng tebhaq yriry,

Decryption Key

A|B|C|D|E|F|G|H|I|J|K|L|M
-------------------------
N|O|P|Q|R|S|T|U|V|W|X|Y|Z

(letter above equals below, and vice versa)