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La Diócesis de Cartagena y su Catedral.
Orígen
La tradición afirma que el Apóstol Santiago predicó en España, desembarcando a fines del siglo I en Cartagena, tradición que también se atribuyen en Tarragona y Almería. La presencia de comunidades cristianas en la provincia Carthaginense en Hispania se puede documentar desde principios del siglo IV. Así, consta en las actas del Concilio de Elvira, celebrado entre el año 300 y el 313, la presencia de un obispo de Eliocroca (la actual Lorca). Eran los tiempos de la persecución religiosa contra los cristianos llevada a cabo por el entonces emperador de Roma Diocleciano.
Desde este momento hasta la dominación bizantina, y pese a existir unas listas legendarias de obispos, tan solo conocemos el nombre de otros dos representantes del obispado. Estos son Héctor, que acudió al Concilio de Tarragona en el 516, y Celsino, que estuvo presente en el de Valencia del 549. Durante la dominación bizantina, iniciada en el 555, conocemos a Liciniano, un obispo de Cartagena que fue célebre por unos escritos, así como por las numerosas referencias que sobre él hace San Isidoro en sus obras. La diócesis ha dado varios santos a la iglesia católica. Entre los más conocidos destacan, los Cuatro Santos de Cartagena, cuatro hermanos llevados a los altares y con una destacable presencia en la iglesia de la época visigoda. San Isidoro, San Fulgencio, San Leandro y Santa Florentina.
Restitución
Poco es lo que se sabe de la iglesia de Cartagena tras la expulsión de los bizantinos de la ciudad hacia el año 621, así como durante la dominación árabe. Al emprender la campaña militar para la conquista del reino musulmán de Murcia en 1243, el príncipe Alfonso de Castilla (posteriormente Alfonso X el Sabio) solicita al Papa Inocencio IV la restitución de la Diócesis de Cartagena. En 1248 el Papa encarga un estudio sobre los antecedentes de la Diócesis, que concluye con la bula "Spiritus exultante" dictada en Roma el 31 de julio de 1250 y en la que comunica al rey Fernando III de Castilla la restauración de la Diócesis de Cartagena. El Papa nombró al franciscano Fray Pedro Gallego, confesor del príncipe Alfonso, como primer Obispo de Cartagena. Se procedió entonces a la restauración del templo ya existente en la zona, en estilo tardorrománico, del que quedan algunos elementos, como parte de muros y pilares.
Huída del Obispo a la Ciudad de Murcia
Para desgracia de la ciudad y del templo, en 1278 el obispo de la restaurada diócesis, Diego Martínez Magaz,solicita al papa Nicolás III trasladarse a la vecina ciudad de Murcia, alegando incursiones de piratas en la costa de Cartagena. Nicolás III envió al Obispo de Tortosa y al Abad del Monasterio del Cister en Benifazá para que informasen de las causas que le había expuesto el Obispo y el Cabildo de Cartagena para el traslado a Murcia, informes que nunca llegaron a realizarse. Muerto Alfonso X en 1284 y también los Papas Nicolas III, Martín IV y Honorio IV, Magaz vuelve a solicitar al Papa Nicolás IV el traslado de la sede y éste, por Bula dada el 13 de septiembre de 1289 ordena al prior de Portaceli, Pedro Belsa y al Abad de Benifazá que se efectúen de una vez dichos informes. La historia oficial cuenta que el Papa Nicolás IV autorizó el traslado en 1291 pero todas las bulas citadas para la restauración de la Diócesis de Cartagena llevan asignados un día, de un mes, de un año, un lugar de expedición y hasta el nombre asignado a la Bula. No obstante, la Bula que supuestamente autorizó el traslado no ha aparecido por ninguna parte: se ha buscado en bibliotecas públicas, privadas, archivos, Archivo secreto del Vaticano, en los archivos de Tortosa y Benifazá,…, siendo siempre el resultado el mismo: “no se encuentra tal bula". El suceso del controvertido traslado del Obispo a la Ciudad de Murcia, que se ha consolidado hasta nuestros días pese a los sucesivos requerimientos por parte del Ayuntamiento de Cartagena para que volviera a la Ciudad origen de la Diócesis, ha sido y es el punto central de la rivalidad entre las dos ciudades.
Los bombardeos en la Guerra Civil
Tras la decadencia paulatina que sufrió el tempo tras el traslado del obispo a Murcia, a finales del siglo XIX se restauró y reconstruyó el edificio con criterios historicistas, por el arquitecto Víctor Beltrí y se le dio un aspecto neorrománico, que es lo que principalmente queda actualmente. El aspecto de ruina que presenta en la actualidad la antigua catedral de Cartagena se debe a las destrucciones provocadas por los intensos bombardeos que sufrió la ciudad durante la Guerra Civil, al ser sede de la flota republicana y la última ciudad de España, junto con Alicante, en rendirse a las tropas del General Franco. La proximidad de la iglesia al puerto, objetivo prioritario de tales bombardeos, hizo que ésta resultase muy dañada, situación que se fue agravando en el transcurso de los años.
Bibliografía:
Milagros Viqueira Lamadrid: "Santa María La Mayor", Editada por la Plataforma Ciudadana Virgen de la Caridad. I.S.B.N.: 84-607-9321-4.
Teatro Romano de Cartagena
http://www.teatroromanocartagena.org/publicas/el_teatro_romano/historia_de_un_hallazgo/_PH4bsPUExzDpr_RXGcMNnw